Jorgelina está desesperada. La mujer es taxista y reclama custodia luego de que anteanoche le balearan la casa, ubicada en un pasaje de la zona de Garay al 4300. Todo comenzó hace un mes y medio cuando una chica golpeó la puerta. Ella atendió, la mujer la llamó por su nombre y le dijo, sin mirarla: "Ahora te va a hablar mi marido, que está preso". La dueña de casa le respondió que no conoce a ningún detenido y le cerró la puerta. A los 40 minutos golpeó un muchacho y ella lo atendió por la ventana. El lunes volvieron a golpearle la puerta y ella abrió, pero dejó cerrada la reja. "Uno estaba parado y otro apoyado en el auto de mi vecina, y me dijo 'Georgina', a lo que respondí que no; y me contestaron '¿cómo que no? A nosotros nos mandó el Mono, que le tenés que devolver la casa'; y les contesté que no conozco a ningún Mono, que vivo acá hace diez años y que no tengo que devolverle nada a nadie; y se fueron diciendo que ya iba a tener noticias". Anteayer, a la misma hora (entre las 19 y 20) dispararon 13 veces al frente de la vivienda.
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