El motivo que me lleva a escribir esta nota es dar "gritos de auxilio" una vez más. No es la primera vez que debo recurrir a los medios para dar a conocer mi caso y pedir ayuda. Soy Delia Romina Carrizo, tengo 36 años y tres hijos. Tengo más de diez denuncias radicadas en distintas comisarías, unidades judiciales y en fiscalía por ser víctima de violencia de género desde hace 20 años.

Tenía una casa, un trabajo y mis hijos con muy buen comportamiento y excelentes notas en la escuela. El día 12/1/2019 pude salir de la casa y denunciar por primera vez y desde entonces andamos de un lugar a otro. En dos oportunidades estuvimos alojados con mis dos hijos menores en el Hogar Warmi, mientras que a mi hijo de 17 años tuve que dejarlo solo ya que él no podía estar conmigo en ese lugar. Desde ese momento estamos pasando miles de situaciones muy difíciles de afrontar y hasta la fecha no podemos estabilizarnos.

Mis hijos y yo no podemos comenzar un tratamiento psicológico y continuar nuestras vidas por los incumplimientos de él a todo tipo de restricciones que se le ordenaron.

En octubre del 2019 debí resignarme y dejar mi casa, mi hijo, mi pueblo, mi familia y pedir que me pasen de mi trabajo para radicarnos en otro lugar. Estuvimos escondidos, sin redes sociales ni nada que pudiera ayudarlo a encontrarnos. Pero fue tanta su obsesión que a principios del 2020 nos encontró y continuó con las amenazas. Debimos volver al Hogar Warmi por nuestra seguridad y así varias veces.

Cada vez son más las amenazas y aumenta el temor (nos vigila y nos manda las fotos que nos saca). Hoy es insostenible esta situación para mí y mis hijos, ya que ni siquiera pudimos sacar nada de nuestra casa y a pesar de tener un sueldo no me alcanza para solventar dos alquileres, luz, agua y comida. Me urge comenzar tratamiento psicológico y no podemos porque mientras él nos persiga, nos amenace no somos libres de viajar a las citas con los especialistas.

A mi hijo mayor hace meses que no puedo verlo. Además, mi hijo menor, que tiene una enfermedad al corazón tampoco puede continuar con las consultas. Solo vivimos aterrados escondidos, y así no nos podemos recuperar.

Mi mayor decepción es que a esta altura del año, pese a que en las redes sociales, televisión y todos los medios vemos que se crean áreas y lugares para tratar este tema tan grave como lo es la violencia, lamentablemente no ayuda ya que las soluciones no llegan. Desde febrero se ordenó una pulsera dual para mi caso y aún espero.

Todo Catamarca conoce mi caso; estuve en hogar Warmi, radiqué denuncias en la Unidad de Violencia de Género en Fiscalía misma. Fui a dar a conocer mi caso en los medios y acá estoy en la misma situación de cuando hice la primera denuncia pero con más miedo que antes. 

Lo que más me duele es que no puedo ayudar a mis hijos a curarse de todo lo que vivieron y tampoco alentar a las demás mujeres que sufren violencia; me da vergüenza decirles "salgan, no aguanten, denuncien". Me duele no poder hacerlo porque no todas estamos en condiciones de aguantar todo lo que estoy aguantando yo. Hay momentos en los que no puedo, como hoy, pero siempre hay alguien que me escucha, siempre hay alguien a quien llamar y así la única forma de seguir en esta lucha.

Quiero que mis hijos se curen, quiero yo poder curarme y que se corte esta cadena de sufrimientos. Que los lugares que se crean como el hogar Warmi como la unidad de violencia de género y todos esos lugares realmente sean de ayuda. Que la justicia actúe como corresponde. No quiero perjudicar a nadie, solo pido ser libre!!!

Pido poder sacar a mis hijos adelante y ser felices, señores fiscales, jueces pónganse una mano en el corazón, piensen en sus hijos y también en los míos y comparen. ¿Les gustaría ver a sus hijos encerrados con temor lejos de todos sus afectos?

Recuerdo sus charlas, cuando debo viajar o salir de casa y me duele...

M.Q- Juli, ¿vos qué harías si el papi la encuentra a la mami y la mata? Yo leí que si muere tu mamá te debes quedar con tu abuela materna, pero la abuela Dora ya murió. Entonces yo elijo quedarme con don José Luis y vos con doña “Nené” (es la gente de la pensión donde alquilamos).

Señores, sus políticas no sirven, no llegan, no ayudan. Él está más cuidado y protegido que yo y además cobra el salario de mis hijos, porque ni la Anses pudo hacer bien el trámite.

Romina Carrizo

DNI 31379336