Colectiv                            8 Puntos

Rumania/Alemania/Luxemburgo, 2019

Dirección: Alexander Nanau.

Guion: Alexander Nanau y Antoaneta Opris.

Duración: 109 minutos.

Estreno en HBO Max.

La canción está a punto de terminar. Una chispa sobre el escenario, provocada por los efectos de pirotecnia que forman parte del show, inician el fuego. El líder de la banda se acerca al micrófono y pide ayuda, pero ya es demasiado tarde: en cuestión de segundos la espuma de poliuretano que recubre el techo transforma el boliche en un infierno. Mientras la lluvia de llamas comienza a caer, los gritos, corridas y empujones se apoderan del lugar. La secuencia de imágenes y sonidos registrados con teléfonos celulares la noche del 30 de octubre de 2015 en el club Colectiv de Bucarest estremece. Para el espectador local, además, el recuerdo de Cromañón se filtra en los pensamientos y en el cuerpo. Así comienza el cuarto largometraje del documentalista rumano (instalado en Alemania) Alexander Nanau, ejemplar brillante del subgénero investigativo, aunque en este caso lo sea sólo de manera indirecta, por vía del más estricto método observacional.

Veintiséis personas fallecieron la noche de la tragedia en Colectiv; 150 fueron trasladadas con heridas y quemaduras de diversa gravedad a distintos hospitales de la ciudad. Nanau, sin embargo, deja de lado las responsabilidades concretas del evitable desastre para concentrarse en un hecho incluso más terrible: con el correr de las semanas, mientras el primer ministro renunciaba como consecuencia del escándalo, decenas de sobrevivientes comenzaron a morir por infecciones intrahospitalarias, incluidos aquellos cuyo pronóstico inicial era de escaso riesgo. De todas las materias primas con las cuales está construida Colectiv –nominada en la última entrega de los premios Oscar en los rubros Mejor Película Internacional y Mejor Documental– la que más se destaca es la paciencia. Paciencia a la hora de seguir a un grupo de personas durante varios meses, además de la necesaria inteligencia para construir con las muchas horas de material registrado un relato coherente y compacto. Una descripción, sin voces en off en modo diatriba ni posturas tendenciosas, de la corrupción en el sistema de salud público rumano, que parece atravesarlo como una gangrena expansiva y terminal.

En la primera parte de Colectiv, el equipo de rodaje acompaña a un grupo de periodistas del periódico Gazeta Sporturilor (“Gaceta deportiva”), publicación diaria dedicada en gran medida a la cobertura de los deportes más populares. La nota seminal de una extensa serie de artículos de tapa comienza a destapar la olla de los jugosos contratos entre el gobierno renunciado y la empresa Hexi Pharma, dedicada a la fabricación de antisépticos, lo cual provoca un pequeño temblor que termina en terremoto. Además de una ingente cantidad de incongruencias, sobreprecios, cuentas en paraísos fiscales y sobornos millonarios, el texto señalaba también el hecho de que cierto desinfectante destinado a su uso en los hospitales públicos del país –y que, entre otras cosas, era utilizado para esterilizar elementos en los quirófanos– ofrecía una cantidad de principio activo de apenas el diez por ciento de lo especificado formal y legalmente.

Los periodistas mantienen reuniones con sus fuentes y acceden a una serie de facturas non sanctas, además del registro visual de la proliferación de gusanos en las heridas de un sobreviviente. La batalla de la Gaceta no se detiene y su editor, en conferencia de prensa, ofrece una definición tajante: “Con una prensa genuflexa ante el gobierno, el gobierno maltrata a su ciudadanía”. Cuando el dueño de la compañía de antisépticos muere en un accidente automovilístico –en apariencia, un suicidio–, el caso cierra su primer capítulo. 

A partir de ese momento, Colectiv centra su atención en un segundo protagonista, el nuevo ministro de Salud, un joven dispuesto a patear el tablero, pero desconocedor de las enormes piedras que deberá quitar del camino para lograrlo. Con la elecciones cercanas en el horizonte, el pedregoso camino se convierte rápidamente en lodazal. Colectiv es un retrato afiladísimo y poco esperanzador de esa encrucijada universal entre la política, el poder, la corrupción y la deshumanización de un sistema de salud, en el cual el paciente es casi siempre el peón sacrificial.