El 6 de agosto el gobierno de la provincia, a través del Ministerio de Salud, firmó un convenio con el INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria), el Fondo Especial del Tabaco (FET) y la Cámara del Tabaco de Salta, para que la Estación Experimental que tiene el organismo nacional en Cerrillos comience a evaluar la adaptabilidad de variedades híbridas de cannabis a las condiciones ambientales del Valle de Lerma y de esa manera avanzar en la producción y elaboración de aceite para el tratamiento de algunas enfermedades.

En diáloco con Salta/12 el director de la Estación Experimental Agropecuaria (EEA) Cerrillos del INTA, Bruno Baldi, explicó que si bien son los primeros pasos de un convenio que tendrá una duración de seis años y que puede ser prorrogado, prevén que en dos años puedan tener los primeros resultados. Pero indicó que para pasar a la etapa de elaboración de aceites se necesitarán otros actores públicos y privados como la Universidad Nacional y el Ministerio de Salud Pública de Salta.

Baldi contó que desde que se comenzó a hablar del cannabis y sus distintos usos una vez sancionada la ley, “hubo varios interesados tanto del sector privado como público”, pero que en el último año se pulieron detalles con la provincia, la Cámara de Tabaco, y a través de ellos con quien está al frente del Programa de Reconversión de Áreas Tabacaleras de la Nación, dependiente del FET, el salteño José Vilariño, “para empezar a trabajar en la introducción de material de alto contenido de cannabidiol y bajos en THC, que es útil principalmente pensando en algunas enfermedades como la epilepsia refractaria”.

Baldi detalló que el Fondo Especial financiará los estudios, y que la inversión supera el medio millón de dólares. Mientras que el INTA realizará toda la primera etapa en su predio de Cerrillos, en donde se evaluará la adaptabilidad y respuesta agronómica y bioquímica de seis variedades a las condiciones ambientales de la zona, “para evaluar cuáles son los materiales genéticos que mejor se comportan en Salta”, como la cantidad de luz, el tipo de suelo, y el clima.

Se prevé introducir materiales (semillas y otros productos) de cannabis, de países que ya trabajan con plantas como las buscadas aquí para el tratamiento de algunos padecimientos, como Colombia, Holanda, España, Suiza y Uruguay.

En esta fase, se utilizará un invernáculo “de no más de 1.000 metros cuadrados en donde se hará el diseño experimental bajo cubierta”. Durante el primer año prevén importar los materiales para germinarlos en el invernadero, para luego trasplantarlos en espacios más extensivos “y probar cómo se comporta a cielo abierto”. Por esto Baldi  aclaró que de este convenio no hay que esperar que salga cannabis como para procesar y producir medicamentos para entregar, “sino que es solo la experiencia para luego saber qué plantas son adaptables”.

Pero sí adelantó que paralelamente deberán ir vinculándose con otras instituciones públicas o privadas, como el laboratorio de la Universidad Nacional de Salta, con el fin de que "se hagan los análisis de los cannabidioles y su extracción”, y que para ello necesitarán de un rol activo del Ministerio de Salud de la provincia.

Una de las expectativas del sector tabacalero es comenzar a buscar alternativas de la mano de la posibilidad que se puede abrir si es que la Cámara de Diputados de la Nación sanciona el proyecto de ley que llegó hace apenas unas semanas con la venia del Senado, que establece un marco regulatorio de la cadena de producción, industrialización y comercialización del cannabis para uso medicinal y de investigación científica y la producción industrial del cáñamo.

Según una proyección de la Universidad de Buenos Aires, se podrían generar 10 mil fuentes de trabajo, además de la inclusión de una enorme actividad científica y tecnológica en un cultivo con “cualidades ambientales importantes, que mejora el suelo al extraer contaminantes y que no demanda utilización de herbicidas”, explicó el presidente de la comisión de Agricultura de la Cámara de Senadores, Adolfo Rodríguez Saá, a la hora de defender el proyecto.

La Ley nacional 27.350, para la investigación médica y científica del uso medicinal, terapéutico y paliativo del dolor de la planta de cannabis y sus derivados, a la que adhirió la provincia en 2020 a través de la Ley 8.223, autoriza al INTA el cultivo de esa planta con fines de investigación médica y científica “para la elaboración de la sustancia que como medicamento sirva para proveer a quienes estuvieran incorporados en el Programa creado por la ley en la órbita del Ministerio de Salud de la Nación”.

El Convenio de Cooperación Técnica, Científica, de Investigación e Innovación para el Cultivo de Cannabis con fines Científicos, Medicinales y Terapéuticos, lleva la firma del ministro de Salud Pública, Juan José Esteban; el coordinador del Programa de Reconversión de Áreas Tabacaleras de la Nación, dependiente del FET, José Vilariño; el presidente de la Cámara del Tabaco de Salta, Esteban Amat Lacroix, y la presidenta del Consejo Directivo del INTA, Susana Mirassou.

El mismo documento creó un Comité Coordinador, que en el caso del Ministerio de Salud tendrá como responsable al médico neurólogo Juan Pablo Zorrilla, miembro del Comité de Supervisión e Investigación del uso Medicinal del Cannabis local.