El Gobierno Nacional salió al cruce de la sugerencia de la Unión Industrial Argentina (UIA) de no pagarle el salario a aquellos trabajadores que no se vacunen, en medio de una situación particular puertas adentro de la central fabril, en la cual buscan bajarle el tono a una polémica que se instaló con fuerza y generó importante malestar en el sector sindical.

“No debería existir ninguna política sanitaria dictada desde las empresas”, aseguró el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero. Y agregó que "no corresponde, vamos a continuar con la vacunación de modo optativo (…) hay una gran aceptación por parte de la población, por lo tanto, no puede haber una política de sanción, vinculada a eso, si la vacuna es optativa".

Funcionarios que desmenuzan la "propuesta"

En esa línea, la vicejefa, Cecilia Todesca Bocco, apuntaló avalando la concepción de abordaje legal actual a la cuestión, que está incluida en la resolución conjunta de los ministerios de Trabajo y Salud. Es importante, dijo, "encontrar los mecanismos para que los empresarios y empresarias, y sus trabajadores se pongan de acuerdo" en cuanto a la "vuelta al trabajo". El artículo cuarto de la Resolución 4 apunta, precisamente, que aquellos que no quieran vacunarse, deberán interponer la “buena fe” para acordar con los empleadores y no afectar la producción ni a sus propios compañeros. Ese mismo punto, en el mundo, ha derivado en diferentes opciones: desde los testeos obligatorios para esos trabajadores, costeados por los empleados; o jornadas de trabajo remoto, entre otros.

Esta salida fuerte del Gobierno contra el anuncio que hizo el martes el presidente de la UIA, Daniel Funes de Rioja, tiene más que ver con las formas que con el fondo. No gustó que, luego de un año y 8 meses trabajando en protocolos de actividad anti Covid junto a UIA y la CGT, el empresariado se haya cortado sólo reclamando sanciones a trabajadores que –siendo voluntaria la inoculación- decidan no vacunarse. De hecho, el Gobierno asegura que desea que todos se vacunen. Además, molestó la presión para que el Ejecutivo rubricara una iniciativa que está directamente relacionada a la queja empresaria contra las prohibiciones a despedir y la doble indemnización. 

Lo puso en palabras el propio ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, al decir que si una persona "por prejuicio" decide no vacunarse, "hay que tomar algún tipo de medida" con el objetivo de "garantizar la mayor seguridad posible" en el ámbito laboral. Esto en línea con las negociaciones que, según la norma, deben darse en la relación patrón empleado. "Necesitamos ámbitos laborales lo más seguros posibles, esto se logra con protocolos que eviten contacto cercano, medidas de control y con la vacunación", afirmó Kulfas en declaraciones a Radio Nacional. 

La interna de la UIA

En la UIA, en tanto, el tema se trató el lunes por la tarde en un encuentro de una comisión social, con la idea de debatirlo internamente. Un día después, Funes lo hizo público. "No tienen calculados ni cuántos casos son", se quejó uno de los pocos opositores a salir fuerte con un asunto de ese estilo. Otro explicó a Página I12 que "nadie nos avisó de estos". Un tercero, industrial del conurbano, blanqueó que "puede haber habido un apuro comunicacional, pero saber, sabían todos, y todos apoyaron". 

De todos modos, más penaron por el cortocircuito que se armó con los gremios. "Absurda, ilegítima e ilegal", dijo el jefe de la CGT, Héctor Daer, sobre la medida. Y agregó que "lo de no pagar los sueldos a los que no se vacunen es un debate absurdo. Habla mucho de dónde cayó la UIA". Asimismo, les dio insumo a los ceos que internamente le pegan a Funes por ser letrado: parece algo de "un buffet de abogados y no de una cámara empresaria", expresó. 

Los que quedaron con una cercanía mayor a la gestión anterior de la UIA, a manos de Miguel Acevedo, levantaron el teléfono para hablar con colegas de la CGT para calmar las aguas. Pero el gesto sigue sin gustar, sobre todo por el trasfondo que plantea de un debate sobre las condiciones de contratación, salario y despido de empleados en un momento caliente como lo es la pandemia.