En un ambicioso proyecto que nuclea química, medicina, antropología y experiencias populares, la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional del Centro (UNICEN) inauguró un espacio de cultivo de cannabis con fines experimentales. El objetivo principal es realizar un seguimiento cualitativo y cuantitativo de la evolución de las especies bioactivas conocidas para su posible uso terapéutico.

Esta iniciativa se dio en el marco del proyecto denominado "Cannabis Sativa L: obtención y caracterización de derivados para uso terapéutico generados a partir de la construcción cultural de saberes populares". De esta forma, se sistematizará la información en virtud de los tratamientos médicos que actualmente se llevan adelante con derivados de las mismas genéticas que se van a cultivar. Para eso, se cruzarán conocimientos de química, medicina, antropología y saberes populares.

En el escenario actual, donde las personas que consumen aceites o derivados cannábicos con fines medicinales y terapéuticos se exponen a productos no estandarizados, la UNICEN buscará analizar y generar protocolos de cultivo, extracción y manipulación, con la lupa puesta sobre cada paso del proceso. El proyecto será dirigido por el docente Gastón Barreto, y codirigido por el antropólogo Marcelo Sarlingo, investigador de la Facultad de Ciencias Sociales. Fue aprobado en el marco de una convocatoria de la Secretaría de Ciencia, Arte y Tecnología de la Universidad, y contará con la participación de la clínica María Auxiliadora y la organización Cannabis Activa Olavarría.

En abril pasado quedó instalado en el predio de la Facultad el módulo habitacional donde se llevarán adelante los procesos, y que ahora empezará a funcionar plenamente. Con una fuerte impronta interdisciplinaria, el proyecto busca legitimar los saberes que los cultivadores informales de diversas variedades de Cannabis Sativa L acumularon y volcaron a múltiples modalidades de usos medicinales. Hasta el momento, en Argentina solo la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) instaló un cultivo experimental, mientras que las propuestas tanto para experimentación como para cultivos productivos toman impulso en distintos puntos del país ante los avances en la legislación.

Con foco social y cultural

En conversación con el Suplemento Universidad, Barreto resaltó el paralelismo entre el desarrollo del proyecto y la sanción de la ley que regula la producción industrial de la planta de cannabis, sus semillas y derivados: “Ya veníamos enterados de cómo se iba tratando la ley, hay mucha conexión entre la red de investigadores y muchos somos consultados por temas normativos”

“Todo involucra un trabajo interdisciplinario con organizaciones civiles en el desarrollo de conocimiento desde un paradigma distinto. No será estrictamente el ámbito científico que derrame a largo plazo los datos que obtenemos adentro del laboratorio, sino que es un proyecto de investigación que genera datos con un foco en la realidad construida cultural y socialmente”, explicó Barreto. En principio, el cultivo en la Facultad de Ingeniería trabajará con dos especies de cannabis que se emplean actualmente con fines medicinales, para realizar un seguimiento cualitativo y cuantitativo de la evolución de las especies bioactivas conocidas (THC, CBD, CBN, carifileno, mirceno, linalool y limoneno). Posteriormente se explorarán los efectos de la administración de estos derivados en pacientes que ya consumen, bajo supervisión médica.

El director del proyecto Gastón Barreto.

Un proyecto ambicioso

La generación de marcos regulatorios y las problemáticas sociales relacionadas con salud pública en torno a cannabis despertó intereses en diversos sectores del Estado. La realidad vinculada al uso de derivados cannábicos en distintas patologías, tales como epilepsias refractarias, dolores neuropáticos, fibromialgia, esclerosis múltiple, se multiplicaron rápidamente en los últimos años.

Desde la UNICEN se proponen abordar en forma integral las problemáticas en torno al consumo de cannabis con fines terapéuticos y fortalecer espacios de intervención que garanticen la libre discusión y el derecho a la información ciudadana sobre la temática del uso terapéutico del cannabis.

A su vez, los involucrados en el proyecto controlarán la seguridad de derivados cannábicos usados por pacientes con acompañamiento médico. En tanto, otro objetivo es favorecer la formación y capacitación del personal de salud sobre el uso terapéutico de los compuestos.

En línea con el proyecto de la UNICEN, Barreto planea instalarse en la Universidad del País Vasco en Lejona para avanzar en su trabajo sobre cannabis y los usos medicinales y paliativos de la planta, tema que comenzó a estudiar hace alrededor de cinco años. La experiencia está enmarcada en la convocatoria de las becas externas postdoctorales para jóvenes investigadores del CONICET. Fue en este llamado que presentó una propuesta para trabajar en sistemas de liberación controlada de principios activos derivados de cannabis.

“Creo que hay mucho trabajo por hacer, pero hay muchas universidades y centros científicos profundizando sobre esta temática. La sociedad aún es reticente, los cambios normativos no derraman en algunas esferas como el Poder Judicial y el ámbito de salud, en parte. Los que venimos trabajando en cannabis nos encontramos con un mundo distinto y creo que con el tiempo los cambios que están experimentando las leyes nos darán la madurez suficiente para discutir una ley de drogas, la discusión que sigue”, concluyó sobre el futuro del tratamiento social de la planta y sus posibilidades en Argentina.