En la mañana del domingo y a una semana de su muerte, se realizó un emotivo homenaje para recordar al director David “Coco” Blaustein, uno de los principales exponentes del cine político en la Argentina. El encuentro se llevó a cabo en el Parque de la Memoria y contó con la presencia de más de 300 familiares, amigxs y colegas. También estuvieron los ministros Tristán Bauer y Jorge Taiana, y el secretario de Derechos Humanos Horacio Pietragalla. 

“Ya sabía lo querido que es Coco. Él era una bestia que andaba por todas partes: en la política, en los sindicatos, en el cine, en proyectos legislativos de defensa de las industrias culturales. Era conocido en miles de lugares, así que imaginaba que iba a ser un acto muy lindo. Pero fue mucho más de lo que podría haber imaginado. Estoy bastante acongojado porque para mí fue un cierre simbólico muy fuerte”, relata a Página/12 el escritor y periodista Eduardo Blaustein, hermano menor del homenajeado.

Él asegura que puede traducir su vivencia en la cantidad de abrazos recibidos durante el encuentro: “Amigos del colegio, alguien que apareció de la lejanísima infancia, un primo grande con el que compartimos de pibes durante los ‘60 en Villa Gesell, periodistas, cineastas... Cada abrazo es un pedazo de historia muy larga, gente que yo quiero mucho, amigos de Coco o amistades compartidas. Alivia mucho saber que se fue un tipo tan pero tan querido. No me importa en absoluto la épica, ni la gloria ni la mirada militante; no la desprecio en absoluto, pero me quedo más con todo ese afecto, con la entrega de Coco, su generosidad y su alegría”, concluye.

El documentalista Gustavo Alonso –amigo de Blaustein– asistió al homenaje y cuenta: “Conozco el Parque de la Memoria por haber acompañado a Coco alguna vez. Cuando algunas de sus amigas decidieron hacer allí el homenaje, sentí que era el lugar apropiado aunque no imaginaba ese encuentro entre allegados del campo de los derechos humanos, la política, el mundo audiovisual y el periodismo. Blaustein fue el productor de mi primer documental y el tipo que se emocionó en mi último estreno. Pude trabajar junto a él en muchos más proyectos de los que finalmente se concretaron, pero fui guionista y asistente en Fragmentos rebelados y Hacer Patria”. Alonso recuerda la mañana soleada, la caminata hacia el espigón, las flores arrojadas al río en su memoria, el acordeón de Mintcho Garrammone evocando una melodía klezmer y sus hermanos recibiendo los pañuelos de Abuelas de Plaza de Mayo. “De a poco fuimos dispersándonos como en un fundido a negro que sobre los títulos finales repite la consigna tres veces: ‘¡Coco Blaustein, presente!’”, evoca.

Juan Mascaró (presidente de DOCA) también asistió al encuentro y destaca lo que significó la obra de Blaustein para su generación: “Yo tengo 45 años, empecé a hacer documentales allá por el 2000 y Cazadores de utopías fue una película bisagra. Su cine volvió a traer la política y la ideología como punto de partida de los relatos en tiempos donde la cosa venía edulcorada; en los ‘90 toda la historia revolucionaria de los ‘70 parecía enterrada. Coco y otros –muy pocos– nos entregaron relatos sobre las luchas revolucionarias de la Argentina y Latinoamérica. Eso nos empujó al cine documental como herramienta de registro de la realidad; después cada uno fue siguiendo su camino y hoy por suerte es muy diverso el documentalismo en nuestro país”. Sobre el homenaje, agrega: “Ahí estaban los más cercanos a él y también los que fuimos a bancar la parada, a tirar flores al río en ese lugar tan simbólico como el Parque de la Memoria. Son sus compañerxs los que se están conmemorando ahí, los 30.000 compañerxs desaparecidxs de los que se ocupó toda su vida, en los distintos relatos que hizo y en su militancia”.

Blaustein fue documentalista pero también productor, docente, miembro de la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas de la Argentina, director del Museo del Cine y conductor de Manivela, un popular programa de radio sobre cine argentino del cual muchos recuerdan sus “preguntas de cineasta”. Algunos de sus títulos más reconocidos son Cazadores de utopías (1995), Botín de guerra (2000), Hacer patria (2006), Porotos de soja (2009), Fragmentos rebelados (2009), La Cocina (2011) y Se va a acabar (2020).