La Argentina recibirá las primeras dosis de la vacuna norteamericana Pfizer en la semana que arranca el lunes 6 de septiembre. En esos días llegarán algo más de 100.000 dosis del total de 580.000 que vendrán durante el mes próximo. Pero la totalidad de 20 millones se distribuirá en lo que falta del año y el destino serán --según informó el Ministerio de Salud-- principalmente los adolescentes de 12 a 17 años, sin enfermedades previas. El anuncio de la ministra Carla Vizzotti se debió a que este martes se firmó en la Argentina y en Estados Unidos el contrato con el laboratorio norteamericano, ya especificando plazos y cantidades. Había un pre-contrato, vinculante, pero el texto final se terminó ahora. Fue una negociación larga y trabajosa en la que hubo que establecer garantías especiales mediante un DNU presidencial y se demostró nuevamente que no había prejuicios ideológicos o geopolíticos, algo que ya se evidenció en su momento con el acuerdo firmado con Oxford/AstraZeneca, que tiene sede en Cambridge, Inglaterra. A lo largo de septiembre, el objetivo seguirá siendo aplicar segundas dosis de todas las vacunas a quienes todavía les falten y reducir la distancia entre dosis a unos 60 días en el caso de Sputnik V y AstraZeneca, y a 21 días en el caso de Sinopharm. Pero con la llegada de las Pfizer, el país será de los pocos que avanza también en la vacunación de adolescentes.

Cantidades

Después de las primeras 100.620 dosis de Pfizer que llegarán en la semana que empieza el 6 de septiembre, habrá una partida que estará en Ezeiza siete días más tarde --a partir del 13 de septiembre-- con 160.290 dosis. El resto, 319.000 dosis, se completarán antes de fin de septiembre. En todos los casos, los envíos estarán sujetos a la disponibilidad de lugar en los aviones. Es decir, que vendrán en vuelos comerciales --todavía no especificados-- y habrá que ir viendo, día por día, cuánto espacio hay en las distintas bodegas de los aviones.

La experiencia de otros países con Pfizer, y de la Argentina con las demás vacunas, es que estos cronogramas no se cumplen de forma milimétrica: hay permanentes atrasos. Y, de hecho, fue imposible establecer fechas precisas, porque siempre existe un margen de incertidumbre en la producción y los vuelos.

Contrato

Alberto Fernández firmó el DNU el 3 de julio pasado y se tardó otros 50 días en acordar el contrato. Fue incluso más fácil tratar con otro laboratorio norteamericano, Moderna, y aún resta la firma con Janssen, que produce la vacuna de Johnson & Johnson, el tercer laboratorio del país del Norte en negociaciones.

En las tratativas participaron el propio Presidente, la ministra Vizzotti, la asesora presidencial Cecilia Nicolini, el embajador argentino en Washington, Jorge Argüello, y la secretaria de Legal y Técnica, Vilma Ibarra. Todo el proceso fue tortuoso porque Pfizer reclamaba cambios en la ley votada por las dos grandes fuerzas del Congreso Nacional --el Frende de Todos y Juntos por el Cambio--, principalmente en materia de garantías y también en la formulación de las inmunidades. El laboratorio norteamericano no aceptaba ser responsable --por ejemplo, ante el juicio del familiar de una persona fallecida-- en caso de "negligencia". El DNU fue más especifico e introdujo que la responsabilidad es sólo en caso de conductas dolosas o fraudulentas. Respecto de las garantías, Pfizer quería que el Estado se comprometiera incluso con las reservas soberanas del Banco Central y finalmente se acordó la conformación de un fideicomiso estatal, un fondo como el existente en el caso de los accidentes de trabajo, que responde ante esos posibles juicios.

Por supuesto, la oposición tomó a Pfizer como estandarte argumentando que la Argentina no quiso acordar por razones ideológicas, la existencia de un supuesto antinorteamericanismo. En la Casa Rosada contestaron que ocurrió todo lo contrario y dieron tres ejemplos:

* La Argentina realizó la mejor prueba de fase 3 de Pfizer de todo el mundo. El trabajo fue encabezado por el médico argentino Fernando Polack, en el Hospital Militar.

* El Estado nacional es el mayor comprador de los productos Pfizer en el país.

* No hubo criterios ideológicos, porque el más voluminoso de los acuerdos de compra de vacunas se hizo con el laboratorio Oxford/AstraZeneca, de origen británico.

La postura opositora fue --y sigue siendo-- que se debió firmar aceptando las exigencias de Pfizer.

También se especuló mucho con que ya podrían haber llegado 8 millones de dosis de la vacuna norteamericana, algo que no tiene verificación posible. En general, Pfizer incumplió en todos los países y proveyó muy pocas vacunas fuera de Estados Unidos, Europa e Israel. Brasil compró 100 millones y le entregaron 3 millones; el compromiso con la Organización Mundial de la Salud fue de 40 millones y sólo proveyeron 1 millón. Existen fuertes indicios, además, de que hubo sobreprecios en la provisión a algunos países.

Adolescentes

Como se sabe, la Argentina empezó a vacunar en julio a adolescentes de 12 a 17 años, con enfermedades previas, principalmente asma, diabetes y casos agudos de obesidad. Se hizo con otra vacuna norteamericana, Moderna, que también se usó para completar la vacunación de Sputnik V componente 1. Las de Pfizer --según el anuncio de la ministra Vizzotti-- estarán destinadas también a adolescentes, pero sin enfermedades previas. Se calcula que, en total, hay alrededor de cuatro millones de jóvenes de esa edad, aunque el cálculo no es muy preciso porque es en base al censo inconcluso de 2010. Habrá que ver el destino de las demás vacunas de Pfizer que irán llegando en octubre, noviembre y diciembre. Tal vez a segundas dosis, pero es muy posible que se destinen a niños. Todo se estará estudiando en la Comisión Nacional de Inmunizaciones.

Pese a todo, la prioridad de la campaña de vacunación durante septiembre seguirá estando en completar la segunda dosis a todos los mayores de edad, empezando por los que tienen más de 50 años. Es el grupo de riesgo y se apunta reducir todavía más las internaciones y muertes. La Argentina lleva 13 semanas de descenso de los casos, internaciones y fallecidimientos, algo más que significativo porque la reducción se está produciendo en pleno invierno. El lunes, el país superó el objetivo del 60 por ciento de mayores de 50 con ambas dosis aplicadas y se dice que se podría llegar al 70 por ciento antes de fin de mes. De aquí al 31 de agosto está la promesa de la llegada de 2.200.000 dosis de Oxford/AstraZeneca, cuya sustancia activa se produjo en el laboratorio mAbxience de Garín; 1.500.000 de la vacuna china Sinopharm y se liberarán cerca de 1 millón de dosis de Sputnik V, la mayoría terminadas en el Laboratorio Richmond, también en la Argentina. Si a esto se suman las dosis llegadas en los últimos días, son 8 millones de dosis, de las cuales el 80 por ciento irán a completar la vacunación de los que recibieron primeras dosis en mayo, junio y julio.

Tercera dosis

En algunos países se está agitando la necesidad de aplicar una tercera dosis, algo llamativo porque el ejemplo es Israel, donde se vacunó únicamente con Pfizer. El argumento es que se observa una reducción en la cantidad de anticuerpos y subieron los contagiados, aunque no las internaciones ni las muertes. Como señaló el biólogo molecular argentino Ernesto Resnik, que vive y trabaja en Estados Unidos, “resulta curioso que ahora se cuestione la efectividad de Pfizer y se recomiende una tercera dosis…. de Pfizer”. "En verdad --afirma Resnik en su podcast PCR-- , la vacuna es efectiva y sucede que la variante Delta produce mayor cantidad de contagios, pero que se transitan de manera leve. Es obsceno que se esté planteando una tercera dosis para evitar fiebre de 48 horas, cuando miles de millones de personas en el mundo no acceden ni siquiera a una primera dosis”.