La precandidata a diputada porteña María Eugenia Vidal se pronunció nuevamente contra la legalización y regulación de la marihuana y utilizó un argumento de clase para justificar su postura: "Hay dos realidades muy distintas: una cosa es fumarte un porro en Palermo un sábado a la noche con amigos, relajado, o con tu pareja, o solo, y otra cosa es vivir en la 21-24, en Zabaleta, en la 1-11-14, rodeado de narcos y que te ofrezcan un porro", dijo. El gobernador bonarense Axel Kicillof le respondió que su frase era de un "pensamiento discriminador". La realidad es que hay un sesgo de clase, pero en la persecución a los usuarios: desde que la potestad de perseguir quedó en manos de la Ciudad, la cantidad de causas subió un 400 por ciento y en su gran mayoría (75 por ciento) son por tenencia. Más del 80 por ciento las inicia la Policía de la Ciudad de oficio y los barrios más castigados por esa política son los que tienen población pobre. Palermo no figura en la lista de los que más se vigila.

No es la primera vez que Vidal hace esta distinción para justificar su posición contra la legalización de la marihuana (es, por otra parte, el argumento canónico de la Iglesia Católica argentina). No obstante, en un reportaje la precandidata optó por volver a plantear esa división sobre si está bien o no fumar cannabis según el barrio: "Hay dos realidades muy distintas: una cosa es fumarte un porro en Palermo un sábado a la noche con amigos, relajado, o con tu pareja, o solo, y otra cosa es vivir en la 21-24, en Zabaleta, en la 1-11-14, rodeado de narcos y que te ofrezcan un porro, sin oportunidades, sin ir a la escuela o habiéndola dejado", fue su argumento una entrevista con Filo News. Vidal insistió en que en las zonas pobres el consumo de marihuana "no es un consumo ocasional y de recreo, plenamente elegido, sino que es parte del inicio de un camino mucho más jodido".

Discriminatoria

La primera respuesta vino de Kicillof, quien dijo que la ex gobernadora bonaerense tiene "un pensamiento tremendamente discriminador y que explica bien por qué se vuelve a la capital. Lo que ocurre en la provincia es algo que no llega a comprender”. “Hay que dejarlos hablar porque cuanto más hablan más aparecen como fogonazos lo que piensan. Que opinen, así cuando la sociedad vota se ve bien lo que realmente piensan, opinan, sienten y luego llevan a la práctica”, dijo.

Por su parte, sin responderle a Vidal, el presidente Alberto Fernández reflexionó sobre el tema: "Hay muchas cosas sobre las que no tiene sentido que discutamos a esta altura. El consumo de marihuana se ha expandido y los jóvenes lo consumen, también es cierto que es nociva y genera perjuicio, como toda droga. Pero el mayor problema con los jóvenes es con el alcohol y no hay restricciones". El presidente afirmó que va a haber que dar el debate. Un relevamiento que hizo la revista THC, junto a la Universidad de Quilmes y el Centro de Estudios del Cannabis (CECCA) sobre 64 mil personas en todo el país indica que el 82 por ciento de los consultados le da un uso recretativo.

A Vidal incluso la cruzó una candidata que va en su propia lista, la historiadora Sabrina Ajmechet, quien dijo que está "a favor de legalizar la marihuana". "Y a favor de dar debates con seriedad y compromiso: legalicemosla y, al mismo tiempo, trabajemos en formas de contención para quienes puedan necesitarla. Celebro estar en una lista diversa y plural, eso también muestra nuestro liberalismo", indicó.

La frase de Vidal trajo un debate en las redes sociales, además de los clásicos memes y hasta el recuerdo de una parodia de 2019 del comediante Guille Aquino.

Sesgo de clase

El clasismo que señala Vidal se puede encontrar en las estadísticas, pero no tanto del consumo como de la persecución por parte de la Policía de la Ciudad, que es marcadamente mayor en los barrios pobres que en -para usar el ejemplo de Vidal- Palermo. En concreto, los datos de la Procuraduría de Narcocriminalidad (PROCUNAR) y del Ministerio Público Fiscal porteño indican que entre enero de 2019 y agosto de 2020 se abrieron 29.206 causas por tenencia para consumo. El 75 por ciento aproximadamente son por posesión y la gran mayoría por menos de 5 gramos (es decir, por un porro). El 38 por ciento de las causas fueron en la Comuna 1, donde está la Villa 31, el 16,5 por ciento en la comuna 4 (donde está la 21-24 mencionada por Vidal y la Zavaleta), el 14,8 por ciento en la comuna 8 (donde está la Villa 20) y cerca del 8 por ciento en Balvanera. En esos barrios se concentra la mayoría del accional policial y de las causas (casi un 75 por ciento).


El otro dato central es que más del 80 por ciento de esas causas las inicia de oficio la Policía de la Ciudad. En su informe titulado "La guerra contra los consumidores de droga debe terminar", el CELS advierte que desde que los delitos por tenencia de droga fueron transferidos al ámbito porteño -comandado por el PRO desde la jefatura de los fiscales y desde la Policía de la Ciudad- hubo un incremento exponencial de causas: pasaron de 4.777 causas en 2018 a 19.275 al año siguiente. Un aumento de más del 400 por ciento. Si se toma como parámetro las causas de 2020, trepa a más de un 500 por ciento. Todo esto, alerta el CELS, pese a que la Corte Suprema declaró en 2009 que la tenencia para consumo personal no era una conducta criminalizable.

El organismo de derechos humanos remarca que de esos casos que inicia la Policía de la Ciudad, más del 90 por ciento luego son desestimados por el Poder Judicial. La clara distribución de las causas (y de las detenciones) según los barrios de la ciudad muestra -según plantea el CELS- "que la policía las usa como parte del control y el hostigamiento a los más pobres. Es un claro sesgo de clase: por decisión policial y de la política de seguridad, el consumo de drogas es un delito casi únicamente en las zonas más pobres de la ciudad". Algo que coincide con la mirada de Vidal.

Críticas

La diputada Mara Brawer también recordó estos datos y dijo que la frase de Vidal es "un verdadero cóctel de prejuicio, desconocimiento, estigmatización y criminalización".

"Analizar los consumos con una lógica discriminatoria y en función de clase es una mirada que profundiza desigualdades. Revela lo que ya vimos otras veces: el Código Penal como instrumento de control social dirigido específicamente a las poblaciones más vulnerables", indicó Brawer. También dijo que "equiparar consumo a consumo problemático está MAL. El problema no es la sustancia, es el vínculo que el sujeto establece con ella. Por eso es tan importante un Estado que cuide, que acompañe y que no criminalice al más vulnerable".

En tanto, el presidente de la ONG RESET (Política de Drogas y Derechos Humanos), Mariano Fusero, advirtió a PáginaI12 que "opiniones como las de Vidal no sólo se reproducen desde la ignorancia, sino que claramente están dirigidas a captar la simpatía electoral de un sector de la población deseoso de ver representado su odio hacia la pobreza, migrantes, mujeres y cualquier otro grupo históricamente vulnerado". "Los derechos a la libertad, autodeterminación personal y soberanía sobre nuestros propios cuerpos, como el ejercicio de cualquier otro derecho humano, no resiste de divisiones clasistas aporofóbicas", indicó.

Por último, el periodista especializado en la materia Fernando Soriano escribió: "Más allá de la generalización que la precandidata a diputada nacional hace sobre los habitantes de las villas, como si todos tuvieran la misma vida, idéntica forma de pensar e iguales oportunidades (o falta de éstas), y que haga lo mismo con los habitantes de Palermo (¿todos los palermitanos tienen una vida relajada?); más allá de que asocie el goce del consumo de una sustancia, cuyos atributos terapéuticos son ancestrales, a una clases social, no se entiende de qué modo su posición funciona como una argumentación válida para estar en contra de la regulación del uso del cannabis".