“Extrañé el contacto que tanto el actor como el público necesitamos”, dice Osmar Núñez hablando sobre Puzzle, su única experiencia en formato streaming. Y aunque disfrutó interpretando la obra de Omar Lopardo, junto a Jorge Suárez, bajo la dirección de Santiago Doria, ver la platea vacía del Teatro Cervantes le resultó doloroso. Por suerte, tuvo su desquite recientemente cuando, en la sala María Guerrero cerró la última edición de Teatro X la Identidad con su unipersonal Algo de Ricardo: “ Es un regalo maravilloso retomar esta obra junto a las Abuelas, después de un año y siete meses”. Bajo la dirección de Mónica Benavidez, este monólogo se ofrece los domingos a las 19 en La Carpintería (Jean Jaures 858). La escenografía está a cargo de Eduardo Spindola, el vestuario, de Nora Cervantes y la iluminación, de Cristina Lahet.

Escrito por el uruguayo Gabriel Calderón, este espectáculo unipersonal propone un paralelismo con Ricardo III, obra que Shakespeare escribió hacia fines del siglo XVI. La obra presenta a un actor que desde hace tiempo está obsesionado con interpretar un protagónico de fuste. Y una vez que consigue el papel de uno de los personajes más malvados del autor isabelino, asume algunas de sus características, dejando al descubierto su ansiedad de poder, su arrogancia y sus deseos de actuar con impunidad. En graciosas coincidencias, el personaje del actor va pasando por los pliegues emocionales de su vida, la de su personaje y la del propio Osmar.

Para Núñez, cada actor es un mundo en sí mismo. Ahora, que está retomando los ensayos de un clásico del teatro nacional, vuelve a comprobar lo nutritivo que le resulta el vínculo profesional con cada actor. “Estoy ensayando Stefano, de Armando Discépolo, nuestro Shakespeare, un autor maravilloso por lo complejo de las situaciones que plantea, por lo generoso que fue al haber transformado sus propias vivencias en obras”, cuenta. El ensayo es, según destaca, el momento en el cual cada actor se manifiesta según su personalidad: ”Me gusta ver cómo cada uno aborda su personaje: está el que sufre, el que disfruta, el que pregunta todo el tiempo si está bien orientado, el que no habla”. Y volviendo a Algo de Ricardo, Núñez destaca: “Con esta obra quisimos hablar del actor”.

-¿Sobre qué aspectos concretamente?

-Sobre su miedo a encarnar un personaje, a jugarse y a exponerse hasta físicamente hablando. Sobre el coraje que hay en esa decisión de actuar y de mostrarte sin que te retenga el miedo a, finalmente, darte cuenta de que no sos el actor que soñaste ser.

-Sorprende que uses tu propio nombre, como si vos mismo fueras ese actor.

-Me parece simpático usar mi nombre, me gusta prestarme a que alguien se inquiete con todo lo negativo que tiene este actor, a quien le parece que todo vale si sirve para conseguir lo que desea. Es alguien que se vuelve odioso para los demás. Y cree que es capaz de matar para conseguir que le den ese personaje. Podemos pensar que, tal vez, actúa así por haber tenido tantos sueños mutilados.

-¿Te identificás con tu personaje?

-En eso, sí. Los sueños no vienen solos, hay que mimarlos y alentarlos. Comencé a estudiar teatro a los 16 pero me costaba mostrar escenas, dudaba mucho. Ahora no podría dejar de actuar: amo el goce permanente de vivir lo que sucede en un escenario.

-¿Qué clase de espectador necesita este personaje?

-Un espectador que sea inteligente, pero que no solamente tenga una inteligencia de tipo intelectual. La inteligencia emocional, relacionada con lo amoroso, es la que permite que el espectador esté dispuesto a escuchar, a que sea un encuentro real con los actores.

-¿Cómo definís a la actuación?

-La actuación tiene que ver con la interacción con el espectador, con irnos transformando con él y él con nosotros. Cuando sucede ese encuentro verdadero se va creando algo en conjunto, que tiene que ver con el amor. Por eso hacia el final se habla de la necesidad de no banalizar el vínculo con el espectador, que exista un encuentro real con el público tanto en la comedia, como en el drama y la tragedia.

-¿Es una obra para actores y gente de teatro?

-Yo temía eso, pero vemos que el espectador se conmueve, se ríe, porque encuentra en lo que se dice relación con otros mundos…porque en la oficina y en otros ámbitos de trabajo también hay Ricarditos (risas).