Al ingresar a un piso de altos en la calle Perú al cuatroscientos, en San Telmo, y al salón lounge del Estudio Olivera (consagrado hace doce años a peinados y a cortes para pasarelas, campañas publicitarias y de moda) el único atisbo de una peluquería tradicional que asoma entre los sillones de corte, las cómodas art decó y las obras de arte es la imagen del fotógrafo a Jorge Miño que replica un salón de belleza con secadores vintage.

Un gran pasillo, embriagado de luz natural, conduce a otra sala de peinados,  el sector de lavados y coloraciones y entre una y otra asoma el nuevo showroom de la diseñadora Vicki Otero, que exhibe sus vestidos con mangas globo, las emblemáticas faldas plato a cuadritos en verde y negro y la sastrería  con hilvanes ornamentales y nuevos abrigos que aluden a la colección del invierno 2017 apodada “Industria Argentina”, lejos de los imperativos de la moda rápida que continúa con la temática instaurada en la pasarela de 2016 que admitió una instalación de mesa de corte, herramientas de corte y confección y un soundtrack alusivo al cierre de las fábricas. 

El jueves 4 de mayo, Otero y Olivera celebraron su asociación de moda y peinados, que además del gesto de compartir el espacio y su renta, indica los lazos construidos durante una década de desfiles en BAFWeek- donde Vicki Otero participó de forma ininterrumpida y Juan Olivera ofició de peinador y estilista en pasarelas. Corresponde destacar que desde 2002 las colecciones de Otero revisitan los clásicos del placard masculino, los trajes regionales y las antiguas fotografías de las mujeres de su familia española para construir una línea femenina con énfasis en la sastrería. “A cada concepto de moda lo trabajo dos temporadas porque para mí las ideas más simples son las más difíciles de desarrollar” sentencia Vicki Otero, vestida para la ocasión con una blusa negra con mangas bombée, y ornamentada con un peinado chignon, sin estridencias. Las fotos de la colección del invierno actual realizadas por Gisela Filc ilustran una reciente colaboración de la diseñadora con el estilista de peinados. Allí la modelo Paloma Cepeda asoma cual musa criolla con los largos vestidos con trenzas y otros peinados naturalistas. Pero su colección de invierno 2017 oficia además como un gesto político: “Es un momento en que la industria argentina está desapareciendo y yo quiero revalorizarla. A la mayor parte de la camisería que en la colección la desarrollé con telas que encontré entre los descartes de Mónaco, la fábrica de camisas nacionales que comenzó mi padre y que viene remándola para competir con la industria china. Me da gran orgullo que mi padre dé trabajo acá, y el reciclaje de las telas es posible porque esquivo las fallas que puedan tener los textiles con mis técnicas de corte artesanales” señala. 

¿Cuáles son las relaciones entre las texturas y el pelo? Vicki no vacila en afirmar: “Un producto con brillo o con laca no tiene que ver con mis ropas” mientras que Juan destaca “pensé en reflejar el estilo argentino, trabajé  texturas y raíces indígenas, para enfatizar la textura real del pelo y trabajar más las pieles naturales. En una campaña anterior con prendas que fusionaban joyas habíamos ido hacia un lugar más dramático mediante peinados del 1800”. Juan Olivera comenzó en la moda convocado por la estilista Florence Arguello, compartió el espacio con Dulcinea, otra mítica fotógrafa de los comienzos de la moda de autor y, trabajó además en BCN peluqueros, otra peluquería enlazada con la moda de comienzos de 2000. Y sobre su método actual desliza: “Pude volver a las palabras y a un método antiguo, que leí que practicó el famoso peluquero Marcel Grateau en el siglo diecinueve en París  y consistía en cortar con el pelo seco. Tuve que desaprender lo aprendido y  trabajar con algo más orgánico. Considero que hacer un corte se parece a tallar una escultura”.