Desde Lima

 Bajo presión del Congreso opositor y la prensa hegemónica, y en medio de discrepancias internas entre miembros del gobierno, el presidente Pedro Castillo decidió cambiar su gabinete ministerial. Lo anunció la tarde de este miércoles en un breve mensaje al país. El primer gabinete del gobierno de Castillo, que estaba encabezado por Guido Bellido, cae después de solo poco más de dos meses de gestión. El presidente señaló que cambiaba su gabinete para favorecer “la gobernabilidad”. La oposición aplaudió la decisión de Castillo. Por el contrario, en la dirigencia del partido oficialista Perú Libre (PL), del cual Bellido es congresista y dirigente, la salida de su principal ficha en un gobierno en el que conviven diferentes sectores de izquierda no cayó bien. En el partido oficialista hablaron de “traición” por este cambio.

Como nueva jefa del gabinete ministerial juramentó la noche del miércoles la exlegisladora Mirtha Vásquez, abogada y política de izquierda que fue presidenta del Congreso. No es militante de PL. Vásquez asumió la presidencia del Congreso en medio de la grave crisis política de noviembre de 2020, cuando el país tuvo tres presidentes en una semana, y ejerció ese cargo hasta el fin del gobierno de transición de Francisco Sagasti, en julio pasado. Como presidenta del Congreso tuvo una conducta dialoguista y conciliadora, y demostró habilidad política para manejar un Parlamento fraccionado y complicado.

"Memoria histórica"

Fueron cambiados siete ministros y doce ratificados. Además de la jefatura del gabinete, los cambios se dieron en Interior, Educación, Trabajo, Energía y Minas, Producción y Cultura. Un nombramiento significativo ha sido el de Gisela Ortiz en Cultura. Ortiz es hermana de uno de los estudiantes de la Universidad La Cantuta asesinados por el gobierno de Alberto Fujimori, uno de los casos por los que el exdictador ha sido condenado a 25 años. Juró por “la memoria histórica”. Aunque no es un gabinete paritario, la representación de las mujeres se eleva de dos a cinco, y una mujer encabeza el gabinete.

La crisis ministerial se produce en un contexto de extrema tensión entre el Ejecutivo y el Congreso, cuando el Parlamento unicameral controlado por la derecha se preparaba para censurar en los próximos días al ministro de Trabajo, Iber Maraví, uno de los cambiados, para lo cual ya tenían asegurados los votos necesarios, y la oposición había subido el tono a sus exigencias para la salida de Bellido. Los sectores más extremistas, con el fujimorismo al frente, embarcados en maniobras golpistas, habían amenazado con una posible destitución de Castillo si Bellido, al que acusan de “izquierdista radical”, continuaba en el cargo.

Bellido en la mira

La gestión de Bellido, congresista y dirigente de PL, ha sido duramente criticada por la derecha parlamentaria y los medios, pero también había sido cuestionada por sectores del propio gobierno por declaraciones que colisionaban con lo dicho por el presidente y otros ministros, y que más de una vez pusieron en problemas al gobierno. Lo último fue su anuncio hace unos días de la nacionalización del gas, que Castillo, que poco antes había negado cualquier posible estatización, debió desmentir. En el pasivo de Bellido se sumaban pasadas declaraciones machistas y homofóbicas.

Antes que a Castillo, Bellido, la principal carta de PL en el Ejecutivo, respondía al secretario general de PL, Vladimir Cerrón, que pugna por ampliar su cuota de poder en el gobierno y por radicalizar la presidencia de Castillo. Además de PL, los otros sectores del gobierno son los aliados de otros partidos de izquierda convocados por el presidente y el grupo de dirigentes magisteriales muy cercanos al profesor Castillo, sectores a los que Bellido y Cerrón han venido golpeando. El cambio de gabinete refuerza las alianzas de Castillo con diversos sectores progresistas y debilita a PL dentro del Ejecutivo.

"Traición"

El secretario general de PL no ocultó su malestar por la salida de su principal ficha en el gobierno, salió a respaldar al defenestrado Bellido. Antes de conocerse a los nuevos ministros, Cerrón exigió al presidente deshacerse de sus aliados de otros sectores de izquierda y concentrar todo el poder en PL. El nombramiento del nuevo gabinete no satisfizo esa demanda. Incluye aliados de otros sectores de izquierda y, para indignación del sector cerronista del oficialismo, a una legisladora de PL notoriamente opuesta a Cerrón, Betsy Chávez, que asume Trabajo. El hermano de Cerrón, Waldemar, vocero de la bancada oficialista, reaccionó anunciando que no respaldarán al nuevo gabinete. “Es una traición”, dijo. Sin embargo, Cerrón no controla a toda la bancada oficialista, de 37 bancas sobre un total de 130. Castillo ha tranquilizado a la oposición, lo que le da algo de aire, pero ahora un sector de su propia bancada amenaza pasarse a la oposición.