Los estudiantes y docentes de la escuela media Nº 4, Homero Manzi, ubicada en Avenida Saenz 631, de Nueva Pompeya, vivieron una tarde trágica. Un operario, de 18 años, cayó desde un cuarto piso y producto del golpe quedó en estado de coma y con pérdida de masa encefálica. El joven había ido a hacer una changa al colegio que depende del Ministerio de Educación porteño. Cuando los docentes, que vieron caer al joven, corrieron a socorrerlo, se enteraron de que la empresa contratista ni siquiera conocía el nombre del accidentado.

La tragedia ocurrió ayer, a las cuatro de la tarde, cuando los trabajadores de la obra comenzaron a bajar maderas desde un andamio montado sobre la cara interna del edificio, la que mira hacia el patio de la escuela. En uno de los traslados, la polea del improvisado montacargas que utilizaban se cortó y el joven cayó desde el cuarto piso hasta el pozo de la obra, de tres metros de profundidad. El operario fue trasladado al Hospital Penna, donde quedó internado en estado de coma.

“La angustia que estamos viviendo es terrible. Tenemos a un chico de 18 años en coma que tendría que haber estado estudiando como el resto de los pibes y en lugar de eso estaba laburando como obrero precarizado. Es muy duro porque la mayoría de nuestros alumnos son de barrios vulnerables y tienen naturalizada la muerte, no puede pasar lo mismo adentro de la escuela”, le contó a Página/12 Paula Leoz, preceptora y delegada de UTE.

El cartel de obra instalado en la escuela.

La empresa responsable, Planobra, cuenta con varias licitaciones del Gobierno porteño. Los docentes ya habían denunciado en el área de Infraestructura Escolar que los obreros trabajaban sin cascos, sin arneses ni zapatos con punta de acero. “Presentamos escritos y fotos de la obra y nada”, denunció la preceptora.

A la Homero Manzi concurren alrededor de 700 estudiantes, cuenta con dos turnos y un jardín maternal. Funciona desde hace quince años en un edificio que fue sede la Universidad Nacional Tecnológica y tiene, según denunciaron los docentes, capacidad para 400 alumnos y una única entrada de ingreso.

La obra en cuestión, que fue aprobada en febrero de este año por el ministerio porteño, contemplaba construir el nuevo edificio en el galpón de la escuela, que actualmente cumple la función de patio, y sin suspender las actividades del establecimiento. “No podemos seguir dando clases en estas condiciones. Los chicos se quedaron sin patio y no tienen salida de emergencia; tengo una alumna embarazada de siete meses que tuvo que dejar de venir porque no hay ascensores; tenemos un jardín maternal y chicos discapacitados, y todo es muy precario”, advirtió Leoz.

La preceptora recordó, además, que hace dos semanas, en el cuarto piso sintieron un ruido tan fuerte que docentes y alumnos se tiraron al suelo, abajo de los bancos, para protegerse de lo parecía un derrumbe. “Parecía que se iba a caer el edificio. Estaban demoliendo el quinto piso, justo arriba de donde se dictan clases”, agregó Leoz.

Hoy la escuela estuvo cerrada y continuará sin clases hasta que terminen los peritajes. Padres y docentes se reunirán mañana, a las 8, en la puerta del colegio, para decidir qué hacer y cómo movilizar el reclamo. El Ministerio de Educación porteño no respondió los llamados de este diario.

El pozo de la obra en el patio del Homero Manzi.