Nuestra Universidad Nacional de Lomas de Zamora comienza a transitar el camino a su cincuentenario, y se presenta como un momento propicio para pensar la institución de aquí a los próximos 50 años y evaluar el largo camino recorrido.

Nacimos en 1972 como la primera del Conurbano, la que dio ese impulso inicial a la idea de democratización del acceso a la educación superior. Somos hija del Plan Nuevas Universidades, conocido como Plan Taquini, y fruto de la lucha de una comunidad que hizo suya la bandera del derecho a la educación para sus hijos e hijas.

No somos un accidente geográfico: somos una identidad que representa sueños, esfuerzo y movilidad social ascendente. Somos una forma de concebir la vida en comunidad.

Siempre decimos que la UNLZ está hecha de historias, y la de su nacimiento resulta fundante. Pensada desde un paradigma que se distanciaba de la idea tradicional de Universidad como formadora de elites y vinculada a carreras tradicionales, se abrió paso con una oferta académica novedosa y de gran vinculación con su territorio.

Este último aspecto es identitario desde nuestro nombre. Fuimos de las pocas instituciones que en su época tomó la denominación de su ciudad natal, lo que revaloriza lo local y el lazo de pertenencia con el territorio.

Si estamos hechos de historias, es porque somos los miles de pibes y pibas que son primera generación de estudiantes universitarios, y también somos quienes se animan después de haber trabajado toda su vida a emprender su sueño de estudiar.

Y si somos historias, también somos futuro. Porque la Universidad se forma del deseo de quienes todavía no la habitan pero la encuentran posible. Para ellos y ellas pensamos, a partir de este cincuentenario que se acerca, lo que nos queda por delante. Desafíos y proyectos que incluyen reflexionar sobre el modelo de país que queremos, en el que innovación, calidad y acceso se complementan.

Rumbo a los 50 años, es necesario pensar en la Universidad del futuro. Para ello debemos continuar garantizando el acceso, en un contexto complejo, hasta que la Universidad sea una posibilidad para todos.

Debemos desarrollar las nuevas modalidades de cursada, incorporando las tecnologías de forma convergente. Fortalecer el retorno a una presencialidad segura y seguir robusteciendo los sistemas de modalidad híbrida. Es central continuar trabajando para que la experiencia de este tiempo de pandemia nutra las prácticas pedagógicas en las aulas.

Además, es necesario seguir profundizando las relaciones con la comunidad atendiendo a las necesidades de desarrollo local. El lazo con el territorio es parte de nuestra identidad, no sólo desde el nombre, sino desde el compromiso de colaboración con los distintos actores sociales.

Por último, resulta imprescindible avanzar en la creación de carreras que incluyan las competencias del futuro. La Universidad forma profesionales, pero también participa del debate sobre el modelo de país que queremos y, sobre todo, de los conocimientos y aptitudes que serán necesarios para llevar ese proyecto adelante.

Así como desde el inicio asumimos el rol de igualadora de oportunidades, seguimos trabajando para la inclusión. Las universidades del Conurbano fueron pensadas para defender y fortalecer una identidad. Las políticas de proximidad no son simplemente una cuestión geográfica, son una forma de entender las instituciones en su vínculo con la comunidad.

Si nacimos como garantía de posibilidades, para nosotros la democratización y la calidad no son términos contradictorios, aunque algunos a veces lo planteen así. Los desafíos están marcados desde nuestra propia fundación: inclusión, calidad académica y desarrollo territorial. Rumbo a nuestro cincuentenario.

*Rector de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora (UNLZ).