Desde París

Hay personas que viven en mundos alternativos y logran convencer a millones de ciudadanos de que ese mundo es la realidad. El ex presidente estadounidense Donald Trump lo hizo en Estados Unidos, Boris Johnson en Gran Bretaña y Jair Bolsonaro en Brasil. Ahora, a la democracia francesa, plenamente orientada hacia las elecciones presidenciales de abril de 2022, no le falta su pinocho nacional. Su impacto es tal que ha modificado las relaciones de fuerza entre los partidos y las previsiones electorales. Se trata de una singularidad local de pensamiento tan estrecho que sorprende constatar la magnitud de su audiencia y el estado de suspenso en el cual ha sumido a Francia mientras se decide o no a presentarse a las elecciones. Su nombre es Eric Zemmour, un mal llamado “periodista” de la televisión que, más bien, es uno de esos polemistas-panelistas que abundan en todos los países. Con una narrativa de extrema derecha, xenófoba, islamófoba, homóbofa, lesbianófoba y anti feminista Eric Zemmour se ha izado a un rango elevadísimo de las preferencias electorales aun cuando todavía no es oficialmente candidato. Le pisa los talones a la líder de la ultraderecha francesa, Marine Le Pen, con quien debatió en la televisión además del jefe de la izquierda radical, Jean-Luc Mélenchon, absorbe intenciones de voto de la derecha y desbarata todas las proyecciones de los institutos de opinión. La elección de 2020 no depende de una propuesta política sino de un disparate.

Referencias

Su armadura política es un montaje-mezcolanza cuyo ingrediente central es la idea de que Francia está siendo reemplazada por los musulmanes. Esa corriente surgió primero con el libro del escritor Jean Raspail "El Campamento de los Santos" (1973), una obra que fue el libro de cabecera de Donald Trump y su brujo consejero, Steve Bannon. En esas páginas el autor inventa el desembarco de un millón de miserables de piel oscura en las costas de Francia. 

La segunda referencia es Renaud Camus y dos de sus libros: "De l'in-nocence. Abécédaire" (2010) y Le Grand Remplacement (2011). Ambos desarrollan la temática del reemplazo de las sociedades blancas occidentales. Desde la ficción también, Michel Houellebecq explotó esa vena nacional amenazada en la novela Sumisión, en la cual retrata a una Francia presidida por un musulmán que le impone al país el uso de la sharía. El ensayista Bat Ye’or concibió igualmente una Europa musulmana a la que rebautizó con el nombre de Eurabia. Esa es la temática con la cual, en revistas, diarios y televisión, Eric Zemmour edificó su legitimidad. 

“Los franceses observan la calle, el Métro, las aulas y sobre todo los barrios populares y constatan la evidencia de un gran reemplazo”. Con esa ideología, con la decadencia francesa como espantapájaros y un talento radiante para reescribir a su modo la historia de Francia, ha publicado cuatro libros, de los cuales vendió decenas de miles de ejemplares: “Melancolía francesa”, ”El Suicidio francés”, ”Destino francés” y “Francia no ha dicho la última palabra”. 

Nada ha perturbado su ascensión. Ni las acusaciones de agresión sexual, ni menos aún las condenas de la justicia por “provocación a la discriminación racial” (2011), ”provocación al odio religioso hacia los musulmanes" (2018) e “injurias y provocación al odio contra los musulmanes”. Eric Zemmour inventó una variante francesa del trumpismo global: es, al igual que el modelo original, un hábil promotor del fake news y de los hechos alternativos, es decir, esa porción de la realidad que existe sólo porque alguien la enuncia. Su especialidad adicional consiste en la “fakehistoria”, o sea, en corregir los hechos históricos, las fechas, los datos, los episodios y los personajes para adaptarlos a su ideología.

Medios

Una perla de una de sus crónicas leídas en el canal CNews en junio de este año: ”el movimiento fascista nació a la izquierda, nació en Italia. Mussolini es un socialista. ¿Cuál es el nombre del partido nazi ? Es nacional-socialista. ¡ Socialista ! Esa gente es entonces de izquierda”. Otra, en el mismo canal, en mayo de 2021: ”se ha sacado al cristianismo, y es por eso por lo que tenemos el islam, es una religión de reemplazo”. 

Estadísticas manipuladas, citas erróneas o falsas, informaciones inventadas, ataques a los homosexuales, a los musulmanes, a las mujeres, Eric de Francia es un monigote cuya ligereza e influencia sorprende en un país que posee una cultura política tan sólida. Sin embargo, es imparable. 

Al igual que otros pensadores conservadores, Eric Zemmour ha monopolizado a parte de la derecha dura y a la extrema derecha con la misma intensidad con que aparece en los medios: Challenges, CNews, Le Figaro, France 2, BFMTV/RMC, RTL. Muy pocos le han cerrado sus páginas o sus espacios televisivos o radiales. 

Eric Zemmour y su fascismo repintado ejercen una fascinación espeluznante. Los sondeos semanales prueban su viaje estelar. 5% de intenciones de voto en mayo, 6 en junio, 10 a mediados septiembre (barómetro Harris Interactive). La última encuesta lo ubica codo a codo con Marine Le Pen. En caso de que oficializara su candidatura, Eric Zemmour obtendría entre 13 y 14 por ciento de los votos frente al 16 que recogería Marine Le Pen. Hace un mes, la jefa de la extrema derecha francesa llegaba al 24 por ciento de intenciones de voto. Al final, nadie sabe si Eric Zemmour jugará en las presidenciales. Sin embargo, el espectro de su candidatura ya alteró un juego político tanto más trastornado cuanto que los dos partidos políticos que, durante muchas décadas, asumieron la alternancia política en Francia, es decir, el socialismo y la derecha conservadora liberal, atraviesan una fase de ocaso y descomposición. El teatro está abierto para que cualquier delirio sea una opción más legitima que la propia historia o la razón.

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