Atrapada por la violencia institucional y familiar, la niña rememora su vida y traza un recorrido que bien podría ser el de muchas más, tanto ayer como hoy, según la propuesta que Arístides Vargas traza en La muchacha de los libros usados y que Mariana Sánchez y Alesandra Roczniak ponen en escena en Teatro La Nave (San Lorenzo 1383), hoy y mañana a las 20. “Si bien conocemos y trabajamos la obra de Arístides Vargas, a ésta en particular no la había leído ni visto en puesta alguna, de manera tal que al llegarnos el material a través de uno de los actores, nos reunimos con el grupo para hacer la lectura e investigar, y creo que la poética de la obra nos atravesó a todos”, explica Alesandra Roczniak a Rosario/12.

La muchacha de los libros usados cuenta sobre la venta de una niña a un coronel por parte del propio grupo familiar. Un casamiento donde el cuerpo de la niña-mujer oficia como mercancía. Los libros le permitirán narrar su vida, y tal vez encontrar o pensar un destino diferente. “No sólo es lo que ella está atravesando como niña, sino todas las cuestiones que empiezan a aflorar sobre su entorno familiar. Si bien ella queda inserta en un ámbito militar, la violencia y el abuso de poderes ya estaban presentes en la madre y el padre. Todo esto nos atrapó e interpeló, y pensamos en muchas cuestiones actuales. Si bien Vargas sitúa a la obra en relación a un contexto de dictadura militar en Latinoamérica, el tema es también actual en cuanto a la trata de personas y esas ‘líneas rectas’ que él nombra en cuanto a lo planificado, y todo lo que la mujer tiene que hacer en base a lo que ya está estipulado”, continúa la directora y actriz del elenco que conforma junto a Susana Colosimo, Lucía Prado, Aníbal Vescovo, Ariel Kalainis, y Carlos Gamarra.

“Sinceramente, a medida que la íbamos leyendo y releyendo encontrábamos más cuestiones, y si bien Vargas cita mucho al ejército prusiano y la educación enfocada desde allí, la situación de la mujer es lo que más nos atravesó. Empezamos a desglosar y leer la obra en 2019 con la intención de llevarla a escena en 2020. Volvimos al vínculo de trabajo en febrero de este año y ya con el permiso de la obra, luego de habernos comunicado con Vargas, algo realmente emocionante para nosotros. Sabemos que La muchacha de los libros usados fue representada en varios lugares de Latinoamérica, también en Argentina, pero nunca en Rosario. Es más, tampoco la habíamos visto nosotras como directoras ni los actores. De manera tal que la intención fue la de por qué no contar esto y ver qué pasa con el espectador, con lo que viene esta mujer a decir, a dar a conocer”, refiere Roczniak.

En cuanto a los matices que el texto de origen ofrece –Arístides Vargas vive en Ecuador, desde el exilio suscitado en 1978–, Roczniak señala que “Vargas no le pone nombre al personaje, pero en el análisis que hicimos pensamos que lo que le sucede le podía pasar a cualquier mujer; aparecen símbolos de violencia muy marcados o de situaciones vinculadas con el decir: ‘calladita es más bonita’, ‘no entres en esta conversación’, ‘se hace lo que yo digo’. Son contrastes sutiles que evidencian esta violencia, esta situación, sumado a que se está hablando de una niña de 14 años a quien el padre vende a un coronel, al que le pide que hasta que no pase el ciclo de la menstruación no tenga acceso físico. A partir de eso, ella pierde su cuerpo y su dignidad; desde el momento en que está casada, ya es una mujer-mercancía”.

-La relación con los libros también señala de manera simbólica, ¿no?

-Ella va contando su vida en libros, y uno de ellos tiene que ver con el aviso al coronel sobre una supuesta enfermedad, lo que en verdad significa que está menstruando. De ahí en más, ella pasa a estar en otro plano. “Mi marido quiso poseerme y yo preferí que me poseyera un autobús”, porque sale corriendo y la atropellan. De ahí en más, empieza a encontrarse con la situación del hospital, se siente una enferma terminal en una situación de la que no puede salir, que le tocó porque ya estaba así planificado. ¿Cómo salir de ahí? Cuenta su historia también porque en los libros busca una salida a la libertad, piensa que todos los libros hablan de amor, y en este sentido hay una poesía muy interesante en toda la obra. Si el libro habla de libertad, ella se apoya en esas lecturas y las apropia. En varios momentos, él le dice: “¿Qué te creés?, ¿que porque leés libros sos libre y tenés poder?”.

A partir de la dirección y puesta en escena de Mariana Sánchez y Alesandra Roczniak, La muchacha de los libros usados reúne la tarea de Sergio Aquilano (edición de audio), Denisse Spinelli en (vestuario), Mariana Sánchez (maquillaje), Daniel Carballido (fotografía) y Federico Fernández Moreno (técnica).