Compañeras desaparecidas, presente. Para hacer realidad esa consigna, hace falta construir puentes cotidianos y eso fue lo que hicieron alumnes y docentes del Normal 2, que mañana lunes, a las 16, descubrirá una placa en homenaje a las once víctimas del terrorismo de estado que estudiaron en esa escuela. La iniciativa partió de les docentes Beatriz Argiroffo y Leo Simonetta, convocó a Fernando Mut y más tarde, sumó a Micaela Giuliano y Laura Peluffo. Hoy participan también otras docentes. “Cómo no voy a ir, si ese fue uno de los recuerdos más lindos de toda la secundaria. No, fue el recuerdo más lindo y ahora estudio algo que tiene que ver con eso”, respondió Pedro, hoy estudiante de Derecho, cuando lo convocaron para participar del acto. El homenaje es una intervención artística de Cynthia Blaconá y Jimena Rodríguez, y estará en el patio de la escuela secundaria. 

El proyecto comenzó a tomar forma en 2017, entre docentes de la materia Construcción de Ciudadanía y Participación, de cuarto año. “La propuesta fue investigar para conocer si había ex alumnas de la escuela que hubieran sido víctimas del terrorismo de estado. Alguna idea teníamos por una investigación de Fernando Mut que se llamó Memoria Maestra, para Amsafé Rosario. Entonces Leo, Fernando y yo, que teníamos los cuartos años, trabajamos esta investigación en el tercer trimestre de 2017 y el tercer trimestre de 2018. En el aula, había que cruzar los datos del Registro Único de Víctimas del Terrorismo de Estado (RUTVE), que es un pdf, con los registros de la escuela, y para eso utilizamos los índices de los libros matrices”, cuenta Argiroffo, quien señala que apenas le propusieron la tarea a la entonces directora, Andrea Della Siega, encontraron la mejor predisposición.

La tarea tenía su exigencia y algo de tedio: un cuarto estaba a punto de abandonar, cuando encontraron dos nombres que figuraban en el RUTVE. El hallazgo los impulsó a seguir. En total, encontraron once nombres y los cotejaron con los libros matrices las fechas de nacimiento y los DNI.

El 24 de marzo de 2019, se entregaron los legajos de las ex alumnas a sus familiares y amigues. 

María Amarú Luque, María Susana Brocca, Liliana Marta Delfino, Rut González, Estrella Augusta González, Julia Natividad Huarque, María Cristina Márquez, María Teresa Latino, Graciela Elena Teresa Lo Tufo, Guillermina Elsa Carlota Santamaría y María Sol Pérez son las once ex alumnas de esa escuela que por entonces era “de señoritas”. Por eso no hay varones. 

El 24 de marzo de 2019, les estudiantes entregaron a familiares y amigues los legajos de las once compañeras de escuela -de otro tiempo-, aunque no pudieron localizar allegados de todas. “A veces parece una frase trillada, pero no lo es. Las desaparecidas y los desaparecidos y asesinados nos faltan a todos y a todas”, plantea Micaela Giuliano, que formó parte de este proceso para “pensar en restituir esa identidad, no solamente para la escuela, sino también para las familias”.

El acto de entrega de legajos fue “conmovedor”. “Había una de las hijas que no dijo que nunca había visto la firma de su mamá. La letra es algo tan íntimo…”, sigue Giuliano, quien subraya que hubo “algo muy significativo, nos pareció que era importante decir que eran militantes, también para legitimar esa lucha de ellas”.

Una segunda instancia se vio interrumpida por la pandemia. “Nos habíamos planteado que en 2020 íbamos a empezar a trabajar con cada una de estas once historias y hacer una investigación de las vidas de cada una de ellas y hacer un archivo, no sólo con la información que circula en las redes, sino también con entrevistas, reconstruir su historia, su militancia, su trayectoria, sus amistades. Teníamos esa idea, pero la pandemia interrumpió eso”, cuenta Argiroffo, que hoy es docente jubilada. Más tarde, un grupo de alumnes que participó de la experiencia, la expuso en un curso para docentes que organiza el Museo de la Memoria.

El acto de mañana implica otro hito en un proyecto. “No diría que se trata de cristalizar el pasado de una vez y para siempre, sino de darle una presencia, una materialidad, a una parte de una historia que tiene que ver con nosotros como institución, pero también hace a la sociedad”, plantea Leo Simonetta. “Todas las escuelas tienen placas, bustos, estatuas, imágenes, fotos, distintos dispositivos que tienen que ver con recortes del pasado y con ciertos actores o actrices institucionales o sociales, que de una manera u otra deben ser recordados, como parte de un relato que habla de quiénes forman parte de estas instituciones escolares”, plantea Simonetta. “En nuestro caso, la idea es hacer un poco más compleja, si se quiere, esa mirada sobre el pasado y en particular sobre el pasado reciente”, afirma.

 

La intervención que se instalará mañana es un panel de cerámica con un texto y los once nombres dentro de pañuelos blancos, dispuestos de manera tal que -si aparecen nuevos nombres hasta ahora ignorados- se pueda ampliar. “Nuestro interés es que las paredes de la escuela hablen de esta historia”, apunta Argiroffo. Mañana, a las 16, en el patio de la escuela de Balcarce y Santa Fe, ellas volverán a decir “presente”.