“Somos activistas del dinero”, dice Luz Aquilante, directora ejecutiva del Fondo de Mujeres del Sur, una poderosa iniciativa feminista, con sede en Córdoba, que lleva ya más de una década apoyando a organizaciones que buscan mejorarles la vida a mujeres y personas LBTIQ+ en la Argentina y otros países de la región. Empezó con un presupuesto de 20 mil dólares y hoy está entregando más de 2 millones y medio de dólares al año en donativos para proyectos que apuntan a construir entornos más igualitarios, más inclusivos y más sostenibles.

El FMS es parte de una red de 40 fondos de mujeres en el mundo. La construcción de un aljibe para recolectar agua de lluvia y solucionar la falta de agua potable en una comunidad mocoví, en la localidad de Tostado, provincia de Santa Fe, durante el aislamiento por la pandemia de covid-19; el grupo Vecines Unides por un Ambiente Sano (VUDAS), que se plantó en el corazón del agronegocio y lucha desde 2012 contra una fábrica de biocombustible que contamina su barrio, a seis kilómetros del centro de la ciudad de Córdoba y ya ha llegado con su reclamo a la Corte Suprema de Justicia; un centro integral de mujeres que asiste a migrantes de países limítrofes en el municipio de Quilmes, al sur del conurbano bonaerense; una asociación trans que militó por la Ley Integral para Personas Trans que aprobó Uruguay en 2018 y un sindicato de trabajadoras domésticas de Paraguay que pelearon y consiguieron en 2019 la sanción de una ley para proteger sus derechos, son algunos de los proyectos que acompaña el FMS.

Es un ejemplo de cómo el feminismo transforma y mejora la vida a mucha gente: el FMS empezó en 2008 dándole apoyo financiero a 15 organizaciones. En 2020 fueron 159 grupos y 210 las iniciativas que recibieron sus fondos. Por año alcanzan a más de 150 mil personas con las acciones que promueve.

“Tenemos un trabajo muy gratificante, muy cercano a las organizaciones que acompañamos. Estamos presentes en los territorios, fortaleciendo y resistiendo en un contexto extractivista y de avanzada de los fundamentalismos y neoconservadurismos no solo religiosos, sino también políticos y económicos, que se manifiestan en los medios, en las redes, en la calle, con discursos de odio cada vez más violentos en contra de los movimientos feministas y de la diversidad”, dice a Página 12 Aquilante, al término de una sesión de biodanza, en la que participó junto a integrantes de organizaciones que apoyan desde el FMS como estrategia de autocuidado o “diversión política”, como llaman a una serie de talleres que están ofreciendo para enfrentar el desgaste físico y mental que generó la pandemia con casas-fábrica, por el trabajo por zoom y la multiplicación de las tareas de cuidado.

--¿Qué tipo de proyectos apoyan? --le preguntó este diario.

--Apoyamos proyectos de transformación social que tengan incidencia en el cambio de las condiciones de vida para las mujeres y personas LBTIQ+ y su posición estratégica. La meta es lograr cambios estructurales para garantizar la justicia de género y su intersección con la justicia social, racial, económica y ambiental.

Aquilante es licenciada en Relaciones Internacionales por la Universidad Católica de Córdoba y magister en Cooperación Internacional Descentralizada por la Universidad del País Vasco, entre una lista larga de títulos académicos. Desde 2016 está a cargo de buscar fondos para alimentar las alcancías del FMS. Llegó a ese puesto luego de haber trabajado diez años en ONU-Mujeres y dos en el gobierno de la provincia de Córdoba.

Buscamos responder a las necesidades y demandas de los movimientos de mujeres, feministas y de la diversidad. Si bien nuestro mandato central es otorgar donativos en Argentina, Uruguay y Paraguay, desde 2017 apoyamos también a organizaciones en 21 países, en colaboración con la Alianza Latinoamérica de Fondos de Mujeres en la región”, contó a este diario. Tanto creció el FMS en los últimos años que a su sede central en la ciudad de Córdoba sumó otra en Paraguay y un enlace en Uruguay.

En la agenda más caliente del FMS entraron otras problemáticas: “Nos enfrentamos a la criminalización de las defensoras ambientales y a una pandemia que profundizó aún más las desigualdades para las mujeres en términos de crisis de cuidados, aumento de la pobreza, brecha digital y dificultades de acceso a la salud”, apunta.

El trabajo colectivo y la sororidad son dos de los valores que atraviesan los proyectos que apoyan desde el FMS. Además de entregar donativos, brindan acompañamiento técnico-político para el fortalecimiento de las organizaciones y de los activismos.

El FMS se creó el 12 de octubre de 2007 y un año después obtuvo la personería jurídica. “Surgió con ese espíritu de lucha del 12 de octubre, un día de reivindicación del respeto de la diversidad cultural, de resistencia de los pueblos indígenas y la lucha contra el colonialismo”, dice Aquilante. Sus fundadoras fueron cinco activistas feministas con larga trayectoria en distintos campos: la educadora popular de Santa Fe Mabel Busaniche, Estela Díaz --actual ministra de Mujeres, Políticas de Género y Diversidad Sexual bonaerense--, la abogada rosarina Susana Chiarotti --integrante del comité de expertas de la OEA que se encarga de evaluar a los países del continente en el cumplimiento de la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer, conocida como Belém do Pará--, Cecilia Canevari, profesora de la Universidad Nacional de Santiago del Estero, y Marta Alanís, de Córdoba, ex directora de Católicas por el Derecho a Decidir en Argentina.

El FMS promueve un modelo de gestión horizontal y feminista tanto hacia adentro como hacia afuera. A las activistas y organizaciones que apoyan las llaman “copartes porque entendemos que es de manera colaborativa y conjunta que somos parte de la transformación”, dice la directora ejecutiva. Cuenta con un Consejo/board integrado por siete feministas históricas que contribuyen con la mirada político estratégica del fondo y un equipo ejecutivo multidisciplinario compuesto por 27 personas.

--¿De dónde provienen los fondos que distribuyen? --le preguntó Página12.

--Principalmente de la cooperación internacional, tanto multilateral como bilateral. Contamos con apoyo de fundaciones privadas, de la Unión Europea, del Ministerio de Relaciones Exteriores de Holanda, entre otros. Además tenemos más de mil donantes individuales principalmente de Argentina pero también de países europeos, Australia, EE.UU. y de América Latina que nos hacen aportes mensuales a través de tarjeta de crédito o débito.