La construcción naval tiene hitos que pueden considerarse únicos, el buque es un bien de capital que tiene la singularidad de que cada unidad tiene un nombre especifico, esto no ocurre con otras industrias, por poner un ejemplo la industria automotriz fabrica modelos y los replica por miles. De ahí la identificación de los trabajadores navales con la construcción.

La botadura configura un hito en la construcción de un buque, es la primera vez que el buque toca el agua. La ceremonia incluye la rotura de una botella contra el casco y la misma es arrojada hacia el casco por la “madrina” del buque.

La emoción invade a los trabajadores navales en el momento de la botadura, porque en cierta medida en ese instante se condensan todas las vivencias que pasamos en el Astillero y se multiplican porque ese día concurre nuestra familia y comparte con nosotros el resultado del trabajo. Si el trabajo, esa palabra que escuchamos a diario, de la cual muchos se rasgan la vestidura diciendo que es la salida para nuestro país, pero que después desprecian, mutilan, injurian.

La botadura de la lancha de instrucción de cadetes (LICA) en el Astillero Río Santiago puso de relieve que la capacidad de construir existe, es un hecho inocultable, contundente. La LICA fue diseñada para la Armada Argentina en la Oficina Técnica del ARS, se lo hizo a partir de las necesidades que tiene el Armador y el resultado es un buque que fue aprobado por una de las sociedades de clasificación más prestigiosa del mundo.

La botadura se realizó con el casco aprobado y con un grado de alistamiento del 70 por ciento. Que no tenga la línea de ejes y la hélice no altera el programa de trabajo de la construcción y no existe una sola razón que justifique demorar la botadura. El grado de alistamiento de un buque depende de la provisión de equipos (las líneas de ejes no se colocaron porque aún no llegaron) y también sopesa las capacidades que tenga el Astillero para alistar a flote y la necesidad de disponer de gradas. En ese sentido alistar la LICA en muelle en este momento no es una dificultad para el Astillero y liberar gradas 2 y 3 que ocupan las LICAS es una necesidad para comenzar a tomar y montar otros trabajos como la compuerta flotante para el dique de la Base naval de puerto Belgrano.

Los contratos en la industria naval tienen hitos y tanto el Astillero como el Armador toman obligaciones. Se ha llegado a decir que la botadura de la LICA genera una especie de sobreprecio porque para colocar las líneas de ejes se lo tiene que sacar el buque a seco. Todos los buques botados en el ARS antes de la entrega tienen que salir a seco, para realizar el carenado final y el retiro de los “fittings” y pegotes de la botadura. A su vez la botadura implica para el Astillero un hito de facturación como así también liberar la grada genera a futuro otro hito de facturación cuando se monta el primer cuerpo de la siguiente construcción. En conclusión, la botadura no solo implica un sobreprecio, sino que tiene como consecuencia todo lo contrario.

Como se ve la LICA desde su concepción es un modelo. Un astillero estatal cuya capacidad técnica es capaz de diseñar un buque que necesita la Armada para formar sus cadetes. Eso parece que molesta a ciertas elites, y a ciertos grupos mediáticos. ¿Por qué les molesta? La respuesta es simple: son defensores a ultranza de otro modelo: compre llave en mano:

Las Shaldag

En noviembre de 2016 la ex ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, viajó a Israel y concretó la compra de 4 embarcaciones para la Prefectura Naval por un costo de 49 millones de dólares.

En su momento la FINA (Federación de la Industria Naval) sacó un comunicado planteando que por el mismo presupuesto se podrían haber construido en el país 20 unidades para los fines que se adquirieron las lanchas Shaldag a Israel.

Mientras que la LICA es un diseño ajustado a las necesidades de la Armada, las Shaldag fueron diseñadas para navegación Marítima con lo cual, al hacer uso de esas embarcaciones en un medio fluvial, por el calado y la velocidad que desarrollan provocan erosión en las costas del rio.

A su vez las lanchas son artilladas y cuentan con cañones de 20 y 25 mm. que son considerados armamento de guerra, completamente desproporcionados para patrullaje fluvial que se hace en las inmediaciones de ciudades.

En definitiva, se adquirió una embarcación que nada tiene que ver con las necesidades que tiene el país pagando casi 50 millones de dólares que son equivalentes a la construcción de 20 unidades similares en astilleros nacionales. Y sobre todo generando más de 600 puestos de trabajo a astilleros israelíes.

Por otra parte, mientras que la construcción de un buque para la Armada en un Astillero Nacional para formar a las futuras generaciones es un acto de soberanía nacional, la adquisición de las Shaldag se realizó a Israel: país que se cansó de votar en contra de Argentina en el legítimo reclamo de la recuperación de nuestras queridas Islas Malvinas.

En su momento “los especialistas navales” (aparecidos recientemente) acompañaron con un silencio cómplice la compra de buques al exterior y hoy baten el parche comparando una botadura en un astillero nacional con la inauguración de un edificio. No nos extraña desde el momento que dos de las Shaldag están fuera de operación sin generar la más mínima indignación de dichos “expertos navales”.

En el 2018 los trabajadores del Astillero fuimos demonizados por uno de los principales operadores mediáticos del macrismo porque éramos la piedra en el zapato del plan de ajuste y reforma laboral. ¡En el 2021 nos atacan los mismos porque mostramos que el país se puede poner de pie a condición de poner el centro en la reactivación de la Industria naval y la industria nacional toda!   

* Francisco Benegas es secretario general de ATE Ensenada.