Más allá de las palabras los hechos expresan por sí mismos la situación de crisis inocultable. Crisis que se manifiesta en todos los planos. Creciente exclusión social, creciente empobrecimiento de mangos contingentes de población.
En este contexto los representantes de los capitalistas braman por empeorar aún más las condiciones de trabajo. Desde planteos como el de los despidos sin indemnización hasta la instauración continuada del teletrabajo más allá de la pandemia de covid-19.
En efecto, el presidente de la Unión Industrial Argentina dijo sin tapujos que el objetivo es bajar el "costo laboral", dicho en otros términos licuar los salarios por diversos medios.
No es casualidad que este vocero de una fracción de la burguesía sea a su vez representante de la cámara que agrupa a las cámaras empresarias productoras de alimentos.
Con la inflación disparada exponencialmente, el gobierno desde sus principales figuras enuncia su propósito de conciliar capital y trabajo mediante el diálogo. La burocracia sindical siempre dispuesta a ser correa de transmisión del sistema vigente saluda esa iniciativa. Desde hace décadas es sabido que el enfrentamiento entre capitalistas y clases subalternas es inevitable.
Las tecnoburocracias y todos los dispositivos y maniobras ideológicas están al servicio de la presidencia de la dominación, la explotación y la alienación de las masas. Sólo la lucha autónoma y revolucionaria nos llevará hacia la genuina emancipación integral.
Los discursos que encubren la cruda realidad son falacias. Solo palabras vacías abundantes en las etapas preelectorales, eslóganes de campaña. Solamente la lucha autoorganizada nos hará libres.
Carlos A. Solero