En un duelo muy esperado por el reencuentro entre Lionel Messi y Jorge Sampaoli post fiasco de Rusia 2018, el París Saint Germain (28 puntos) y el local Olympique de Marsella (18) no se sacaron ventajas en el clásico de la undécima fecha de la Ligue One francesa. También estuvieron Angel Di María (jugó 60 minutos) y Mauro Icardi (en el banco) por los dirigidos por Mauricio Pochettino, y el exBoca Leonardo Baleri entre los suplentes del dueño de casa.

En un encuentro en el que las emociones chocaron contra la precisión milimétrica del VAR, fueron anulados dos goles por posición adelantada -uno por lado- en la primera parte, la más atractiva. Allí fue cuando el estelar trío de Mbappé-Messi-Neymar tuvo las más claras para el PSG, que prometió más de lo que concretó.

Messi, de discreto rendimiento, coqueteó con el gol cuando le quedó un rebote casi debajo del travesaño pero su cabezazo, sin la potencia necesaria, fue despejado al córner por el arquero español Pau López.

El partido se rompió a los 56 minutos cuando fue expulsado el marroquí Achraf Hakimi por una infracción como último hombre en la puerta del área. En primera instancia, el árbitro optó por castigar al jugador caído del Marsella por una mano pero tras revisarla en el VAR cambió su decisión. El tiro libre fue ejecutado por el diez local, Dimitri Payet, quien la mandó bastante afuera.

De allí en más el PSG se retrasó, apostó a cuidar el punto y, en todo caso, a llevarse la victoria con algún contraataque comandado por sus cracks. La iniciativa pasó a ser propiedad exclusiva del conjunto local que, de no ser por la asombrosa falta de definición de sus hombres de ataque, hubiese festejado: la más clara la tuvo el estadounidense Konrad De la Fuente, quien quedó solo de cara al arco cuando se terminaba el encuentro y, ante tamaño escenario, remató muy desviado.

Con más apellidos que fútbol en el Velodrome de Marsella, buena parte de la historia del encuentro pasó por el clima en las tribunas, propio de un clásico caliente. Les fue díficil a los jugadores visitantes sacar los córners, por ejemplo, ante la lluvia de objetos que caía desde cada esquina, mientras que el humo de las bengalas maquilló los minutos iniciales.

Como si fuera poco, en la segunda parte, un hincha le cortó un contraataque al PSG cuando se metió a la cancha y corrió a toda velocidad -y con jeans- a Messi. Al advertirlo, el rosarino lo abrazó a medias mientras le escondía la pelota con los pies, ya que la redonda parecía ser el objetivo principal del intruso.

Las posiciones