La universidad no será la misma aun después de la pandemia, y habrá incorporado formatos propios de lo que impuso la crisis sanitaria pero que resultaron una solución para cuestiones que venían de antaño. Ese es el rumbo que avizora el rector de la UNR, Franco Bartolacci, al presentar la primera de las varias aulas a cielo abierto que tendrán las facultades de la región Rosario. Una solución acorde a las premisas sanitarias, y que se relaciona con otras soluciones como las aulas híbridas, que permiten el cursado presencial y el virtual en simultáneo. Es que –por primera vez se pone de relieve esta cuestión– la pandemia ha provocado alteraciones que establecen un riesgo cierto de que la universidad, aunque sea pública y gratuita, se termine volviendo un privilegio de elite, definitivamente.

Un espacio sobre el pasto, entre dos naves del Centro Universitario Rosario, donde está la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales, dejó de ser un lugar de tránsito y se pobló de numerosos asientos de hormigón con forma de "Z". Esos son los pupitres montados en abanico frente a un gazebo para establecer la primera aula a cielo abierto de la UNR. “Este es uno más de tantos dispositivos que estamos poniendo en marcha para seguir garantizando el acceso a la educación superior, y que el aprendizaje construido en este año y medio tan difícil, nos deje en un lugar mejor”, dijo Bartolacci.

Esos bancos, que también se ven en el microcentro y en paseos de la ciudad, fueron fabricados en el Centro de Capacitación y Producción Municipal de barrio Las Flores.

“Está claro que necesitamos recuperar presencialidad, por eso apelamos a todas las herramientas posibles: dentro de un aula, de manera híbrida o al aire libre”, dijo el rector y explicó que “la idea de generar aulas a cielo abierto surgió en parte para dar respuestas a los problemas en el marco de la pandemia, pero también pensando en proyección cuál creemos que tiene que ser la universidad que viene”.

La idea es generar varias aulas al aire libre más, allí mismo en La Siberia, y también en otras facultades con espacio a cielo abierto disponible como Derecho, Medicina, Agrarias y Veterinarias, y utilizarlas dentro de lo posible como un recurso más para el dictado de clases. 

Estos espacios con ventilación total complementan la inversión en tecnología que permitió establecer 90 aulas híbridas en las diversas facultades de la UNR, que permiten el dictado presencial de clases y al mismo tiempo la presencia virtual de otros estudiantes a distancia. La apuesta, explicó Bartolacci a Rosario/12, es establecer múltiples herramientas para los múltiples formatos que caracterizarán la universidad del futuro inmediato.

"Es que las aulas híbridas permitieron avanzar con muchas actividades presenciales para quienes podían cursar. Las aulas a cielo abierto permiten el dictado de asignaturas en condiciones óptimas de ventilación. Hacia adelante, cuando todo esto pase, la universidad que viene será bastante más distinta de la conocida en la pre pandemia. Implica recuperar y resguardar lo sustancial del proceso pedagógico, esto es lo presencial por las actividades prácticas pero también por la interacción en el aula, el debate, la sociabilización. Pero también debemos quedarnos con muchas cosas de la virtualidad que nos hacen mejores, y que permiten derribar fronteras que siempre eran un obstáculo. Entonces, los estudiantes que tienen dificultad para instalarse en Rosario a estudiar, con estas soluciones pueden hacerlo. También es una solución para ese problema histórico de los estudiantes que trabajan y no pueden cursar en los horarios establecidos", expuso.