En plena Cumbre Climática, el gobierno Nacional anunció este lunes una millonaria inversión de una empresa australiana, que desembolsará más de 8000 millones de dólares para la producción de hidrógeno verde en Río Negro.

El hidrógeno es el elemento químico más abundante en el universo. Este gas -que también puede estar en estado líquido- es muy poderoso: tiene tres veces más energía que la gasolina. Pero a diferencia de esta, es una fuente de energía limpia, ya que solo libera agua (H2O), en forma de vapor. En ese sentido, para producir hidrógeno verde se emplea electricidad proveniente de energías renovables para electrolizar el agua, separando el oxígeno y el hidrógeno. Este proceso no utiliza ni emite dióxido de carbono.

La experiencia de Japón

Japón fue la primera nación del mundo en elaborar una estrategia para el hidrógeno; lo hizo en 2017. En la ciudad de Kobe producen hidrógeno para el hospital, el polideportivo y los trenes, en el marco de la transición del país hacia la llamada ‘sociedad del hidrógeno’.

El objetivo que se planteó el gobierno nipón es reducir las emisiones de CO2 en un 46 por ciento para 2030 y lograr la neutralidad en carbono para 2050, apostando al hidrógeno, cuya combustión genera vapor de agua.

"Para utilizar el hidrógeno como fuente de energía habitual, es importante reducir su costo. Japón se ha fijado el objetivo de que, en el futuro, por ejemplo, en 2050, el coste del hidrógeno sea más o menos el mismo que el de los combustibles fósiles que utilizamos actualmente", dijo Eiji Ohira, director general de la Oficina de Tecnología de Pilas de Combustible e Hidrógeno. En este sentido, la cadena de suministro de la energía de hidrógeno de Kobe utiliza hidrógeno que se produce en Australia y es enviado, después, a Japón.

"La introducción del hidrógeno se ha convertido en una cuestión urgente para el calentamiento global, y sentimos el peso de nuestra responsabilidad", sostuvo Motohiko Nishimura, director general de Kawasaki Heavy Industries, entidad lider en producción de hidrógeno en ese país.

España

El caso de España es similar; beneficiada por su ubicación geográfica, se ha convertido en un puerto natural de entrada desde África de materias primas en la cadena de valor del hidrógeno. Además, posee un amplio tejido industrial y tecnológico en toda esta cadena.

Las políticas del país europeo apuestan por el hidrógeno renovable, en un proyecto que contempla 60 medidas y fija una serie de metas para 2030, que permitirían reducir 4,6 millones de toneladas de CO2 entre 2020 y 2030. Con ese objetivo, el gobierno español anunció el año pasado una inversión de 1.555 millones de euros (que serán 8.900 millones para 2030), en inversiones para proyectos de producción de hidrógeno renovable. Al cabo de seis meses, en diciembre del 2020, ya se habían presentado 502 proyectos de todo tipo, con compañías de todos los tamaños involucradas, y con todas las provincias representadas, por valor de unos 10.000 millones de euros.

El hidrógeno renovable, que podría ser fundamental en la descarbonización del transporte y un impulso para la economía del país europeo, sería, según los expertos, una de las patas principales de la movilidad sostenible junto con la electrificación y los biocombustibles. La combinación de todas ellas, coinciden, va a permitir llegar más rápido a la deseada neutralidad climática.