Al marino retirado Horacio Ferrari se le acabó la libertad. Ayer, la conformación especial que debió reunir el Tribunal Oral Federal número 5 para apoder juzgarlo por su participación en la patota de la Esma que secuestró, torturó y desapareció gente durante la última dictadura cívico militar le notificó que volvía a quedar bajo prisión preventiva a la espera del debate oral y público que deberá enfrentar, esperan las querellas, "en los próximos meses". Es que Ferrari ocupó el banquillo de los acusados durante prácticamente la totalidad de los dos años y medio del cuarto juicio que se lelvó a cabo por los crímenes de aquel centro clandestino de detención, pero a último momento logró deshacerse de la detención --que cumplía en su domicilio-- y del proceso, luego de que su recusación del tribunal que lo estaba juzgando fuera exitosa. 

El juez Enrique Méndez Signor le solicitó ayer a las autoridades de la delegacion de San Isidro de la Policía Federal que "designe personal a cargo" para notificar a Ferrari, en su domicilio, que "se lo detiene a la ordel del tribunal" que comparte con Sabrina Namer y Fernando Machado Pelloni "en la modalidad de aresto domiciliario". Ferrari debió saber también que "a partir de ese momento, deberá comunciarse en forma telefónica" con el tribunal "cada vez que precise salir de su domicilio por motivos de salud y acompañado por su garante".

Para el abogado de la querella de Justicia Ya, que comparte esa tarea con su colega Adrián Krmpotic, la detención de Ferrari "es al fin un paso más hacia el juicio en su contra" y "un avance no solo que un genocida vuelva a estar preso, sino que luego de un año se conformó el Tribunal que lo juzgará", sostuvo en declaraciones a Página/12. Esa querella insistió hasta última instancia para que Ferrari no espere en libertad el juicio que contra él quedó trunco en febrero pasado y recién en agosto la Corte Suprema de Justicia le dio la razón.  

Ferrari está libre desde mediados de 2019, cuando, aún involucrado en el el juicio de lesa humanidad "Esma IV", el TOF 5 morigeró su situación y le levantó la prisión preventiva. No obstante, los jueces Adriana Paliotti, Daniel Obligado y Gabriela López Iñíguez ordenaron que se le colocara un dispositivo electrónico. "Fue ilógico que ilogico que dispusieran su libertad en el contexto de juicio oral por crímenes de lesa humanidad e ilógico que habiendo dispuesto su libertad lo limitaran con un dispositivo", remarcó Noli. Ese pedido fue reiterado ayer, dos años después, por la nueva integración del TOF 5 que finalmente va a juzgar a Ferrari. 

"Pantera" Ferrari, como solía hacerse llamar durante sus días de actividad en la patota de la Esma, no recibió condenas por su participación en crímenes de lesa humanidad durante el terrorismo de Estado. Transitó todo el cuarto debate oral y público que se llevó a cabo por los hechos sucedidos en el Casino de Oficiales de la sede formativa de la Armada en queja: su abogado defensor Guillermo Fanego insistió al principio y durante el transcurso de los dos años y medio de audiencias en que dos de los jueces del TOF, Paliotti y Obligado, no podían sostener su parcialidad pues habían participado de juicios previos en el marco de la megacausa. En febrero, días antes del veredicto, obtuvieron la venia de la Corte Suprema de Justicia --que rechazó planteos fiscales-- y Ferrari quedó fuera de juego. Desde entonces, aguardó un nuevo tribunal para que lo juzgue, que recién se conformó semanas atrás. 

Por eso aún no tiene condenas en su contra. Aunque elementos sobran: la condecoración que recibió del propio dictador genocida Emilio Massera en 1978, por su participación en el Grupo de Tareas 3.3, es uno de ellos. Fue reconocido por su apodo por sobrevivientes de la Esma durante sus tempranas denuncias ante la Conadep e incluso José Bustamante García, que nació en el centro clandestino que funcinoó dentro del predio de Avenida del Libertador al 8100 durante el cautiverio de su mamá Iris García, denunció que había sido Ferrari quien lo entregó a un suboficial que lo apropió.