El Manchester City de Josep Guardiola superó este sábado al United de Cristiano Ronaldo por 2-0 en el clásico de la ciudad y se acercó al líder de la Premier League, Chelsea, que más tarde empató 1-1 con el Burnley como local.

El encuentro, el 186 en el historial que tiene al United al frente por 77 triunfos contra 56, se desarrolló en el estadio Old Trafford y los tantos fueron convertidos por el marfileño Eric Bailly, en contra a los 7 minutos, y el portugués Bernardo Silva, a los 45.

La superioridad del City fue notoria desde el inicio del encuentro. El equipo de Guardiola se adueñó de la pelota -posesión del 68 por ciento- y comenzó a atacar por cuanto camino le era posible. Prueba de ello fue el primer tanto. Toqueteo por el centro, y apertura a la derecha para que salga el centro, Gündogan que conecta casi abajo del arco pero no le puede dar dirección y el sueco Lindelöf despeja. El City toma el rebote, abre a la izquierda, saca el centro y Bailly vence la resistencia del español De Gea en su intento de despeje. Insólito.

El marfileño fue el elegido del noruego Ole GunnarSolskjaer para reforzar su defensa que, desde la caída 0-5 ante el Liverpool, pasó de cuatro a cinco defensores (tres centrales y dos laterales). Esta vez no estaba el francés Raphaël Varane, por lo que el africano de 22 años salió a cancha para su -recién- tercer partido de la temporada. Su estadía duró apenas 45 minutos, ya que en el entretiempo fue reemplazado por el atacante Jodan Sancho.

La sensación de goleada se hacía presente tras el 1-0 y los fantasmas de la catástrofe ante el Liverpool, también. La victoria ante el Tottenham (3-0) y el empate ante el Atalanta (2-2) en Italia fueron suficiente como para mantener a Solskjaer en el cargo pero no como para cambiarle la cara a un equipo que depende en exceso de las apariciones casi heroicas de Cristiano Ronaldo.

Esta vez, el United también comenzó a depender exclusivamente de un jugador, pero resultó ser su arquero. De Gea salvó de gran manera un remate de Gabriel Jesus en el área chica, un bombazo lejano de Cancelo, un intento en contra de Maguire a un metro de la línea de gol tras desborde y centro del indomable Foden y otro disparo de De Bruyne desde dentro del área.

Si el United seguía vivo era gracias a el español. El equipo apenas creaba y sólo tuvo una en la primera parte, un zurdazo de volea de Cristiano que sacó Ederson a los 25 minutos.

Al menos la distancia era de sólo un gol, podrían haber pensado por el lado del United, que ya veía el entretiempo con ansias. Pero en el ocaso del primer tiempo, la defensa volvió a hacer de las suyas. Centro flojito al área, Lindelof la deja pasar, Shaw se confía y Bernardo le roba la cartera, se tira con todo y se la cuela por el primer palo a un De Gea -esta vez- flojo de respuestas.

Los de Guardiola redujeron el ritmo en la segunda mitad, contentándose con disfrutar de cómo el United era incapaz de generar peligro y adueñándose de la pelota. No apretaron, para suerte de un Solskjaer que veía el paseo desde el banco.

Una curiosidad, quizá prueba de lo bueno que fue lo del City o quizá un mensaje que quiso dar Guardiola a su rival, fue que el vencedor no hizo ningún cambio.