La cartelera de las artes escénicas se expande a niveles que superan incluso a los de la realidad prepandémica. Y en ese marco es que se celebra la tercera edición del Festival Monoblock, que comienza el lunes y se extenderá hasta el 14 de noviembre en el Abasto Social Club (Yatay 666) con diversas propuestas de monólogos teatrales.

Como parte de la programación podrán verse cuatro piezas que resultaron seleccionadas entre los 115 títulos presentados en una convocatoria abierta: La espesura de los bosques, de Paula Cancela; El borde cerca, de José Guerrero; Asomo, de María Gabriela Maiarú y Beber a un lince, de Lisandro Outeda. Cada una de las puestas, todas escogidas por Ana Alvarado, Analía Couceyro y Natalia Casielles, se presentará con doble función y con una duración máxima de treinta minutos. Las localidades se adquieren a través de Alternativa Teatral.

Las obras formarán parte de una antología editada por Libros Drama, la cual se presentará, circulará y distribuirá durante el festival. Además de los proyectos representados en escena, se sumarán a la publicación otras cuatro menciones especiales: 23 años de llanto, de Naomi Stein; Angélica, de Sofía Brihet; El orden de las cosas, de Manuela Sánchez y Early internet, de Matías Milanese.

La agenda se completa con talleres gratuitos de entrenamiento actoral, actuación, producción y dramaturgia, dictados respectivamente por Leticia Coronel, Laura Paredes y Valeria Correa, Rocío Gómez Cantero y Sol Pavéz. Hay opciones de participación presencial y virtual, y en todos los casos se requiere inscripción previa a través de la web del teatro.

Concebido inicialmente como una plataforma de difusión de los espectáculos unipersonales, Monoblock se convirtió en festival en 2019, y desde ese momento se organiza todos los años gracias al equipo integrado por Liliana Weimer, Natalia Casielles y Valeria Casielles.

“El festival surgió con un espíritu de experimentación”, sintetiza Weimer, actriz y ex Presidenta de la Asociación Argentina del Teatro Independiente (ARTEI), quien asegura que hoy existe una reivindicación de los trabajos escénicos que cuentan con un solo intérprete. “El unipersonal ofrece infinitas posibilidades creativas y es el espacio ideal para desarrollar nuevos lenguajes, y en estos años dejó de ser visto como un género menor como lo fue alguna vez, ya que antes se consideraba que desde el punto de vista de la producción la puesta en escena era mucho más económica”.

Para Natalia Casielles, promotora de la iniciativa, en el unipersonal o monólogo se recupera la tradición del relato oral. “El unipersonal sigue produciendo un estado de encantamiento con el público aun en estos tiempos híper tecnológicos donde la atención es sumamente fragmentada y donde la multiplicidad de voces es constante”.

La dramaturga, directora y productora es una de las integrantes del jurado que seleccionó las obras finalistas. “Nos interesaba que fueran materiales que tuvieran una impronta poética y política en lo que quieren transmitir, y que además tuvieran diversas maneras de encarar el formato monólogo desde la estética, la temática, el lenguaje o los dispositivos escénicos que proponen. A mí el monólogo es algo que me encanta porque lo veo como algo realmente muy fuerte en términos de la construcción de una sola voz que va armando y sosteniendo otras voces e imágenes”, explica.

En la actualidad, el sector teatral vive una reactivación significativa luego de un tiempo prolongado de paralización. “Hay un incentivo por el lado del Ministerio de Cultura de la Nación y el Instituto Nacional del Teatro, y se están organizando movidas como Argentina Florece y Reactivar Escenas, programa gracias al cual las salas cobran entradas económicas para que los grupos puedan recaudar más dinero. Todas esas ayudas hacen mover la maquinaria. Y el público está yendo al teatro porque se siente seguro dado que ahí se siguen respetando los protocolos. No queremos volver a cerrar. Y en este marco de reapertura nos resulta muy emocionante poder lanzar esta tercera edición del festival y seguir teniendo convocatoria”, comenta Weimer.

“En el teatro siempre hay un salto al vacío, pero por suerte los espectadores están acompañando el retorno de la actividad”, añade Casielles. “Hemos tenido que resistir mucho. Y desde lo colectivo, lo laboral y desde la conciencia cultural, volver a las salas era muy necesario”.

* La programación puede consultarse en abastosocialclub.com/monoblock