Por primera vez en la Ciudad, una joven logró llevar a un acosador callejero a una mediación judicial y hacer cumplir la ley, sancionada en diciembre pasado, para prevenir y sancionar el acoso sexual en espacios públicos. En la audiencia, se acordó que el hombre, un taxista cuya identidad no fue difundida, deberá realizar un curso de doce horas sobre convivencia, diversidad y derechos humanos. Aunque la mediación representó un paso importante, la aplicación de la ley mostró las falencias que aún complican su implementación: ni el policía que intervino al labrar el acta conocía la norma, ni la fiscalía tenía entre sus opciones un curso específico sobre violencia de género para el acosador callejero, como pretendía la joven acosada.

Lucía Cabrera, la joven de 25 años perseguida varias cuadras por el taxista, explicó a PáginaI12 que “el acoso que sufrimos las mujeres es una forma de violencia de las más invisibilizadas”. “Es necesario erradicar este tipo de violencia, que no sabemos hasta dónde puede llegar. Y no hay que perder de vista que hay un femicidio cada 24 horas por la violencia machista”, sostuvo la joven, que prefirió que su acosador realizara un curso contra la violencia de género antes que recibiera otro tipo de sanciones punitivas. 

Ell 20 de marzo de este año, recordó Cabrera, ella “iba caminando por la avenida Federico Lacroze (en el barrio de Chacarita). Eran las tres menos diez de la tarde y el taxista me siguió durante dos cuadras diciéndome cosas”.

Como la persecución continuaba, la joven contó que, venciendo su miedo, se estaba por acercar al taxista para explicarle lo mal que la estaba pasando con su acoso “cuando vi a un policía y le dije lo que estaba sucediendo”.

“En ese momento el taxi estaba parado al lado mio y el policía le pidió que se bajara y le mostrara la documentación mientras yo les explicaba a los dos qué era el acoso callejero. Pero yo no estaba segura que existiera alguna ley o mecanismo judicial contra el acoso. Después de googlear no enteramos que había una ley (Nº 5.742) y eso permitió seguir con el procedimiento”, recordó Cabrera.

Mientras tanto, según la joven, el taxista sostenía que no había hecho nada malo. Sólo después de que Cabrera insistiera en explicarle qué significa para una mujer el acoso le terminó pidiendo perdón.

Una hora y media después, le labraron una acta contravencional al taxista, que pudo irse mientras la joven debió concurrir a la comisaría 37 para radicar la denuncia, que quedó bajo la carátula de acoso sexual.

“Si bien la policía actuó correctamente, lo que no estuvo tan bien es que habiendo una ley, no hubo capacitación ni para los policías ni para nadie porque desconocían la existencia. Es más, al principio me negaron que existiera la ley.”, advirtió cabrera.

La causa comenzó a moverse cuando Cabrera, a través de Mujeres de la Matria Latinoamericana (Mumala), contactó a la  abogada Greta Galvaño Ter Akopian, quien llevó adelante la causa. Tras la presentación de un escrito, se hizo lugar a la audiencia que tuvo lugar ayer por la mañana en la Fiscalía Penal Contravencional y de Faltas N°1 porteña.

“En un principio pedimos la aplicación de la ley que estipula multas o probation, pero cuando se dio la oportunidad de la mediación nos pareció más apropiado que hiciera un curso”, contó Cabrera. La joven detalló que, tras la mediación, “el taxista aceptó hacer un curso de 12 horas, que tiene que cumplir en seis jornadas de dos horas. Pensamos que iba a ser sobre violencia de género y derechos de las mujeres pero finalmente va a ser sobre convivencia, diversidad y derecho humanos, en el Espacio Memoria y Derechos Humanos (ex ESMA). No había un curso específico que apuntara a la violencia de género”.