Desde Santiago

A seis días de las elecciones, los candidatos chilenos participaron en el último Debate Presidencial transmitido por TV. Aunque “debatir” es un adjetivo generoso a una simple exposición de ideas, risas nerviosas y algunos roces que iban desde el sarcasmo hasta papeles con viejos tuits impresos mostrados a las cámaras por algunos segundos.

El mejor exponente de este particular estilo de hacer política fue José Antonio Kast del conglomerado ultraderechista Partido Republicano-Frente Social Cristiano y quien según las deslegitimadas encuestas —incapaces de acertar los últimos comicios— sería la primera mayoría en estas elecciones. Partió mostrando una bandera de Cuba solidarizando con los disidentes, luego mostró tuits donde Gabriel Boric de Convergencia Social, perteneciente al Frente Amplio y que junto al PC forman la coalición Apruebo Dignidad, el segundo favorito, apoyaba a Fidel Castro.

Tan exasperante en su estilo —que, por ejemplo, rechaza el matrimonio gay, aunque declara no ser homofóbico porque “tiene amigos gay”— que Marco Enriquez Ominami (PRO) lo trató de “Dr. Miedo”, sin que Kast se inmutara siquiera.

Aunque también se vio en apuros cuando el exministro de Sebastián Piñera, Sebastián Sichel, que se presenta como Independiente, pero es el candidato del oficialismo le hizo ver lo poco que sabía de economía al asegurar que al disminuir los impuestos un país podía crecer.

Un examen sin sobresalientes

A dos años del “Acuerdo por la Paz” que permitió la apertura del proceso constituyente que reemplazará a la Carta Magna de Pinochet, el único rastro del estallido social de octubre de 2019 que indudablemente empujó ese proceso fue una protesta de los familiares de los “presos de la revuelta” que gritaban por un indulto fuera de los estudios de TVN donde se realizaba el debate. Este hito sólo fue citado por Boric y en el sentido de “buscar acuerdos” para garantizar la democracia. “Hace dos años hubo quienes nos la jugamos por un acuerdo entre personas que pensábamos distinto para encausar un proceso constituyente. Eso es liderazgo: sentarse con quienes piensan distinto en función de un bien común”, dijo hablando sobre sí mismo.

También Provoste, quien bromeó sobre los abruptos cambios de puntos de los programas de Boric y Kast, cuando el primero citó páginas que el otro candidato comenzó a buscar, buscó dar un discurso equilibrado que recordaba fuertemente a Bachelet —de quien fue ministra en dos periodos— se puso más seria rechazando cualquier escenario de violencia, pero haciendo un pequeño guiño a quienes protestaban afuera del canal. “No tendrán indultos aquellos que cometan delitos. Cosa distinta son aquellos jóvenes privados de libertad sin juicio justo”. Eduardo Artés fue más radical, justificando las barricadas y la violencia.

Así, desde las 20 horas y casi como rindiendo un examen en la universidad —sin discutir ni enojarse tampoco— cada candidato simplemente ofreció una versión ajustada y corregida de sus programas, al que se suma desde la izquierda más extrema Artés (Unión Patriótica), Sebastián Sichel, que se presenta como Independiente pero es el candidato del oficialismo de Piñera y Yasna Provoste (DC) del conglomerado Unidad Constituyente que incluye al PPD, PS y Partido Radical, los otrora exitosos partidos de la exConcertación que gobernó Chile durante veinte años tras el retorno a la democracia en 1990. El único candidato ausente fue el economista Franco Parisi (Partido de la Gente), quien se encuentra en EE. UU. enfermo de COVID-19 y del que, en verdad nadie extrañó mucho.

Así, Enriquez -Ominami por ejemplo alertó sobre las especiales condiciones de este domingo: “Siempre he luchado contra los conservadores, siempre he estado más cerca de la responsabilidad que de la irresponsabilidad y nadie en esta sala va a poder ofrecer gobernabilidad sin acuerdos (…) El próximo domingo se elegirá quien pasa a segunda vuelta al enfrentar al Doctor Miedo, José Antonio Kast que ha manipulado la elección con propuestas de miedo e inseguridad”.

El susodicho que dijo que “A todo el pueblo cubano, estamos con ellos. En algún momento llegará la libertad para ustedes” y sin hacerse cargo de su pinochetismo, explicitado este fin se semana ante medios internacionales, dijo que “este es un debate de presente y de futuro”.

Sichel, intentando golpear a Kast —quien le enrostraría sonriente que nunca ha ganado un cupo en el Congreso— dijo que “Citar a Pinochet en siglo XXI, en plena democracia es un error” y recordó que incluso votó en contra de la “Ley Cholito” promulgada en 2017 que obliga la tenencia responsable de las mascotas tras la muerte de un perro callejero en manos de un desequilibrado.

Los números favorecen a Boric

Sin favoritos claros ni grandes mayorías, la única certeza es que habrá segunda vuelta. Pero también un dato que favorecería la opción Boric: en las primarias de Apruebo Dignidad en julio pasado, donde se enfrentó al favorito Daniel Jadue (PC) obtuvo 1.058.027 de votos frente a los 692.862 de su contendor.

El desgastado Sichel, cuya candidatura se ha ido desinflando en la campaña para dar paso a Kast, en las primarias de su sector en la misma fecha, obtuvo apenas 659.833 frente a 461.482 del favorito, Joaquín Lavín (UDI). Aunque algunos sostienen la teoría que el éxito de Boric se debe al temor de tener un comunista como candidato y que hizo que el voto de derecha se fuera de Lavín a las primarias de izquierda, donde el voto era libre.

Boric, quien estuvo calmado y sin enfrentarse a ningún candidato. Incluso hacia el final los ánimos se caldearon levemente, gracias al ímpetu de Kast, quien empezó a interrumpir o no respetar los límites de tiempo. Incluso cuando fue emplazado por una denuncia de supuesto abuso en sus años de dirigente universitario -uno de los temores de su equipo- respondió que “está abierto a las investigación” aunque reconoce que, como hombre, aún eso es insuficiente.

Quizá una clave de lo que sucederá después del domingo, sea cual sea el resultado será la unión de la izquierda progresista chilena, tan fragmentada como trascendente en el proceso de cambios del país trasandino. “Basta de patadas en las canillas, nos vamos a necesitar entre todos, pensemos en las cosas que nos unen, porque tenemos que ofrecer una alternativa progresiva para Chile”.