Tras la derrota en las elecciones de medio término, el establishment financiero prepara su juego de pinzas para asegurar el regreso de Cambiemos al gobierno. El elemento clave para ello es el programa económico que busca imponer el FMI como condición para llegar a una renegociación de la deuda impagable, que el organismo otorgó a Macri en los finales de su gestión. 

Suba fuerte de tarifas para achicar el déficit y una devaluación del oficial para reducir la brecha son parte de la tarea sucia que el Fondo impondría al Gobierno como condición para acordar. Ante esa encerrona, una parte del oficialismo busca diluir el costo político del acuerdo en un pacto con la oposición, la que debería validar las negociaciones en el Congreso. El encargado de las negociaciones con la oposición para validar el pacto con el FMI sería Sergio Massa.

Las consecuencias del programa que busca imponer el Fondo son previsibles. La suba de tarifas y del dólar dispararían aún más la inflación, licuando el gasto público y el poder adquisitivo de los salarios y jubilaciones. El consumo se reduciría, mientras los empresarios paralizarían las inversiones por la elevada incertidumbre cambiaria y la caída de las ventas. 

De esa manera, la reactivación económica sufriría un duro golpe, manteniendo el desempleo y la informalidad en elevados niveles. Como resultado, el caudal político del oficialismo terminaría de licuarse, yendo hacia una transición negociada para un cambio de color político en el Ejecutivo que no afecte el programa económico impuesto desde el exterior. 

La sucesión de gobiernos de distintos signos políticos pero con un mismo programa económico, desgastaría la democracia mientras crecen posiciones ideológicas extremas que capitalizan el descontento de la población con los políticos.

Las consecuencias de un acuerdo con el Fondo también fueron señaladas por Carlos Melconian. El exfuncionario de Cambiemos advirtió al oficialismo que no se ilusione con dar vuelta el resultado de las elecciones como lo hizo en 2011 luego de la derrota en 2009. Al respecto, indicó que a diferencia de aquella vez, la economía “ahora no va a crecer” ya que “ningún programa con el Fondo le va a dar vuelta la tabla al Gobierno”. “No pueden pensar que van a firmar con el Fondo pero que reformas no va a haber”, advirtió. Luego puntualizó que “algo respecto a tarifas vas a tener que hacer, respecto al régimen cambiario y la emisión monetaria”, para rematar que “llegada la hora de la verdad, se te bifurca el camino entre los Feletti y los fondo light”.

Respecto a la ilusión oficial de que un pacto legislativo con la oposición validando el acuerdo con el FMI -que algunos extienden a un apoyo empresarial, sindical y hasta de las organizaciones sociales-, puede diluir el costo político de sus consecuencias económicas, cabe advertir que la gente vota mirando su bolsillo y responsabiliza de ello a quien preside el Gobierno.

@AndresAsiain