Los economistas del Frente de Todos debaten cuál debe ser la política de tasas de interés ante la elevada inflación y la mayor devaluación del dólar oficial. Las opiniones están divididas entre quienes piensan que hay que elevar las tasas para estimular el ahorro en moneda local y quienes temen que el encarecimiento de los costos financieros termine pinchando la reactivación económica y generando una presión de costos que empuje aún más la suba de los precios.
Quienes sostienen que hay que aumentar las tasas de interés argumentan que la mayor devaluación del dólar oficial, genera estímulos a no liquidar exportaciones y adelantar pagos de importaciones. Si la tasa de interés es menor que la devaluación, a las empresas exportadoras les conviene tomar crédito en pesos para solventar sus gastos y retrasar lo más posible la liquidación de unas exportaciones que se valorizan al ritmo de la suba del dólar oficial.
Por el contrario, a los importadores les conviene pagar anticipadamente las importaciones financiando esos pagos con fondeos en el mercado financiero local. Algunos llevan el argumento más lejos y dicen que tasas de interés elevadas pueden estimular el ahorro en el sistema local en general, reduciendo la presión sobre el dólar paralelo.
Sin embargo, en un contexto de elevada incertidumbre cambiaria, los movimientos del dólar paralelo pueden ser tan bruscos que no existe ningún nivel de tasa de interés que pueda competirle. ¿Qué nivel de tasas anuales podría competir con una devaluación de un 30 por ciento semanal, por ejemplo? Argumento que se podría extender a exportadores e importadores ante rumores de una brusca devaluación del dólar oficial auspiciada por el FMI.
Quienes empujan por mantener tasas bajas suelen indicar que las mismas son vitales para consolidar la reactivación del consumo y la producción. Es más, señalan que la política de bajas tasas fue clave para sortear la pandemia sin ruptura de la cadena de pagos y para la fuerte reactivación productiva actual. Argumentan que una suba de tasas podría encarecer los costos financieros, generando una presión inflacionaria extra.
Por su parte, indican que las mayores tasas de interés inducirían un mayor déficit público por los bonos nacionales y las letras del Banco Central, rentas que sostienen aproximadamente el 75 por ciento de los ingresos que perciben de los ahorristas por sus colocaciones dentro del sistema financiero local. Los mayores ingresos de los ahorristas terminarían incentivando una mayor demanda de dólares en el mediano plazo, cuando el efecto ingreso de la suba de tasas supere su efecto sustitución.
La mejor opción de política económica se encuentre en un mix que toma argumentos de unos y otros. Instrumentos de ahorro específicos para desestimular la compra de moneda extranjera en algunos sectores. Una moneda indexada de circulación legal para la economía informal y el mercado de viviendas, es un ejemplo posible al respecto. Un encarecimiento de las tasas de crédito para exportadores e importadores mientras se acelere la devaluación del dólar oficial es otra posible intervención.
@AndresAsiain