Los últimos segundos de la tercera temporada Succession (HBO Max) se esfumaron por una puerta entreabierta. Logan Roy (Brian Cox) dejó a sus hijos temblando en una escena digna de El padrino. Y no fue por el aire de la Toscana italiana sino por una verdad insoportable filtrada a través de un resquicio. A diferencia de Michael Corleone, el patriarca no tuvo necesidad de ocultarle la verdad a los suyos. “Así funcionan las cosas”. “Debieron haber confiado en mí”. “Los derroté”. “Yo me quedo con el premio”. Frases que soltó el dueño de Waystar Royco entre una catarata de fuckings hacia tres de sus herederos. Esto no es ningún spoiler -a diferencia de lo que sigue y de la nota aparte sobre el episodio-. “Irrumpen aquí, pistola en mano, y ahora descubren que todo se convirtió en carne molida. ¿Y hablan de amor?”, escupió el viejo tras atestar su último golpe. La mega compañía a punto de venderse pero con Shiv, Roman y Kendall afuera del trato. ¡Kaboom!

Si la temporada anterior culminó con una bomba expansiva a la vista de todos, “All the Bells Say” propuso una implosión puertas adentro de la familia más jodida en todas las acepciones del término. ¿Ese péndulo argumental estuvo en la cabeza de Jesse Armstrong? Página/12 tuvo la chance de preguntárselo al showrunner de la serie. “Es una apreciación muy interesante. Un pensamiento así puede servir para interpretar toda una temporada. Funciona muy bien en un plano teórico, yo mismo lo hago todo el tiempo, pero en realidad lo hace desde lo secundario. Priorizamos lo emocional y la verdad de un personaje en vez de encapsular todo a cierto tono”, aseguró el realizador en un encuentro virtual del que participó este medio a horas de la emisión del cierre de temporada.

¿Logan Roy un multimillonario y poderoso detestable? ¿Tres hijos (bueno, cuatro contando al inasible Connor) comportándose como unas alimañas? ¿Algo nuevo que aprender desde que en 2018 empezara a emitirse esta tragedia shakespereana y sátira ponzoñosa? Episodio tras episodio, la ficción alimenta su círculo de fuego con más nafta. No hay enseñanza o moraleja en el mundo de Succession. Sus criaturas repiten una y otra vez sus puñaladas verbales y maquiavelismos de toda índole. Jesse Armstrong dejó plantada la semilla de maldad y, como el viejo patriarca, se guarda algunos ases en la manga. ¿Logan está pensando en concebir un nuevo heredero? ¿Qué será de la relación de Siobhan y Tom después de tantas traiciones? ¿La fusión con el gigante tecnológico de GoJo es realmente un hecho? ¿Acaso esa decisión no implicaría el final de la serie tal cual se conoció hasta aquí? “Invoco la quinta enmienda (de la constitución estadounidense, que protege contra la autoincriminación) en ese punto. No me gusta mostrar tanto sobre cómo decidimos las cosas con los guionistas. Pero la verdad es que tampoco hemos decidido tanto todavía”, dice el realizador.

-En el último episodio se lo pudo ver a Logan Roy tomando un licuado multivitamínico para mejorar sus espermas. También se bromeó con que Greg podría ser parte de una monarquía europea. ¿Fueron chistes o son esa clase de elementos que sueltan para retomar luego en la historia?

-Son un buen ejemplo de algo que hacemos. No lo expondría tanto pero es algo que se mantiene en una zona gris y lo trabajamos en el writers room. Tengo en claro que es lo que va a suceder, pero si alguien me da un argumento convincente vamos en otra dirección. Lo mismo con la idea de Greg. Hacemos una investigación limpia y una sucia. Vamos por todos los detalles y lo llenamos de palabras sucias para maridarlo con algo real y atacar.

-¿De dónde surgió la idea de que los personajes jueguen al Monopoly?

-En un tablero tenemos anotadas algunas imágenes que podrían funcionar en un contexto. Acá están de vacaciones familiares, un momento de relajación y tensión, pero esas postales deben encajar a lo que demandan las características de los personajes.

-El final propuso un nuevo juego en marcha. ¿Cómo es el proceso hasta llegar a ese punto argumental que implica un giro para lo que viene?

-Cada episodio lo escribimos por separado, pero construimos la trama en el writers room, así tenemos todo el arco para darle la construcción y forma. Me gusta saberlo puesto que sino podría convertirse en una verdadera mierda. Me reservo la escritura del primer capítulo y los últimos dos de cada temporada, así que tengo que estar al tanto puesto que no puedo inventarlos de la nada. Lo importante es llegar al clímax que suele incluir una pata psicológica y otra financiera. Debe ser algo disfrutable y no algo terrorífico.

-Logan, Shiv y Roman volvieron a estar juntos con papá. ¿Cree que Succession es más poderoso con esas reuniones que operan de manera estratégica y dispersa?

-Sí, un poco. De nuevo apunto a lo de la investigación sucia y limpia: no queremos que sea algo de mecánica televisiva, sobre quién se va poner en contra, quién se salva y esa es la clase de pensamiento que no me gusta. Me interesa más en términos de “¿qué va a pasar acá?”. Habiendo dicho esto, creo que la serie sube mucho cuando se dan estas reuniones y no me daría miedo hacer más porque están geniales.

-Y el cierre de esta temporada es con un plano devastador sobre Shiv…

-Nunca el guion sugiere tal o cual movimiento de cámara, pero lo tenés ahí. En el papel estaba planteado que ella se daba cuenta de la traición, pero Mark Mylod, el director, se dio cuenta de que ahí había algo. Fue una escena larga, tras un día largo, y te das cuenta de que todos habían trabajado muy duro. Fue una manera muy ingeniosa de mostrar ese final tan particular.

-En su libro, Brian Cox dijo que usted le aclaró que Logan Roy ama a sus hijos. ¿Sigue siendo así?

-Sí. Un actor toma lo necesario para hacer su trabajo. ¿Logan simplemente ama a sus hijos o solamente ama a sus hijos? Tengo mis notas sobre eso. Pero, ¿los ama? Claro que sí. Aunque la manera en que lo expresa puede ser perversa e inusual, y a veces no parece amor en absoluto. Para Brian era crucial saber esto.

-Usted dijo que vendió este programa bajo la idea de "Dallas se cruza con La celebración". ¿Eso se mantiene? Por lo visto en el último episodio es como si La celebración se topara con El padrino…

-La celebración fue una gran inspiración en términos de brutalidad, dinámica familiar expuesta y cierto aire documental de la cámara. No sé si documental pero sí, por el sentido de movimiento, que le imprime el trabajo de la cámara. Es algo muy grande que está en ese cuarto. No sé si será documental pero lo de “la mosca en la pared” lo tuvimos en cuenta para el piloto. A eso se le sumaron otros estilos y la impresión de la cámara en mano que genera cierto realismo. Lo de El padrino está porque es una saga estadounidense familiar, sobre patriarcado y mortalidad. No le dan forma al programa pero está ahí por lo que es parte de nuestra cultura.

-Entre los highlights de la temporada quedarán la foto del pito que Roman envía a su padre y la reacción de Shiv cuando suena “Rape Me” de Nirvana. Son escenas que manejan que manejan un gran nivel de humor con consecuencias devastadoras. ¿Siempre las piensan así?

-Funcionan como golpes de efecto. Siempre pasa en la comunicación y sus pasos en falso: entre tantas puteadas, todo puede desmadrarse. Más aún si son mensajes de texto o mails. Son esa clase de cosas que pasan en el momento más apropiado o desatinado. Pero queremos que los chistes se sientan más que eso. Y después necesitás de actores maravillosos como Kieran Culkin y Sarah Snook, equipo técnico que lo vuelven mucho más que un solo golpe de efecto. La de “Rape Me” era realmente muy difícil de lograr por varias razones. Lo que genera una canción no es tan fácil de reproducir en escena y menos en este caso.

-¿Qué reacción imagina que tuvo su programa en el clan Murdoch y otras familias que sirvieron de base para el programa?

-Es algo que no se puede controlar, saber si le va a gustar a la gente de esa talla. Es como meterse en la madriguera de un conejo y saber si le gustaría a Berlusconi. No podés manejarlo en esos términos. Mejor ni preocuparse.

-¿Y cómo manejan el tan mentado nivel de improvisación?

-Hacemos una primera versión dura del guion. Hasta llegar al guion final, hicimos como treinta o cuarenta con correcciones, y ahí está lo que queremos lograr. Pero también es importante saber que lo más importante está en la pantalla. Luego de esa primera versión, alentamos a que los actores improvisen. A veces tienen en mente las versiones previas del guion, así que escupen eso y retocamos para que encaje bien a momentos emocionales o graciosos. Los guiones son bastante ajustados, pero no son una Biblia.

-¿Es cierto que en la primera temporada el plan inicial era el de que Logan Roy muriera?

-Sí, un par de veces. Fue un pensamiento. Hubo muy malas ideas que podríamos haber incluido, y parte de mi trabajo es repensarlas o darles lugar. El programa se llama Succession y sería interesante ver que pasa cuando Logan se haga completamente a un lado. Muy pronto en la primera temporada nos dimos cuenta de que no quitás al sol del universo o te preparás para consecuencias dramáticas.

-Es un programa sobre personas horribles haciendo cosas horribles, ¿cómo es que nunca se sabe bien qué es lo que traman?

-Hay una dicotomía con estos personajes y lo que hacen en el mundo y, subjetivamente, podés decir que lo suyo es un mal comportamiento. En el programa vemos cómo llegaron hasta ahí, cuanto de sus experiencias del pasado pueden exculpar sus acciones. Y nadie puede responder a eso con claridad porque todo se mueve en un gran gris. Tienen sus traumas... y en otras ocasiones su actitud es más explicable. Si el programa intriga es porque habla de gente que ves en el ojo público y actúan de una manera peculiar. ¿Puedo entender qué es lo que hacen? ¿Puedo tener simpatía por alguien así aun sabiendo lo que hacen?

-¿Hay algún límite a lo que podrían decir o hacer?

-Nunca diría "Roman tiene que hacer tal cosa, aunque nosotros no podamos hacerlo". Sería mucho, hay una lógica interna de lo que los personajes pueden o no hacer. Igualmente se han caracterizado por decirse las cosas más brutales en la cara unos a otros. No restringiría algo si se siente verdadero para el personaje.

-En el fondo, ¿Tom Wambsgans ama más a Shiv o a Greg?

 

-En esa pregunta también invocaré la quinta enmienda.