La muerte de un humanista es siempre una derrota de la condición humana. Vamos a extrañar a José Pablo porque en estos momentos en que los más poderosos desataron furias de injusticia atizadas por la pandemia él hubiera sido capaz de explicarnos recurriendo a lo más profundo de lo mejor de nosotros que no debemos dejar pasar a los heraldos de la muerte que se quieren cargar los ideales de la revolución francesa de igualdad y fraternidad. Que el infierno tan temido se construye en el odio y que ese destino no lo merecemos. José Pablo querido, aún te escucharemos en tus textos. La memoria siempre arde porque en el fondo, a pesar de tu pesimismo sobre la bondad de los seres humanos, nunca dejaste de invocar que la piedad por el otro es la causa más justa de la libertad y el amor. José Pablo, acá estamos, recogiendo tus temores y tus certezas. Y aunque el odio triunfe en la vociferacion de energúmenos que pronostican el fin de la igualdad, sabemos que finalmente el único enemigo de los seres humanos es el olvido.