"Cada vez que vuelvo a Buenos Aires, soy feliz", asegura Boris Brejcha. "Las fiestas siempre son especiales, y soy feliz cuando puedo darles alegría a mis fans. Y estos fines de semana no fueron la excepción", festeja el productor y DJ alemán que tuvo una serie de sets entre el 10 y el 18/12 en Mandarine Park, decidido a redoblar la apuesta con una suerte de mini residencia.

"Estoy feliz de que se hayan vendido tantas entradas. Eso fue lo que decantó en que pudiera tocar tres veces", celebra el artista que hizo de su máscara veneciana su identikit. "Me alegra que tanta gente viniera a escuchar mi música."

El warm up estuvo a cargo de su colega y paisana Ann Clue, además amiga y artista de su sello disquero, Fckng Serious. "Nos convertimos en djs juntos y, por lo tanto, a menudo nos contratan y luego tocamos en los mismos shows", explica. "Lo especial de esta vez es que también vinimos con Klangkunst, un dúo alemán de DJs que hace una música genial."

A contramano de lo que hacen la mayoría de los DJs, Brejcha se caracteriza, incluso desde el comienzo de su carrera, por tocar en sus sets solo la música que él produce. "Fue una decisión bastante fácil para mí: solo pensé que si la gente venía a mis shows, querrían escucharme. Entonces también quiero darles el paquete completo, como si fuera un concierto. Me gusta mi propia música y me gusta interpretarla."

► Electro y doméstico

La aparición de la covid-19 afectó a la escena musical, pero por sobre todo a la electrónica. Pero este plenipotenciario del minimal techno estuvo muy activo. A cuatro años de su anterior álbum, este hijo de un baterista y de una amante del baile puso a circular en 2020 el disco Space Driver. Y hace unas semanas, el mismo día de su cumpleaños, el 26/11 sacó Never Stop Dancing, por lo que su visita a Argentina coincide con el inicio de su gira.

--¿Cómo estuvo tu pandemia?

--Así como le pasó al resto de mis colegas djs, se me hizo difícil. Muchos tuvieron que luchar contra sus miedos existenciales. Pero ya he escuchado de algunos de ellos que la ruptura forzada les hizo bien. Me pasó lo mismo. Estuvo bueno cambiar la rutina, y pasar algún tiempo en casa: eso casi nunca sucede. Así que lo disfruté. Aprendés a cuidarte un poco más, y a tu salud.

--Ya debés ser un especialista en protocolos e hisopados...

--Eso es correcto. Estamos mucho en la carretera y corremos de un lugar a otro. A veces el estrés es divertido. Me encanta mi trabajo, después de todo. Pero a veces también hay que tener cuidado de que no sea demasiado. El hombre no es una máquina: trato de descansar mucho, dormir mucho y comer bien durante los recorridos.

--¿Y cómo es tu dinámica para producir música nueva?

--Siempre produzco mucho y muy rápido. Mayormente, más rápido de lo que puedo poner a circular en las plataformas musicales. Por lo tanto, estoy feliz de poder publicar mucho en la actualidad. A la hora de producir, me dejo llevar por el sentimiento. Proceso mis emociones y sentimientos, y veo qué puedo sacar de ello musicalmente. Después, al momento de hacer un disco, llevo las canciones que más me gustan. Como siempre estoy probando cosas nuevas, las pistas también son una mezcla heterogénea de todo. No hay un género fijo: hago lo que me gusta y luego lo suelto.

► La máscara y los caretas

Laurent Garnier dijo en la reciente edición del Sónar catalán que ser DJ es un trabajo que no hace por dinero sino por placer. Boris Brejcha está de acuerdo con eso: "La primera intención por la que empezás a producir y pasar música es que lo disfrutes. Y en mí, eso se mantiene igual. Cada día me alegro de haber podido convertir mi afición en una profesión", dice este DJ cuyo estilo para hacer minimal techno es tan luminoso y distinto a lo que se conoce del género que el propio artista de 40 años lo rotuló como high-tech minimal.

"Como he dicho muchas veces antes, hago música como me gusta. No hay ningún concepto detrás de esto. Por eso la música resulta diferente. A veces más oscura, y a veces más feliz", explica. Incluso, por momentos parece más latino. Lo que no es descabellado, tomando en cuenta que su primer DJ set no lo dio en Alemania sino en Brasil, en 2007, en el mismo viaje en el que surgió la idea de usar la máscara.

--¿Cuánta influencia de la música de acá hay en tu propuesta?

--No creo que Latinoamérica haya tenido ninguna influencia en mi sonido. Pero definitivamente sí en mi carrera. Tengo un vínculo especial con esta región desde el primer día. Cada vez que vuelvo, me siento un poco como en casa. Y creo que los fans también lo notan durante mis actuaciones. Desafortunadamente, no conozco mucho la escena local. Apenas escucho música electrónica, para no estar influenciado y porque no es música que me sirva para relajarme.

Al día siguiente de su primer show, el público que fue a Mandarine Park usó Twitter para manifestar su indignación contra los organizadores por cortar la venta de agua antes del fin del evento, y denunciar la falta de agua en los baños y la escasez en los puestos de hidratación. Un pibe también denunció haber sido violentamente golpeado por un patovica del mismo evento.

--¿Estabas al tanto de todo lo que pasó?

--Oh, vaya. No sabía nada. No llego a oír hablar de cosas organizativas el 99 por ciento del tiempo. Siempre hay tantas cosas detrás de escena que nunca me llegan. ¡Pero claro que eso no es bueno! El agua debe estar disponible en todo momento y tengo que decir muy claramente que esto debe estar mejor organizado.

--¿Qué debería hacer un artista cuando se entera de algo así?

--Si la gente me escribe un mensaje personal y puedo leerlo, o algo así me llega personalmente, entonces, por supuesto, se lo transmito a quienes lo organizan.