Las cuentas fiscales consolidadas de las provincias cierran el año con el primer superávit financiero, luego del pago de intereses de deuda, desde 2010. Cuatro factores explican ese desempeño: las transferencias del Gobierno nacional, salarios de empleados públicos que perdieron contra la inflación, renegociación de la deuda pública en varias provincias y la suspensión del Consenso Fiscal de 2017, que permitió incrementar las bases impositivas. Distinto es el recorrido de las cuentas nacionales, que se deterioraron como consecuencia de la pandemia. Para 2022 se espera mayor presión sobre los fiscos, con la figura del Fondo Monetario como telón de fondo.

El informe elaborado por la economista Lorena Giorgio, de la consultora Equilibra, proyecta que el consolidado de las 24 provincias cierre el año con un superávit financiero del 0,4 por ciento del PBI, "revirtiendo la tendencia de resultados deficitarios observada en la última década". En cambio, el Estado nacional terminaría el año con un rojo primario devengado del 3 por ciento del PBI y financiero del 4,5.

En este contexto se firmó el Consenso 2022, que da por tierra la baja tendencial impositiva que se había acordado en 2017. El convenio da margen para la creación de nuevos impuestos, como el tributo sobre la herencia, así como para ampliar la presión impositiva de otros ya existentes. Esto puede amortiguar la mayor tensión que tendrán las finanzas provinciales en 2022, que enfrentarán una desaceleración en la tasa de crecimiento de la economía junto a las presiones salariales, en un escenario en donde el Estado nacional va a estar mucho más apretado para otorgar transferencias no automáticas, en el marco del acuerdo de crédito con el FMI.

Los números

En 2020, los ingresos tributarios de origen provincial cayeron 8 por ciento en términos reales, mientras que los ingresos provenientes de las transferencias automáticas de la Nación mediante el sistema de coparticipación bajaron 4,2 por ciento. Como contrapartida, "el Gobierno nacional inyectó unos 377 mil millones de pesos, el equivalente al 1,4 por ciento el PBI, a través de transferencias discrecionales, lo que permitió que los ingresos totales de las provincias cayeran sólo 1,5 por ciento en términos reales respecto a 2019", indica el informe de Equilibra.

En 2021, el panorama fiscal provincial tuvo un envión positivo, gracias a la recuperación económica y la ampliación de la base impositiva dada por la suspensión del Consenso Fiscal de 2017. Los ingresos tributarios provinciales subieron un 12 por ciento en términos reales, mientras que el flujo que deriva de la coparticipación lo hizo en un 10 por ciento. En cambio, las transferencias no automáticas (TNA) de Nación a provincias bajaron un 40 por ciento en términos reales.

"Proyectamos que en 2021 los ingresos totales de las provincias crecerán un 4 por ciento en términos reales, impulsados principalmente por la recaudación tributaria de origen nacional que crecerá 8 por ciento, y la provincial en un 7 por ciento, compensando las menores TNA. Comparado con el promedio de 2019, los ingresos totales habrán crecido un 3,5 por ciento en términos reales", dice el documento.

Por el lado del gasto, las subas salariales para los empleados públicos por debajo de la inflación junto a los procesos de reestructuración de deudas provinciales permitieron que las erogaciones totales de los distritos bajaran 4 por ciento en términos reales en 2020, a pesar del contexto de pandemia y de fuerte deterioro socioeconómico.

En los primeros seis meses de 2021, el gasto primario quedó estable en la comparación interanual, aunque 8 por ciento debajo de 2019. Los procesos de renegociación de las deudas públicas que encararon diez provincias redujeron el gasto de intereses en un 52 por ciento en términos reales frente a 2019.