Desde París

Una frase del presidente francés desató un volcán político al mismo tiempo que afianza su ingreso en la campaña electoral para las elecciones presidenciales de abril de este año. En pleno debate parlamentario en torno a la adopción de un proyecto de ley que apunta a transformar el vigente pase sanitario en un nuevo “pase vacuna”, Emmanuel Macron dijo en una entrevista publicada por el diario Le Parisien que pensaba “joder a los no vacunados”. La expresión logró la inédita hazaña de unir a toda la oposición política en contra del mandatario. Todo el arco ideológico salió a fustigar a un mandatario que se propuso públicamente complicarle la vida a las personas que han rehusado administrarse la vacuna contra la covid-19. 

Vacunarse o restringirse

El tono vulgar de la frase impactó más que la meta misma. La vacunación continúa siendo el barco que guía la estrategia gubernamental para enfrentar la pandemia y sus múltiples variantes. En la misma entrevista el jefe del Estado agregó que seguiría “hasta el final” con la vacuna y aclaró que no los iba a vacunar “por la fuerza”. Sin embargo, advirtió que desde el 15 de enero en adelante “ya no podrán acudir a un restaurante, ni tomar un trago, ni ir al teatro, ni ir al cine”. En suma, se trata de forzar a los no vacunados a someterse a una regla que no aceptan, incluso si, hasta el momento, no existe un texto de ley que haya tornado la vacunación obligatoria como acaba de ocurrir en Italia para los mayores de 50 años. No se trató de un desliz retórico del presidente sino de una declaración formal de guerra. Fuentes del diario Le Parisien confirmaron que, antes de su publicación, la entrevista fue leída por el Palacio Presidencial del Elíseo.

“Falta política,” selección entre “buenos y malos franceses,” declaraciones “indignas e irresponsables”, toda la clase política se volcó contra el presidente por un término que, pese a su grosería, forma parte del lenguaje cotidiano, popular o no. Su frase suena más a perfil de campaña electoral que a un error de comunicación. No es imposible que, más allá de las reacciones políticas y del asombro que provocó una frase que no cuadra muy bien en la boca de un presidente, Emmanuel Macron termine al final de cuentas con más respaldos que críticos entre la opinión pública. Los porcentajes de la propagación de la pandemia y los no vacunados son los más altos de Europa. En Francia aún hay 5 millones de personas sin vacunarse y constituyen hoy el 70% de las nuevas infecciones cuyos records se superan cada día. El ministro francés de Salud, Olivier Véran, informó que el miércoles 5 de enero se contabilizaron 332.000 contagios, cifra que equivale a un 22% más que la víspera (272 000). En los últimos siete días el promedio de contagios se sitúa en unas 200 mil personas por día. Entre el 29 de diciembre de 2021 y el cuatro de enero de 2022 unas 187 personas han muerto diariamente víctimas del virus.

"Pase vacuna"

Por lo pronto, las declaraciones del presidente francés no se tradujeron por un rechazo a vacunarse. Unas 66 mil personas se vacunaron este miércoles y con ello se igualaron los números del mes de octubre del año pasado. Es preciso también señalar que este flujo de vacunaciones se inscribe también en medio de la tormenta parlamentaria que sopla desde hace tres días con los debates en vistas de la aprobación de un proyecto de ley cuyo principal objetivo consiste, como bien lo aclaró Macron, en enredar la existencia de los no vacunados. Si se aprueba, a partir del 15 de enero la ley cambiaría el pase sanitario actual por un “pase vacuna” cuya principal disposición es precisamente que, sin vacuna, no se puede ingresar a los lugares públicos como bares, restaurants, museos o cines. Es, a su manera, una forma ingeniosa de tornar la vacunación obligatoria sin decirlo con una ley. 

El debate se complicó el lunes y la sesión tuvo que suspenderse a las doce de la noche cuando aún faltaban revisar 500 de las 650 enmiendas presentadas. La mayoría parlamentaria macronista defiende el principio de la protección de la sociedad, la derecha acepta la ley, pero con una limitación temporal, los socialistas no dicen mucho, o sea que están de acuerdo, mientras que para la izquierda de Jean-Luc Mélenchon (Francia Insumisa) el proyecto representa un “castigo colectivo”. Los ecologistas están totalmente en contra y la extrema derecha del partido de Marine Le Pen (Reagrupamiento Nacional) opta por la “libertad de vacunarse”. De hecho, eso es lo que había prometido Macron antes de apretar las tuercas debido al flujo incesante de contagios provocados por la variante ómicron. El presidente francés cambió de antagonista. En 2020 dijo “estamos en guerra” contra el virus. En 2022 la retórica es la guerra contra los no vacunados.

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