El paraíso

Dicen, rumorean, que muy pronto reabre Anchoita, el restaurante dirigido por Enrique Piñeyro que desde el inicio de la pandemia mantiene puertas cerradas. Pero el equipo no se quedó quieto en estos dos años: no sólo inauguraron la Panadería (con un par de helados ya de culto en la ciudad), sino que ahora sorprenden con Anchoita Cava, un paraíso encontrado para amantes de los quesos, los vinos y la charcutería. “Hoy ofrecemos 120 variedades de quesos argentinos, de distintos tipos de leche, pastas, regiones y productores. Sumamos 210 etiquetas de vino de todo el mundo, 50 por copa. Hay argentinos, españoles, italianos, franceses, alemanes, chilenos, uruguayos y la idea es seguir sumando diversidad”, cuenta Valeria Mortara, gerenta del grupo.

No hay otro lugar en Buenos Aires (seguramente no lo haya en toda Argentina) donde conseguir tantos quesos al corte, en su maduración justa -los afinan ellos en cava propia- para comer in situ. Y difícilmente haya otro lugar con esa oferta de vinos por copa. Lo mejor: todo tiene precios ajustados. Los cortes son de 50 gramos, incluyendo el rebleusson de Fermier ($200), el brie de La Bohéme ($240), el pecorino de oveja de Leslie Green ($480), apenas tres ejemplos de una lista interminable. Del lado de los vinos, es posible probar una manzanilla española por menos de $400 o ir por el lado de un Pinot Noir de Chacra 55 por $4450 la copa.

Anchoita Cava suma además charcutería propia elaborada de cerdos alimentados a bellota: hay bondiola ($440), culatello, fiocco, guanciale ($650), lardo, entre otros. Y la estrella de la casa, el jamón cortado a cuchillo de tres años de maduración ($1320). Por último, ofrecen algunos platitos como la pizza de anchoas, la lisa ahumada con pan de centeno ($580) y productos de pesca de río de una cooperativa litoraleña.

Un local pequeño, que no precisa de parafernalia. Atendido por sommeliers y cocineros, tan sólo hay que dejarse recomendar. Abren desde la mañana y siguen de corrido hasta la noche: vale la pena buscar el momento justo para ir y disfrutarlo.

Anchoita Cava queda en Juan Ramírez de Velasco 1456. Horario de atención: martes a sábados de 11 a 24. Instagram: @anchoitacava.

Comer entre coleccionables

“Imposible nada es; difícil, muchas cosas son”, parece susurrar ese Yoda perfecto, a tamaño natural, que recibe en la entrada de Knowhere Gallery, una nueva propuesta que une cocina, vinos, coctelería y el -para muchos desconocido- mundo de los coleccionables. Rodeando las mesas aparecen vitrinas con litografías, oleos, esculturas, muñecos y más de artistas como Claudio Aboy y Alex Ross, que trabajan para los gigantes de la cultura pop. Ahí está un Clark Kent en plena transición al hombre de acero, por allá un Guasón salvaje, más acá Hulk, en una pared se lo ve a Luke Skywalker en su triunfante entrada en Mandalorian. entre otras opciones de marcas oficiales como Sideshow Collectibles, Infinity Studios, Queen Studios, Prime 1 Studio y Iron Studios.

Knowhere Gallery nace de la sociedad entre Knowhere Collectibles Café (un local de dos pisos a metros de distancia) con Alejandro Luchetti, reconocido cocinero al mando de Tree Catering. Para la carta, Alex pensó platos que tomen inspiración en la cocina norteamericana (origen de la gran mayoría de estas producciones) apostando a darles más valor: “Son colecciones importantes, la comida debía estar a la altura”. Las propuestas son amplias, ya que allí van comensales muy distintos, desde familias con niños a jóvenes fanáticos. Se puede arrancar con chicken wings en barbacoa de cítricos ($700) o una provoleta frita con marinara y pesto de albahaca ($800), para seguir con las ribs ahumadas en kamado con papas de triple cocción ($1750), un pollo pastoril al estilo cajún ($1250) o unos gnocchi de sémola con pesto y queso gratinado a $900 (hay menú infantil por amigables $750). La carta es corta, sumando pescado, ensaladas, hamburguesa y ricos postres.

Los vinos arrancan en $1500 y superan los $100.000 (un champagne para festejar una compra). Y vale la pena pedir los cócteles, con recetas como el Krypto Market con scotch, lima, ginger beer y menta; o el Wasted Punch (ron, lima, ananá, salvia, cereza), entre otros (todos entre $700 y $950).

De algo no hay dudas: Knowhere Gallery es un lugar único en Buenos Aires.

Knowhere Gallery queda en El Salvador 5721. Horario: martes a jueves de 16 a 24; viernes a domingos de 16 a 2 (la cocina abre a las 20). Instagram: @knowheregallery.

Dupla ganadora

Detrás de la estación de tren de Belgrano C, en el Pasaje Echeverría se conformó un pequeño y exitoso polo gastronómico, con locales que aprovechan la peatonal para dar de comer sin preámbulos ni etiquetas, pero con sabor y originalidad. Ahí abrió hace unas semanas una dupla que promete cotizar alto: Sando de América y la Chintonería. Son dos locales que se retroalimentan: la Chinto es un bar, Sando una sandwichería. Mientras se bebe en uno, se puede comer del otro; y viceversa. Ambos nacieron como idea de Tato Giovannoni y Adrián Glickman, los mismos de Florería Atlántico y el gin Príncipe de los Apóstoles, entre otros proyectos.

Chintonería lo tiene al reconocido bartender Pablo Piñata al frente. Sus azulejos de color naranja sumado a una barra propia con taburetes lo convierten en el más glamoroso de los locales de la cuadra. Música arriba y gin tonics al por mayor con base de Príncipe de los Apóstoles a precio amigable. El clásico copón con rodaja de pomelo rosado arranca en los $450; el Cyn Tonic suma Cynar, pomelo y romero ($500); y hay versiones más creativas como el Bananarama (el más vendido) con yogurt de banana y coco clarificado, tónica Pulpo Blanco y pepino, a $600, entre varios más. Todos ricos, refrescantes y fáciles de beber.

Sando de América es austero, callejero, con una barra que separa fuegos de comensales. De las planchas y freidora salen sándwiches basados en el katsu sando (un sándwich japonés hecho en un pan de molde), pero que en este caso se toma libertades varias. Con Pablo Chinen a cargo juegan a mezclar sabores orientales con latinos, usando distintos panes brioche. El mejor es el de pollo frito picante con kétchup coreano, sésamo tostado, aioli de jengibre y pickles ($750); lo sigue de cerca el de coliflor en tempura con salsa de maní y quinoa crocante ($700). Hay más argentinos (el de lomo), más tradicionales (el de cerdo) y uno para probar: el de huevo con salsa huancaína.

Dos locales bien distintos con una propuesta que los une: comer y beber, rico, divertido y a buen precio.

Pasaje Echeverría 1677. Chintonería de mar a dom, de 18 al cierre. IG: @chintoneria. Sando de América de mie a dom de 19 a 24; sab y dom también de 12 a 16. IG: @sandodeamerica.