Falleció Eduardo "Bocha" Flores. Uno de los grandes protagonistas de aquel Estudiantes de Osvaldo Zubeldía que revolucionó al fútbol argentino en la década del 60. A los 77 años y luego de una extensa lucha contra el cáncer, Flores dejó de existir ayer en La Plata, donde entre 1962 y 1971 hizo vibrar con su calidad y sus goles los tablones del viejo estadio de 57 y 1.

Llegó a Primera junto a otra gran gloria: Juan Ramón Verón. Debutaron en la Bombonera en la última fecha del campeonato de 1962 cuando Boca, el flamante campeón de ese año, goleó 4 a 0 a un juvenil equipo de Estudiantes  Y se afirmaron como titulares recien en 1965 con la llegada de Zubeldía a la dirección técnica. Si Verón fue el genio de la gambeta imprevisible, el ídolo mayor de los hinchas, el "Bocha" fue un volante zurdo con mucho criterio, despliegue y llegada al que acaso, las lesiones recurrentes le restaron mayor protagonismo.

Flores fue vital en aquel equipo que ganó el Metropolitano de 1967, las Copas Libertadores de 1968/69/70, la Interamericana de 1968 y la Intercontinental de ese mismo año ante el Manchester United. Hizo en un gol en la primera final de la Libertadores ante Palmeiras de 1968 (que Estudiantes ganó 2 a 1 en La Plata luego de estar perdiendo 1-0 en gran parte del partido) y otro, un año más tarde, en otra final ante Nacional. Su campaña en Estudiantes comprendió 164 partidos y 65 goles y se extendió hasta 1971, cuando fue transferido al Nancy de Francia, donde se dio el lujo de recomendarle al presidente del club que ponga en primera cuanto antes a un chico de 18 años que lo deslumbraba en los entrenamientos: se llamaba Michel Platini.

En 1975, llegó con Hugo Spadaro a Los Andes, pero ya no le quedaba físico para jugar en Primera B: apenas estuvo en un partido. Ya retirado, alguna vez dio una mano para dirigir el primer equipo, pero nunca se sintió cómodo en el banco. Su recuerdo mayor estuvo en la cancha, donde sus goles y su juego hicieron más grande a Estudiantes.