La industria tiene un peso específico fuerte en la conformación del PBI argentino, sobre todo empujado por las pymes, algo que se ve incluso en el dato del INDEC de Actividad Económica de los últimos meses del 2021. En ese contexto, la Unión Industrial Argentina (UIA) dio a conocer un informe de actividad que, más allá de los números crecimiento actuales (12 de 12 sectores recuperados), grafica el corazón de la crisis del modelo de Juntos por el Cambio, que derivó luego en la toma de deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI): un desplome del empleo fabril que terminó con cierres de empresas. Esa curva del empleo en el sector explica por qué se destruyó el PBI en tan poco tiempo, en el marco de un modelo en el que los propios funcionarios técnicos marcaron públicamente que las chimeneas no eran una prioridad como política de Estado. 

El pico del empleo industrial en Argentina se dio en el año 2013, con algo más de 1,26 millones de trabajadores registrados en las fábricas y los niveles de actividad económica aún altos. Con ese arrastre que dejó el Gobierno de Cristina Fernández, se llegó con variaciones mínimas a octubre del 2015. Allí empezó el derrumbe: se pasó de 1,25 millones a estar por debajo de 1,1 millones hacia fines del 2019, antes de Macri dejara el poder. Y en febrero del 20 se puso cerca del millón de empleos registrados. En esos meses, salieron además los números de empresas industriales cerradas, algo más de 25 mil pymes fabriles, muchas de las cuales no volvieron a abrir. Unos meses después, ya empezó a verse una recuperación, que según la UIA coincide con el cambio de tendencia en la política destinada al sector. 

El fenómeno, además, se plasmó en tiempo de pandemia y cuarentena. "Se observa un cambio en la tendencia del empleo industrial a partir de mediados del año 2020. Sin embargo, en octubre de 2021 el empleo industrial se ubica todavía 150 mil trabajadores por debajo del máximo de octubre de 2013 (-11,9 por ciento)", refleja en la explicación de la foto la entidad que conduce Daniel Funes de Rioja

Estos datos son motivo de chicanas internas en la UIA, entre aquellos que bancan el modelo de Alberto Fernández basados en los resultados y los que tienen un inclinación ideológica y afectiva con la oposición. El gráfico que hoy muestra Página I12 fue tomado por muchos con una muestra del nivel de problemas que, en muchos casos, aún hoy padece la industria. "La baja de empresas desde 2015 fue muy notoria, pero la crisis de 2016 al 2019, la crisis general, dio un contexto negativo para casi todos los sectores", contó a este diario un alto dirigente de la entidad con sede en Avenida de Mayo. 

Para entender por qué ese desplome del empleo fue, de algún modo, el inicio de la crisis y derivó en la consecuente toma de deuda con el Fondo, es bueno mirar algunos números. Medido a precios constantes (sin inflación), la injerencia de la industria sobre el PBI roza el 20 por ciento. Pero el efecto de las fábricas es multiplicador, porque son madres de otros sectores. Por caso, el comercio y el transporte: si se suman esas tres variables, atadas a la producción fabril, el peso sobre el PBI es del 35 por ciento. Ese mismo cálculo puede hacerse, desde el efecto negativo, sobre el empleo: el colapso industrial de Argentina impacto de lleno en el transporte y, sobre todo, en el sector comercial, otro de los muy golpeados en la era Macri.