El escritor y editor Juan Forn, quien murió el pasado 20 de junio, fue recordado en un tributo especial en el Museo MAR de Mar del Plata, del cual participaron su editora Mercedes Güiraldes, el dibujante Miguel Rep -su amigo y compañero de redacción de Página/12- y la hija del autor de Nadar de noche, Matilda Forn, quien sostuvo que a su padre "mejor que analizarlo es leerlo".

Convocado bajo el título "Queremos tanto a Juan", el tributo tuvo lugar el jueves en el marco del ciclo Verano Cultural del Banco Provincia y comenzó con un video que recorrió los puntos más importantes en la vida de Forn, quien arrancó como cadete de la editorial Emecé, a los 28 años publicó su primera novela Corazones cautivos más arriba y a los 32 dio a conocer su libro consagratorio, Nadar de noche.

En el compilado se evocaron también otros hitos en la vida del escritor: su llegada a principios de los años '90 al sello Planeta -donde creó las colecciones Espejo de la Argentina y Biblioteca del Sur-, la creación del suplemento Radar en Página/12, la publicación de su novela Frivolidad y su mudanza en 1996 a Villa Gesell por razones de salud, después de que un coma pancreático lo tuvo al borde de la muerte.

Su hija Matilda hizo hincapié en que era necesario recordar a su padre con alegría, porque odiaba los homenajes: "Esta es una celebración, porque a mi padre le gustaba recordar todo con alegría", destacó. Por su parte, la editora Mercedes Güiraldes señaló que "trabajar con Juan era difícil, fascinante y fácil, todo junto". "Forn era un maestro editor, él inventó la edición argentina tal como la conocemos hoy. Él trajo el concepto de editing de los anglosajones y lo aplicó: todo texto debe ser trabajado hasta dar lo mejor de sí. Lo hacía con textos propios y ajenos", explicó al público presente y a los que miraban a través del canal de YouTube.

Miguel Repiso -más conocido como Miguel Rep o simplemente Rep, dibujante, caricaturista e historietista- conoció a Forn en el Instituto de Cooperación Iberoamericana (ICI), el organismo español de cultura creado en 1979. "Conocí a Juan en los finales de los '80 en el campo de batalla de los 'Babelia' (Miguel Caparrós, Alejandro Dorio, Alan Paul y Daniel Guebel) y los 'Planeta's boys' (Rodrigo Fresán, Guillermo Saccomanno, Marcelo Figueras). Dos generaciones: unos eran pre democracia y los otros democracia", explicó el dibujante y acotó que "el ICI era un espacio muy concurrido en la calle Florida, era una especie de pre Radar, porque había mucha literatura, ensayo, plástica".

Los protagonistas de la charla coincidieron que con la colección Biblioteca del Sur se hizo un rompimiento generacional, "aunque el más 'melanco' con los antiguos escritores era Forn", diferenció Rep, quien compartió salidas con el trío conformado por el homenajeado, Guillermo Saccomanno y Rodrigo Fresán.

Otro de las características que se resaltaron del escritor nacido en Buenos Aires el 5 de noviembre de 1959 fue la importancia que le daba a las imágenes y a las tipografías de los libros. Tanto Güiraldes como Rep aseguraron que Forn conocía mucho. "No era un turista de las imágenes", aseguró el historietista.

Sobre la participación permanente del narrador y editor en la elección de imágenes, Güiraldes contó una anécdota a modo de ejemplo. Forn quería para su último libro una foto de un folleto médico sin copyright, "algo imposible y muy riesgoso". Pero la editorial corrió ese riesgo y usó la tapa que él deseaba, una foto sin los derechos. "Él estaba feliz", aseguró la editora, quien lo calificó como "un gran creador de productos culturales".

Uno de los puntos en común de la charla fue su vida retirada de Buenos Aires, y cómo sus paseos por el mar y escribir las contratapas lo salvaron de su enfermedad. Desde 2008, Forn tuvo la célebre columna semanal que aparecía en la contratapa de este diario, algunos de cuyos textos fueron compilados en los cuatro volúmenes titulados Los viernes y luego en el póstumo Yo recordaré por ustedes.

Matilda confesó que le sorprendía el reconocimiento que tenía su padre en Buenos Aires y aseguró: "Soy la hija de Juan, no de Juan Forn... Nunca se manejó como Forn", aclaró. La hija también hizo referencia a cómo su padre se alejó de la "neurosis de escribir novelas" y aunque "con las contratapas dejaba todo el cuerpo, él estaba más relajado, mucho más hacia el final de su vida". Para Güiraldes las "contratapas" fueron "un punto de llegada", ya que el escritor había "adquirido cierta fobia por los conceptos de género". "Trabajó con mucha angustia la novela Maria Domecq y 'dijo basta de novela'", agregó su editora y amiga.

Para aludir a sus columnas semanales, Forn no elegía llamarlas "crónicas" o "misceláneas": prefería nominarlas como "Contratapas". Forn sentía que esas pocas líneas lo obligaban a ceñirse. "Él desarrollaba en ese espacio varios conceptos para disparar ideas o lecturas. Encontró una buena devolución de los lectores. La gente le sugería historias para las contratapas", explicó Güiraldes.

Rep, por su parte, explicó que el narrador y editor "inventa un mecanismo de anillar y linkear varios relatos en la historia central de la contratapa" y agregó: "al principio los lectores de Página/12 esperaban con mucha ansiedad las contratapas de Osvaldo Soriano y luego, con el transcurrir del tiempo, las de Juan Forn".

Guiraldes señaló que como buen escritor, Forn convirtió las contratapas en libro. En Yo recordaré por ustedes hizo una recopilación agudísima de esos textos, "con ordenamiento geográfico que empieza en Japón y termina en Villa Gesell". La editora subrayó que el autor de Nadar de noche realizó en ese libro "una operación con el yo narrativo que va creciendo, es un yo cada vez más presente". Su hija intervino para explicar que es "un libro muy accesible para entrar a otros autores y para entender mucho más fácil la literatura. Una puerta de entrada".

Rep recordó que el escritor se sintió favorecido porque este diario siempre le dio mucha importancia a ese espacio y aseguró que los lectores de Forn "empezaban por atrás a leer el diario. La contratapa es la alfombra para entrar a esa casa maldita que es el diario", señaló el historietista.

"Juan, como lo fue Borges, era un gran lector, pero también era un gran mirón y un gran escuchón, Juan era un gran lector de todas las áreas multimedios" explicó Rep, y recordó que el escritor siempre decía que "la mejor historia es siempre de quien mejor la cuenta". Matilda agregó que su padre leía los libros transversalmente, salteando páginas, o comenzando por la mitad, y "sabía qué libro valía la pena y cuál no". Forn, concordaron los participantes del tributo, escuchaba historias y, además, entretenía exagerando las anécdotas para amenizar los encuentros. "Algunas historias increíbles terminan siendo contratapas".

Güiraldes marcó que al dejar de ser un personaje cultural porteño el narrador se reencontró con su biblioteca. La idea de mudarse a Villa Gesell le cambió su forma de ver el mundo y su escritura. "Juan siempre estaba disponible y era generoso", aseguró.

El dibujante destacó que el autor de Puras mentiras tenía "mucho caudal de curiosidad y que no era solo por laburo, sino que era por la ceremonia de la amistad, vivía el momento, no la posteridad", a lo que la editora adhirió señalando que "todo lo hacía muy intensamente, siempre al máximo".

Sobre el cierre del homenaje, su hija sintetizó un abordaje posible a la figura de Forn: "Mejor que analizarlo es leerlo", subrayó a propósito del escritor y editor que murió el pasado 20 de junio a los 61 años como consecuencia de un infarto agudo de miocardio, mientras trabajaba en Yo recordaré por ustedes.

Télam