“La patria es una niña pobre y a veces también reclama”. La voz profunda y abierta. Los brazos en alto. Las manos que pasan del puño apretado a una caricia del aire. Como con la voz, esas manos describen dos estados de ánimo de la canción y de la interpretación: la dulzura y la fuerza. Ferni de Gyldenfeldt termina su presentación en la final del Pre-Cosquín en la Plaza Próspero Molina con “Como de Zamba”, de Susy Shock y Leopoldo Caracoche, en un momento que parte la historia del festival en dos. “Cantar en ese escenario, con lo que representa el folklore en nuestro país, donde las expresiones sobre lo que puede o no puede o debe o no debe hacer un hombre o una mujer suelen ser tan rígidas, poder visualizar esta identidad no binaria por primera vez en un festival como Cosquín, yo lo señalo como un triunfo. Aunque en esta oportunidad no haya ganado el certamen, creo que hemos ganado todes como sociedad”, celebra hoy De Gyldenfeldt. Y tiene por qué.

La historia comenzó el año pasado, cuando esta artista se presentó para participar del Pre-Cosquín, y se encontró con la imposibilidad de anotarse por su identidad y expresión de género. Hizo la denuncia en el INADI y la cosa tomó el curso legal. La organización del festival finalmente tuvo que modificar las categorías de voces “femenina” y “masculina” para crear el rubro “solista vocal”. Ferni pudo entonces participar del concurso. Ganó en la sede de CABA y tuvo la oportunidad de cantar frente al gran público en la final en suelo cordobés.

El camino profesional de esta cantora comenzó de muy joven, con la fascinación, junto a su hermana gemela Luchi, por la ópera. Pasaban fines de semana enteros escuchando esas músicas que las enloquecían. Hijas de una pareja de filósofos, en su casa obtuvieron desde chicas el combustible cultural que las llevó rápidamente por el camino del arte. A los 15 años, Ferni comenzó su formación en el Conservatorio Superior de Música “Astor Piazzolla”, donde completó la tecnicatura en Guitarra. Más adelante, se anotó para estudiar la Licenciatura en Canto lírico en la UNA. En ese recorrido fue descubriendo la identidad de su voz: la de una feminidad trans no binaria con registro de barítono, que abraza todos los matices femeninos, sus sutilezas, recursos, posibilidades y quiebres.

Opera Queer, junto a su hermana Luchi; Allpa Munay, cuarteto con el que grabó un disco de canciones inéditas o muy poco difundidas de Atahualpa Yupanqui; Folklore en Transición, junto a Nahuel Quipildor y Mailén Eliges, y Nuestrans Canciones, el proyecto impulsado por Susy Shock y Javiera Fantin que se materializó en el primer cancionero travesti trans no binario del país, son los hitos en el camino que recorrió Ferni hasta llegar a Cosquín, con una propuesta estética, artística y política dispuesta a discutir todos los binarismos.

Después de la intensa investigación y el trabajo sobre la obra de Atahualpa Yupanqui, comencé a interesarme en otro tipo de repertorio, a reversionar obras del cancionero popular argentino, a buscar, identificarme en las letras cambiando género, resignificando los sentidos. Imaginate cuando canto ‘Con hilos de libertad, téjame un tiempo infinito donde no cueste la vida’ (“La Celedonia Batista”, de Teresa Parodi), yo, cantora trans no binaria, que me sigo preguntando dónde está Tehuel, dónde están los compañeros, compañeras, compañeres que no llegaron a sus casas”, reflexiona la artista.

Sin embargo, su inquietud y su militancia la llevaron a buscar más allá del repertorio del folklore más conocido. “Desde el año pasado indago en las músicas de disidencias sexuales y de género, que son las que elijo cantar en este presente, en esta fusión que tiene que ver no solamente con mi voz o mi identidad no binaria, sino con letras y poesías que utilizan una zamba, una chacarera, un huaynito, esos estilos que son tan tradicionales, tan históricos, tan arraigados a algo conservador, de un pasado tan grande, en esas nuevas canciones que hablan de nuestros dolores, nuestras alegrías, nuestras transiciones. Es una manera de decir aquí estamos, somos el devenir. Mostrar en el folklore eso tan potente que habla de nuestra identidad. Es un momento histórico de decir no nos escondemos más”.

En ese camino, Ferni se impuso una doble responsabilidad: la de difundir obra de artistas del colectivo travesti trans y la de mostrar que las canciones tradicionales pueden ser interpretadas por artistas disidentes y resignificarlas. Observa la particularidad del momento que vive y es consciente de la oportunidad que le cabe: “Hoy estamos en el centro de la escena de la vida social, política y cultural. Yo soy cantora de este presente. Eso también significa reversionar las canciones que nos hicieron felices durante tanto tiempo. Las dos cosas son importantes: cantar a Susy y a Teresa Parodi. ¿Cómo no terminar una actuación en el escenario Armando Tejada Gómez cantando 'Canción con todes'? ¿Sabés la potencia que tiene hoy que una identidad trans no binaria cante ‘para que luchen todes, de país en país, por la paz’? En esa letra y esa 'e', el mensaje político, la resignificación que hacemos nosotres es muy impactante, pero lo más hermoso es volver a ver la fuerza de un poeta tan gigante que hizo esta canción hace sesenta años y que lo seguimos homenajeando como una persona que pensó una América libre, un mundo sin ataduras, entonces hacés una unión del presente en libertad que queremos con el pasado de estas personas que soñaban un mundo libre”, dice Ferni y se emociona.

Dueña de un discurso que va más allá de las reivindicaciones de género, De Gyldenfeldt promueve una propuesta más amplia, en la que la libertad es la idea fuerza. “Cuando te unís en los deseos más legítimos de un mundo más libre, construís resignificando y amplificando ese legado. En definitiva, mi disidencia es sexual y de género, pero también es disidencia de un sistema que oprime, que extrae, que cohíbe nuestros deseos. ¿Qué idea tiene para la humanidad Piter Robledo? ¿Sos marica? ¿Sos funcionario macrista? ¿Estuviste en Casa Rosada hablando con neonazis? Me chupa un genital trans tu disidencia, entonces. ¡Yo no soy parte de eso! Hay que estar alertas. Que nos visibilicen es ganancia, porque hay personas que no tienen acceso o referencias y ven de repente una posibilidad de realidad, se genera un canal para que alguien se plantee cosas o para que simplemente se entere de que el mundo es diverso. Pero luego observamos que cuando la inclusión de nuestras identidades se vuelve forzada, nos convierten en un tema o un motivo obligado para no perder público, para traccionar un consumo: ahí hay que estar atentes. Que gobiernos neoliberales impulsen acciones como un festival queer, que se vuelva algo que tiene que ver con el sistema y con el mercado, tiene que hacernos ruido”.