Imágenes de desolación y de evacuaciones masivas en distintas ciudades de Ucrania y el pedido de la ONU para que los países vecinos "mantengan sus fronteras abiertas" fueron las consecuencias humanitarias del inicio de los bombardeos rusos en la exrepública soviética. De acuerdo al Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), cerca de 100 mil personas huyeron de sus hogares en Ucrania y miles buscaron refugio en el extranjero solo este jueves.

"Ninguna región parece a salvo"

A las 04:30 horas locales, las explosiones desgarraron el cielo de Kiev por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial. Las primeras sirenas de aviso sonaron durante varios minutos por los altavoces de toda la capital. "Me despertó el ruido de las bombas, hice las valijas y salí corriendo", dijo Maria Kashkoska, de 29 años, agachada en el suelo del subte, donde encontró refugio. Conmocionada, esta empresaria aseguró estar "preparada para cualquier eventualidad".

Las avenidas se llenaron de tráfico cuando todavía era de noche. Coches llenos de familias salían de la ciudad, hacia el oeste o hacia el campo, lejos de la frontera rusa, situada a 400 kilómetros. Si el frente del este es donde los bombardeos parecen más intensos, ninguna región de Ucrania parece estar a salvo. Muchos ucranianos no creyeron hasta último momento en la guerra, que tomó la forma de ataques coordinados ordenados el miércoles por la noche por el presidente Vladimir Putin.

"Salvar nuestras vidas"

En el exterior de la estación de subte de la plaza Maidán, en el centro de Kiev, una mujer intentaba acallar los gritos de su gato, al que finalmente puso en una mochila. "Tenemos que salvar nuestras vidas, y esperamos que el metro sea lo suficientemente seguro, ya que es subterráneo", dijo Ksenia Mitchenka antes de entrar al subte a toda velocidad.

El alcalde de la capital, Vitaly Klitschko, declaró el toque de queda, aconsejó a los residentes que se quedaran en casa a menos que estén involucrados en un trabajo crítico y los instó a preparar bolsas con artículos de primera necesidad y documentos si necesitan evacuar.

Por su parte el presidente de Ucrania, Volodomir Zelenski, convocó a los ciudadanos rusos a "salir" a las calles para "protestar contra la guerra" y prometió armas a todos los ciudadanos de su país que tengan experiencia de combate para defender a la nación. "Si continúan bombardeándonos, voy a encontrar armas y a defender mi patria, poco importa si tengo 62 años", aseguró en ese sentido Vladimir Levashov, habitante de la ciudad de Chuguev.

Otro de los objetivos de la operación militar lanzada por el Kremlin fue Jarkov, segunda urbe de importancia y ubicada muy cerca de la frontera con Rusia. A solo 30 kilómetros al este de allí se conoció una de las primeras imágenes de las consecuencias humanitarias del conflicto: una mujer se detuvo ante el cadáver de un hombre y gritó: "¡Qué país de mierda!" entre los escombros de lo que horas antes había sido un barrio residencial de Chuguev.

El misil dejó un cráter de 4 a 5 metros de diámetro entre dos inmuebles de cinco pisos que quedaron totalmente destruidos y donde los bomberos tratan de extinguir las últimas llamas. Numerosos edificios más alejados del impacto quedaron gravemente afectados, con ventanas rotas cuyos marcos cuelgan en el vacío.

En la ciudad de Leópolis, ubicada al oeste, cerca de la frontera con Polonia, las sirenas de ataques aéreos se dispararon muy temprano. "Tenemos confianza, pero nos estamos preparando para lo peor", dijo a la cadena CNN Svetlana Locotova, residente de esa localidad, mientras hacía una larga cola para sacar plata de un cajero automático, panorama similar al que se vio en las estaciones de servicio con caravanas de autos que buscaban abastecerse ante la posibilidad de escasez.

Ante un panorama angustiante, el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), Filippo Grandi, pidió a los gobiernos de los países vecinos de Ucrania que "mantengan sus fronteras abiertas" para aquellas personas que buscan "seguridad y protección". Una vocera del organismo de la ONU, Shabia Mantoo, aseguró más tarde que "cerca de 100 mil personas huyeron ya de sus hogares y podrían haberse desplazado en el interior del país", mientras que "varios miles cruzaron las fronteras internacionales".

"Todo aquel que puede está huyendo", dijo Krisztian Szavla, uno de los primeros refugiados ucranianos que llegaron a Hungría el jueves, procedente de la región de Transcarpacia, donde vive una importante minoría húngara. "No queremos pasar por lo que están viviendo en las montañas del este, despertarse con las sirenas y los rusos bombardeando tu ciudad", sostenía este ucraniano de 28 años en una estación de servicio de Zahony, en el lado húngaro de la frontera.

A lo largo del jueves, la policía húngara informó de largas colas para entrar en el país a través de los cinco pasos que tienen con Ucrania, con quien comparte 140 kilómetros de frontera. En la vecina Rumania, la policía afirmó el jueves que cerca de 5.300 personas entraron desde Ucrania, cuando fueron 2.400 el día anterior. 

Varios cientos de ucranianos cruzaron la frontera por la ciudad de Sighetu Marmatiei, según imágenes de la televisión. "Muchos preguntan por cómo llegar a Polonia o a la República Checa", dijo el alcalde de la ciudad, Vasile Moldovan. El ministro de Defensa, Vasile Dancu, dijo que Rumania planea albergar a los refugiados en seis o sietes regiones cercanas a la frontera, y aseguró: "Estamos preparados para gestionar estos daños colaterales".