Desde los siete años juega todos los fines de semana al deporte que ama. A los 14 llegó a la primera división y durante 12 de su vida representó al país. Participó en dos Mundiales y en dos Panamericanos. Jugó en España, en Uruguay, y entre 2013 y 2019 Paula Reggiardo organizó Campus de básquet en distintos lugares del país. Pero como a muchas personas, la pandemia la obligó a ella a frenar. Y hubo algo que también desencadenó un nuevo modo de vida: La Ley Micaela.

“Fue muy loco todo lo que me generó. Vi tipos de violencia y me di cuenta de que lo que me había incomodado era violencia patrimonial, económica y psicológica. Le pude poner nombre a un montón de cosas”, aseguró la docente y profesora de educación física.

--¿Qué te provocó hacer la Ley Micaela?

--Empecé a revisar cuál había sido mi realidad, mi crianza, me empecé a cuestionar. Me cayeron todas las fichas y pensé en empezar a hablar de esto. No hay nada escrito en el deporte, está todo por hacer. Por eso están empezando a salir muchas historias en relación con la violencia. Se trabaja fuerte y hay protocolos en algunas instituciones, pero todavía falta.

--¿Así surgió la idea del taller?

--Sí, vi que no había nada de deporte y género, la diplomatura de la UBA salió después. Soy docente, estuve en la elite del deporte y desde lo personal tengo muchas cosas para aportar. Es abierto, online y nos comunicamos por un grupo mediante una red social. Es para invitarles a repensarse y a cuestionar a las instituciones en las que están. Cada cursada me transforma.

Reggiardo recordó el momento de su renuncia a la Selección Argentina después de los Panamericanos de Toronto. El día previo a viajar a la gira precompetitiva la jugadora tenía una molestia en el psoas y el entrenador la desafectó del plantel supuestamente por aquel motivo, pero por la tarde le dijo que hiciera de cuenta que nada había pasado: “Fui a jugar los Panamericanos porque prioricé el equipo pero después renuncié a causa de la violencia institucional y psicológica de una parte del cuerpo técnico. Me pareció intolerable lo que pasaba".

--¿Qué diferencias ves entre el básquet femenino y el masculino?

--Hay cosas que me indignan desde siempre, que el básquet femenino por ósmosis entrene una vez menos por semana que el masculino y ¿cómo querés que lleguemos al mismo resultado? Cuando se organizan torneos mixtos los hombres te dicen: “Agradezcan que las dejamos jugar”. Cuando pasan esas cosas yo aplico toda la teoría que aprendí para que las personas puedan cambiar un poco la cabeza. Esa es la misma lógica que hace que una dirigencia te diga que agradezcamos que nos dan el gimnasio a las 11 de la noche. Para estas personas el deporte es masculino, todo lo otro sobra.

--¿Pensás que se puede llegar a la profesionalización del básquet femenino?

--La Federación de jugadores y jugadoras van a exigirle a la Asociación tener un contrato y exigir el libre deuda a los clubes. Si eso no se presenta, la institución no puede contratar a nadie al año siguiente. Pero eso no es profesionalización.

--¿Cómo es la situación de Las Gigantes (el seleccionado femenino)?

--En mayo 2020 no tenían cuerpo técnico, no tenían un proyecto presentado ni lista de jugadoras. No sé si fue por decisión propia, porque ya sabían que el clima iba a ser hostil o si fue por otro motivo, pero a las que más levantaron la voz no las convocaron más. Como lo que pasa con Estefanía Banini, está entre las mejores once del mundo y no la llaman, es como si no citaran a Messi.

--¿Te gustaría volver a jugar la Liga?

--Me encantaría jugar en mi país, tengo el nivel para hacerlo. Había arreglado un muy buen contrato durante tres meses en un club de la Liga Femenina, y el entrenador me dijo que me había intentado traer por todos los medios pero le bajaron el pulgar.

--¿Por qué pensás que pasa esto?

--Creo que molesta lo que represento, por decir que las cosas no están bien, por pensar en que hay que dejar de agradecer porque te inscriban a un torneo. Todas las federaciones deberían tener una Comisión de atletas. Hay un montón de cosas que ocurren porque las define gente desde un escritorio, que no tiene idea de lo que pasa en el deporte, entonces que los atletas no puedan tener ni voz ni voto es gravísimo porque se perpetua el patriarcado, la violencia, el desinterés y los negociados. 

--¿Cuáles son tus pasos a seguir? 

--El sábado 5 Amnistía Internacional organiza un evento en el Dow Center de Bahía Blanca por el Día de la Mujer, un partido de las estrellas. Desde el 11 al 14 de marzo estaré en Villa Mercedes, San Luis, en el marco de la semana de la mujer para charlar con dirigentas, arbitras, jugadoras y entrenadoras para pensar el deporte que queremos.

"Yo tuve muchos recursos y privilegios y expresiones de género que no eran típicamente sociabilizadas femeninas, pero hay millones de pibes y pibas que no eligen lo que quieren porque no es lo pautado para su género, o no es lo que deberían querer. Ahí ya empiezan a perder potencial, disfrute y sueños", concluyó Reggiardo.