La guerra en Ucrania, que sacude económicamente a todo el mundo, pega en Argentina de una manera particular: hoy, los commodities agropecuarios y energéticos volvieron a mostrarse en tendencia alcista, lo que por un lado favorece al país en cuanto a ingresos de dólares por exportaciones de granos; y por otro, le quita parte de esas divisas que deberá utilizar para subsidiar más la energía ante el alza del crudo y el gas. Eso puso a la Casa Rosada a pensar en el mediano plazo por el impacto no sólo de mayor gasto en divisas, sino de cómo pegará en la inflación. 

En el marco de la intensificación de las reuniones para una búsqueda de una salida pacífica, que no cesaron el avance ruso en el territorio, los precios del petróleo se dispararon tanto en Londres como en los Estados Unidos. Todo se intensificó ante la posible afectación del suministro en el segundo productor mundial. En números, el crudo de Texas, el WTI, repuntó casi 4,65 puntos quedando muy cerca de los 96 dólares el barril. Mientras que el recurso que se extrae del Mar del Norte, el Brent, subió por arriba de los 2,8 puntos con el barril rozando los 100,74 dólares, según reportó la agencia internacional Bloomberg.

En el caso de los granos, la plaza de Chicago sigue incrementando las cotizaciones de manera pareja. Todos los cultivos están en sus máximos de una década: el trigo reportó alzas superiores a los 10 puntos, llegando a los 341 dólares la tonelada. La soja mejoró un 3,65 por ciento siguiendo la tonelada por encima de los 600 dólares (605,63). Mientras que el maíz aumentó un 5,69 por ciento hasta los 274,4 dólares la tonelada. En el sector agroindustrial nacional observan con cuidado la evolución de los cultivos: por un lado, admiten que esa llegada extra de dólares podría compensar algo del efecto negativo de la sequía de la primera parte del año. Vale decir que en este 2022, los agroexportadores esperaban ingresar unos 35 mil millones de dólares en concepto de liquidaciones de exportaciones, un valor algo por debajo del año pasado pero un nivel aceptable para el contexto actual. 

Esta situación, como adelantó Página I12 la semana pasada, encendió las alarmas en la Casa Rosada, que se puso a evaluar el impacto tanto en la inflación como en los subsidios a la energía, dos puntos que son clave en el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Ambos items tienen metas que, de no cumplirse, complicarán la perspectiva del plan "crecer para pagar" del Ministro de Economía, Martín Guzmán. 

Es que por un lado Argentina tiene un problema crónico de restricción externa, de falta de dólares; y por otro padece cualquier impacto de influjo externo sobre los precios, embarcada a una inflación con un piso ya de por sí muy elavado. En este escenario, los ministerios de Desarrollo Productivo, la secretaría de Comercio Interior y el Ministerio de Agricultura están evaluando medidas de corto plazo para amortiguar el efecto inflacionario, sobre todo, de los commodities agropecuarios. 

Por el lado de la cartera que conduce Roberto Feletti, se avanzará en el fideicomiso del trigo para subsidiar un volumen de 750 mil toneladas y frenar así el impacto de la suba del commoditie en productos de consumo masivo como harina tres ceros y paquetes de fideos de medio kilo. En paralelo, Agricultura mira de cerca la evolución de los precios de la carne, que también están influidos por otro grano que crece, el precio del maíz. La mayor preocupación, en este sentido, es que ese valor impacto sobre todo en los valores domésticos de la carne porcina y de pollo. 

En Economía, en tanto, no descartan recalcular algunas metas vinculadas a los subsidios discutiendo, en las revisiones trimestrales con el FMI, el impacto de la guerra en Ucrania sobre el precio de los energéticos.