Sebastián Báez protagonizó un fantástico debut en el equipo argentino de Copa Davis. La victoria 7-6 (4) y 6-3 ante Jiri Lehecka, el 94º del mundo, sirvió para que el conjunto dirigido por Guillermo Coria, en su estreno en la capitanía, abriera el marcador ante República Checa en el Buenos Aires Lawn Tennis, por los Qualifiers para la fase de grupos de las Finales.

"Lo vi muy bien. Estuvo equilibrado y lo pudo disfrutar. Aceptó que estaba nervioso al comienzo pero lo pudo hacer cada vez mejor. Se sintió tranquilo. Fue muy positivo para él. Lo que más me gustó es que siempre intentó defender lo que se planteó antes del partido: su personalidad, su entrega, su equilibrio -emocional, sobre todas las cosas-, y las ganas de intentar jugar siempre", expresó Sebastián Gutiérrez, una pieza fundamental en el equipo de Báez, producto genuino de la gestión del departamento de Desarrollo de la Asociación Argentina de Tenis durante el ciclo de Daniel Orsanic. De hecho el coach conoció al jugador en 2015, cuando trabajaba en el área junto con el capitán campeón de la Copa Davis.

Gutiérrez destacó, en diálogo con Página/12, que Báez se mantuvo centrado en todo momento, incluso cuando estuvo 3-5 abajo en el primer set y cuando arrancó con un break de desventaja en el segundo: "El principal desafío fue mantener la concentración. Como no tiene tanta experiencia, con tanta gente que lo aliente, era importante que estuviera enfocado en lo que hacemos día a día. Lo planteamos como un torneo más. Lo mismo la entrada en calor, que la hicimos con Leo (Mayer, campeón de la Davis en 2016 y actual asistentre de Coria), que es un gran tipo y tiene una gran energía. Nos rodeamos de buenos partners para cada cosa".

Gutiérrez y Báez, durante una de las prácticas previas.

El año pasado Báez inició como el 308º del mundo y terminó 98º tras ganar nada menos que en seis torneos Challengers. Esta temporada el impulso fue mayor: jugó un gran Abierto de Australia en su primer Grand Slam, con un partidazo contra el griego Stefanos Tsitsipas, y redondeó una positiva gira en el ladrillo sudamericano, etapa que incluyó su primera final de nivel ATP en Santiago de Chile.

"Le dije a Seba en la entrada en calor que esto iba a generar que él mañana fuera un poco mejor. Creo que todas las experiencias, si las vivís de buena manera, te hacen crecer. Nuestro principal objetivo es que mañana sea mejor que hoy y ese es el valor agregado que nos da cada experiencia que vivimos. Fue súper positivo, como fue súper positivo jugar una final en Santiago de Chile, como fue súper positivo perder con Monteiro en Brasil (NdR: la primera ronda del ATP 500 de Río). Todo eso lo hace ser lo que es hoy. Estamos muy contentos", reflexionó Gutiérrez, cultor de la confianza en el trabajo diario sin marearse.

Si bien estuvo Coria sentado en la silla del capitán y, en hilera, el resto de los colaboradores, como Mayer y el subcapitán Martín "Tero" García, la conexión de Báez se asemejó, de manera permanente durante el partido, a la que mantiene en los torneos del circuito: en el contacto visual siempre se encontró con Gutiérrez, con quien construyó un fuerte vínculo adentro y afuera de la cancha.

“Lo sentí muy presente a mi entrenador Seba. Hubo una comunicación, un ida y vuelta constante. Siempre escuché la misma voz para no marearme con varias voces en la cabeza. Estuve cómodo”, analizó el jugador tras el fructífero debut copero.

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