PáginaI12 En  Brasil

Desde Brasilia

Este sábado el Partido de los Trabajadores elegirá a su nueva presidencia, que seguramente quedará en manos de Gleisi Hoffmann, cuya candidatura fue propuesta y cuenta con el respaldo de Luiz Inácio Lula da Silva. La senadora Hoffmann recibió a PáginaI12 en su despacho del Palacio Legislativo, cuyo ingreso continuaba vallado desde el miércoles pasado, cuando una multitud se movilizó –y fue reprimida– para exigir la renuncia de Michel Temer y el llamado a elecciones “directas ya”.

Sobria, de tailleur negro completado con un collar y aros de perlas blancas, evitó hablar en su condición de inminente presidenta del partido que gobernó Brasil, entre enero de 2003 y mayo de 2016, cuando Dilma Rousseff fue derrocada poco antes de cumplir la mitad de su segundo mandato.

Hoffmann, que horas antes de este reportaje había conversado con Lula, se desempeñó como jefa de gabinete de Dilma y luego entabló una encarnizada pelea durante meses en el Senado contra el golpe parlamentario.

Aquella batalla perdida en defensa del gobierno democrático quedó atrás, “ahora hay que pavimentar el camino para que Lula vuelva al gobierno”.

– ¿El PT necesita hacer correcciones de rumbo?, ¿cuáles son las prioritarias?

– Creo que estamos enfrentando una nueva fase, el PT tiene que estar preparado para esa nueva fase. Nosotros ya fuimos gobierno, salimos del gobierno, luego pasamos por un período difícil y creo que comenzamos a recuperar nuestra relación con la sociedad brasileña, estamos iniciando esa recuperación. Y necesitamos un PT más cercano a los movimientos sociales, una proximidad que no fue muy intensa cuando fuimos gobierno, necesitamos una participación más incisiva de la militancia, ampliar la discusión política en todas las instancias del partido, y prepararnos para volver a disputar el gobierno. Todo esto, las tesis del partido, la línea política,  será discutido en este Congreso que se comenzará el próximo jueves y terminará el sábado 3 de junio, cuando se elegirán las autoridades.

-¿Cuando habló por última vez con Lula?

–Hablé hoy (jueves 25 mayo), hablamos con frecuencia porque soy la líder del bloque (PT).

–¿Conversaron sobre la marcha contra Temer y la movilización de los militares?

–Hablamos de eso, me preguntó que ocurrió aquí (en la protesta), le hablé de nuestra preocupación, de que estábamos presentando una cautelar al Supremo Tribunal Federal (contra movilización militar), y él manifestó su preocupación con los militares, que cree se debería tener una conversación con sectores de las fuerzas armadas para saber lo que están pensando (..) pero no profundizamos sobre ese tema.

–¿Lula sigue siendo un candidato fuerte?

–Realmente nosotros estamos impactados de su liderazgo a pesar de todo lo que están haciendo contra ese hombre, cómo los medios intentan destruirlo, y cuando salen las encuestas él sigue adelante. Lo que pasa es que en los 500 años de Brasil el mejor gobierno que hubo, fue el gobierno de Lula, no hubo otro gobierno que haya hecho la inclusión social que hizo Lula, la distribución de renta. Quedó mucho por hacer, pero su gobierno no tuvo paralelos, ni con (ex presidentes) Getulio Vargas, ni con Joao Goulart.

–¿Es posible que haya elecciones directas?

–Ellos, Temer y sus aliados, están presionando para que haya elecciones indirectas, están intentando envolver al PT diciendo que estamos haciendo acuerdos por las indirectas lo cual es mentira. Es mentira que Lula habló con Fernando Henrique Cardoso por las indirectas. Nosotros impulsamos las elecciones directas. Esta gente del gobierno está muy asustada con las elecciones directas porque las puede ganar Lula, ellos mismos lo dicen en los corrillos. Yo creo que si se elige un presidente por la vía indirecta puede estallar una convulsión social, la población está brava con los políticos, con el Congreso y no va a aceptar un conchabo de cúpula para seguir aplicando estas reformas de la previsión y laboral.

–¿Cuál es su balance de la movilización?

–Fue una movilización realmente muy importante que desde el gobierno quiso ser desnaturalizada con los incidentes de los supuestos Black blocs (...) .

Yo no llegué a ver los hechos de los supuestos Black blocs (atacando ministerios), pero todos los relatos indican que la policía fue pasiva, y después la policía enfrentó a la masa de manifestantes, como lo muestran los videos y las fotografías.

–¿Por qué Temer anuló el decreto de militarización?

–Porque hubo un repudio generalizado de la sociedad, Temer quiso demostrar que aún tiene fuerza llamando a los militares y fracasó. El decreto de movilización militar fue muy mal ejecutado, fue ilegal, porque el presidente no puede pedir por sí solo a las Fuerzas Armadas sin el pedido de otras autoridades, y lo que se supo fue que el gobernador de Brasilia no los pidió, y que tampoco pidió militares el presidente de Diputados.

–¿Qué información tiene sobre la reacción militar a la orden de Temer?

–A los militares nunca les gustó actuar en la seguridad pública, esto lo aprendí cuando estuve en el gobierno de la presidenta Dilma. Ahora esto no quiere decir que a ellos no les guste actuar en el comando de un gobierno, pero creo que ellos están incómodos cuando se habla de que puede haber un golpe. Creo que ahora las Fuerzas armadas tiene más conciencia de su rol profesional y de su papel institucional (...) claro que hay militares con posiciones políticas. Creo que ellos no están a gusto con el recorte de gastos para los submarinos, con la cesión de tierras a los extranjeros en la Amazonia, con la política en Petrobras.

–¿Cuál es su definición sobre el régimen político surgido tras la salida de Rousseff?

–En Brasil hay un régimen de excepción y no descarto que este régimen que hoy tenemos aquí pueda reproducirse en otros países de la región, en Argentina o en Paraguay,

–¿Cómo fue la relación de Dilma con las Fuerzas Armadas?

–La presidenta siempre tuvo mucho respeto por las Fuerzas Armadas y los militares sólo comenzaron a ser críticos con nuestro gobierno con la creación de las Comisión de la Verdad, que fue una piedra en el zapato de ellos.

–¿Hubo dinero para financiar el golpe?

–Ahora se está hablando de maletas de dinero en el escándalo de Temer y el frigorífico JBS, y también se habla de las maletas para pagar el golpe... creo que eso tiene que ser investigado. Si en 1996 fue comprada la reforma constitucional para la reelección de Fernando Henrique Cardoso, no se puede descartar que hubo dinero para comprar el golpe de 2016. Hay posibilidades de que la caída de Dilma haya sido comprada. Me gustaría que se creara una comisión investigadora parlamentaria para determinar lo que pasó en el golpe.