El estado de felicidad que River vivía hasta hace pocos días, con los triunfos acumulados tanto en el certamen local como en la Copa Libertadores, comenzó a mutar para el lado de la incomodidad. Pero sin duda, la oportunidad que dejó pasar anoche fue la que más disconformismo le provocó, debido a que le devolvió a su máximo rival la dependencia para conseguir el título. La actuación fallida ante Central le impidió acercarse aún más al único líder, que mantendrá ese privilegio más allá de lo que suceda pasado mañana en Tucumán, cuando River se ponga al día en el campeonato en su visita a Atlético.

La derrota frente a Independiente Medellín del jueves pasado, con un equipo alternativo, no puso en riesgo la clasificación, que ya estaba asegurada. Y el empate sin goles ante los rosarinos puede desembocar en un final incierto. La chance que tenía para tomar el control del campeonato, algo que parecía lejano hace dos meses, no la pudo aprovechar el conjunto de Marcelo Gallardo, quien se fue del estadio con mucha molestia.

Pero para que River no lograra prevalecer también tuvo que ver el conjunto visitante, que no lo dejó desplegar su mejor juego, y le cerró muy bien los caminos hacia el arquero Rodríguez. 

Julio Martín Mancini
Los jugadores de River se retiran con la cabeza baja del campo de juego.

En todo el desarrollo, el local sólo pudo hilvanar tres opciones para convertir, pero en ninguna estuvo preciso en el momento de la definición. Driussi probó de lejos y la pelota dio en el palo, y más tarde un cabezazo de él se fue muy cerca. En el medio, Alario remató una vez al arco pero no pudo ante el ex Independiente.

Con un planteo acertado, Central fue culpable de que River no tuviera más opciones para ponerse en ventaja. El buen desempeño de los volantes, sumado a la marca férrea de sus defensores, le imposibilitaron a River tener el dominio del partido, y la impotencia se apoderando de algunos de sus futbolistas. Central también tuvo sus chances para convertir, pero ni Teófilo Gutiérrez ni Marco Ruben pudieron frente al arco rival. 

Javier Pinola terminó siendo el hombre más destacado, liderando la última línea de los rosarinos, con capacidad para ganar de arriba y también cuando tenía que salir a cortar lejos de su área. El futuro entrenador del seleccionado argentino, Jorge Sampaoli, quien observó el duelo en el Monumental, habrá estado atento seguramente al nivel que ofreció el marcardor central. 

Del lado del River, el que logró sobresalir fue su capitán, Leonardo Ponzio, recuperando la pelota en la zona media y habilitando a sus compañeros con pases largos hacia los laterales. Ese también fue el síntoma de lo que exhibió el local, debido a que sus hombres mejor dotados técnicamente se mostraron aislados del circuito ofensivo. Gonzalo Martínez e Ignacio Fernández no se convirtieron en los conductores, y el equipo terminó padeciendo esa falta de claridad. Cuando eso ocurre, en River se nota la falta de un enlace natural en el plantel. El chico Andrade era la alternativa que estaba entre los suplentes, pero no ingresó finalmente. La presencia de Auzqui tampoco colaboró para cambiar el desarrollo, y a medida que pasaban los minutos los dos debieron conformarse con el reparto de puntos.

Las chances de transformación no suelen presentarse seguido. River todavía tiene cinco encuentros más para cambiar el presente. La primera posibilidad no la pudo concretar. En la recta final, buscará que ese impacto anímico no actúe de manera negativa.