La guerra de Ucrania ha puesto de manifiesto que el viejo orden mundial unipolar liderado por Estados Unidos ha muerto y que se está gestando uno nuevo. Vale recordar la frase de Henry Kissinger: "Con demasiada frecuencia la cuestión ucraniana se plantea como un enfrentamiento para dirimir si Ucrania se une al Este o al Oeste. Pero para que Ucrania sobreviva y prospere, no debe ser el puesto de avanzada de ninguno de los dos bandos contra el otro, sino que debe funcionar como un puente entre ellos". 

Hay tres formas de entender la guerra de Ucrania. Una es la recuperación de Ucrania por parte de Rusia tras treinta años de independencia, para evitar que la OTAN y Estados Unidos intervengan. La segunda, es una lucha por una mayor tajada del mercado energético europeo entre Rusia, Estados Unidos y Oriente Medio. La tercera es una redefinición del multilateralismo, de unipolar a bipolar.

Rusia tiene un socio fuerte en China, con una importante relación comercial. Comparte con el país que lidera Xi Jinping una enorme frontera de 4209 kilómetros y es miembro cofundador de la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS), una alianza política, económica y de seguridad de países asiáticos creada en 2001. 

La Organización de Cooperación de Shanghai (OCS) fue proclamada el 15 de junio de 2001 por la República de Kazajstán, la República Popular China, la República Kirguisa, la Federación Rusa, la República de Tayikistán y la República de Uzbekistán. Incluye a India y Pakistán; cuatro países observadores --Afganistán, Bielorrusia, Irán y Mongolia-- y seis países asociados al diálogo --Azerbaiyán, Armenia, Camboya, Nepal, Turquía y Sri Lanka--. Según la OCS, el Comité Ejecutivo de la Estructura Regional Antiterrorista (EAR) es el órgano permanente de la OCS con sede en Tashkent, la capital de Uzbekistán.

Multipolar

Los países miembros de la OCS representan una parte de Oriente en el nuevo mundo bipolar multilateral liderado por China. Occidente podría definirse en parte como los países miembros de la OTAN liderados por Estados Unidos.

Los países de Europa del Este han comenzado a integrarse en la OTAN y a adoptar una postura pro-occidental, a pesar de que mantienen fronteras con Rusia. Moscú se opone a esto y la guerra de Ucrania es una reacción extrema. Anteriormente, un conflicto en Georgia en 2008 acabó en pocos días con el deseo de ese país de ingresar en la OTAN.

Una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU sobre Ucrania, respaldada por Estados Unidos el 25 de febrero de 2022, para vetar la intervención rusa, fracasó porque la Federación Rusa la rechazó. China, India y los Emiratos Árabes Unidos se abstuvieron. Esencialmente, Oriente votó en contra de una resolución occidental liderada por Estados Unidos. El fracaso de la resolución puede entenderse desde el punto de vista Este-Oeste.

Otros componentes Este-Oeste son la Iniciativa del Cinturón y la Ruta con la ayuda del Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras, que financia proyectos de infraestructuras y sustituye a los recursos occidentales en este campo. El nuevo patrón comercial emergente tiene a China como nuevo socio comercial principal de muchos países de América del Sur, África y Europa, incluyendo su nuevo papel como proveedor de tecnología. China ocupa la presidencia de la Unión Internacional de Telecomunicaciones de la ONU, cuando los proyectos 5G de Huawei se venden en todo el mundo. 

Es mucho el resentimiento y el desprestigio de los Estados Unidos por haber perdido el juego de la tecnología 5G, al no llegar a tiempo para competir en el mercado. Mientras China a través de los proyectos de Huawei vende la tecnología 5G en todo el mundo, Estados Unidos reacciona e intenta bloquear su uso sin el apoyo de la UIT. América Latina es el espacio que está en juego y Estados Unidos no está ganando la partida.

Ya en 2020, bajo la presidencia de Donald Trump, Estados Unidos quería retirarse de la OTAN y hacer valer una política mundial unilateral (“¿Multilateralismo post-pandémico? o Estados Unidos solo"). Trump ignoró las instituciones multilaterales económicas y financieras hechas para apoyar la Pax Americana y saboteó la OMC. Retiró a Estados Unidos de la UNESCO y de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU en 2018 y de la OMS y del Acuerdo de París en 2020, para luego regresar en algunos casos. 

Estados Unidos es la principal fuente de financiación de la ONU y no paga sus cuotas a tiempo. En ese rol es sustituido cada vez más por China, con una contribución menor pero pagada puntualmente. Estados Unidos quiere ir por la libre sin Política Exterior de Estado y deja el futuro de Ucrania incierto. Intentará imponer su agenda en el orden multilateral a través de la OTAN y seguirá enfrentándose a la resistencia del bloque oriental. El lado opuesto tiene los medios para resistir, con el apoyo de China, los países de la OCS y otras naciones asiáticas. La fallida resolución de la ONU es un ejemplo.

Henry Kissinger escribió en 2014 en el Washington Post que "Occidente debe entender que la historia de Rusia comenzó en lo que se llamó Kievan-Rus. En el plano internacional, Ucrania debería seguir una postura comparable a la de Finlandia. Esa nación no deja dudas sobre su feroz independencia y coopera con Occidente en la mayoría de los campos, pero evita cuidadosamente la hostilidad institucional hacia Rusia". Eso debería zanjar la división Este-Oeste. Sin embargo, no será pronto.

*Economista, escritor, profesor e investigador titular del Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Nacional Autónoma de México.