Casi tres años más tarde, las y los estudiantes de las 13 facultades de la Universidad de Buenos Aires (UBA) no solo regresaron a las aulas en una presencialidad total, sino que también se dirigirán a las urnas. Luego de unas elecciones postergadas que deberían haberse realizado en septiembre del 2021, el claustro de estudiantes elegirá a sus representantes en los consejos directivos, así como las renovaciones del Centro de Estudiantes de cada Facultad. Página/12 consultó con distintos y distintas referentes de las agrupaciones para comprender el escenario político que decidirá también y eventualmente el futuro del rectorado de la UBA.

Ninguna de las facultades de la UBA estuvo de acuerdo en celebrar las elecciones estudiantiles en septiembre del 2021, cuando la pandemia aún era una fuerte presencia en la sociedad y las y los estudiantes hacía más de un año que no transitaban los pasillos de las sedes. Tampoco en realizarlas el 25 de febrero, fecha que desde las autoridades universitarias habían puesto como límite, ya que hubiese sido en período de vacaciones, con una muy baja participación del padrón estudiantil.

Por lo que la semana próxima, entre el lunes 4 y el viernes 8 de abril, las elecciones estudiantiles se realizarán en un contexto muy particular. Por un lado, con una demora del proceso electoral casi histórica, que encontró fundamento para la postergación en la falta de estudiantes en los pasillos y aulas, y acuerdo entre todas las fuerzas universitarias de que “el espíritu democrático es con masividad”, tal y como señaló al diario Ramiro Fernández Sarraf, actual presidente de la Federación Universitaria de Buenos Aires (FUBA).

Por otro lado, y luego de que también se prorrogara la asamblea, este año se eligen los cargos del rectorado, entre ellos, el puesto que hoy ocupa Alberto Barbieri como rector de la UBA. Si bien las y los distintos dirigentes estudiantiles prefieren abocarse de momento a las elecciones inmediatas, sin especular sobre lo que pasará en la asamblea universitaria, la realidad es que estos resultados, sumados a los de los claustros de graduados y de profesores (que ya votaron durante el 2021), conforman los consejos directivos que tendrán peso en la elección de las autoridades de la UBA para el período 2022-2026. “Lo bien que le vaya a una fuerza o a otra va a inclinar la balanza en cuanto a la elección de esas autoridades ya que los consejeros estudiantiles también votan”, explicó Fernández Sarraf a Página/12.

Otra particularidad que señalan desde la izquierda es el carácter “antidemocrático” de la decisión tomada por la UBA y las facultades de realizar las elecciones la “segunda o tercera semana de clases, dependiendo la facultad”. “Quieren cercenar el debate político, y no quieren que les estudiantes discutamos en profundidad bajo qué condiciones volvemos a las aulas después de dos años”, expresó Tatiana Fernández Martí, militante de la UJS Partido Obrero, La izquierda al Frente en la Facultad de Filosofía y Letras; y candidata a consejera directiva.

El panorama político actual tiene al Reformismo, un sector que se reconoce como independiente (en cuanto a la agenda política nacional, planteándose como centrados en una agenda 100% universitaria y estudiantil) al frente de 7 Centros de Estudiantes de las 13 facultades, en alianza con el radicalismo bajo el nombre de Nuevo Espacio: Ingeniería, Odontología, Psicología, Exactas, Derecho, Ciencias Médicas y Arquitectura, Diseño y Urbanismo; así como de la FUBA. El peronismo (en distintas agrupaciones no siempre coincidentes) está al frente de Ciencias Sociales y Filosofía y Letras. Y la izquierda conduce los Centros de Farmacia y Bioquímica, y Veterinaria. La Facultad de Agronomía, por su parte, está conducida por una alianza entre el peronismo, la izquierda y los independientes.

Ciertamente, las últimas elecciones realizadas en 2019 fueron las que dejaron unos resultados más sorprendentes, con nuevos espacios y alianzas ganando lugares históricamente conducidos por agrupaciones de distinto sesgo político. En esta ocasión, los resultados de las elecciones en los claustros de profesores y graduados indicaría que no habrá grandes modificaciones a nivel de relaciones de fuerza dentro de las facultades, y que los oficialismos seguirán siendo los mismos. Sin embargo, Lara Sosa, presidenta del Centro de Estudiantes de Sociales y candidata a la reelección por la UES, señaló que estos resultados pueden llegar a ser muy diferentes a los resultados estudiantiles. “Si bien hay algunas carreras que por las elecciones de graduados y profesores ya está definido quiénes serán directores, hay otras que no, y es el claustro de estudiantes el que define quién va a conducir la carrera”, explicó. En consecuencia, los Centros y las y los consejeros estudiantiles también pueden llegar a ser distintos a lo que se espera.

“Todos los claustros son importantes, y en un lugar donde el claustro es tan masivo como el estudiantil, termina siendo decisivo”, coincidió Fernández Sarref, y añadió que “el cómo le vaya a cada fuerza va a inclinar toda la elección o reelección de las autoridades”. 

Por su parte, tanto Fernández Sarref como Sosa coinciden también en la confianza de mantener el status quo actual que tiene a sus agrupaciones a la cabeza de los distintos Centros de Estudiantes. En cambio, Fernández Martí mantiene en raya al optimismo y ve la renovación de la conducción de la izquierda en Veterinaria y Farmacia y Bioquímica como uno de los desafíos a superar la semana que viene; así como la recuperación del Centro de Filosofía y Letras, actualmente en manos de una coalición conformada por distintas agrupaciones peronistas. “Tenemos como premisa también ser de las agrupaciones con una oposición más importante en Exactas”, añadió la candidata a consejera académica.

En definitiva habrá que esperar hasta fines de la semana próxima para conocer los resultados de las elecciones estudiantiles, y aún más para que se realice la asamblea que elegirá a la persona que ocupará la rectoría de la UBA por los próximos cuatro años. Y allí se abrirá un nuevo juego político.

Informe: Sofía Moure