Soy trans feminista, performer y licenciada en artes combinadas. Vivo en Resistencia y actualmente formo parte de la Subcomisión de Cultura de la Comisión Organizadora del 32º Encuentro Nacional de Mujeres. Es la primera vez que me involucro activamente en algo tan grande. Mi activismo empieza cuando despierto y abro los ojos en mi cama, cada mañana. Siempre fui una activista de esa manera personal. Pero entrar en este grupo de Cultura me hizo acercar a mujeres de todo tipo, de todas las clases sociales y con todo tipo de pensamientos. Es bastante difícil que quieran tener una nueva mirada sobre la complejidad de la diversidad. El 20 de mayo un grupo de mujeres ejerció violencia sobre mí y sobre Nuria Benítez, por nuestras identidades diversas, en la plenaria de la Comisión Organizadora. El sábado 27 se realizó otra plenaria, donde la Comisión Organizadora ni siquiera pide disculpas por la violencia que ejercieron sobre nosotras estas mujeres. No tuvieron intención de disculparse. Hay mucha resistencia a la idea de la diversidad. En definitiva es transodio. Y tiene que ver con la educación y con viejos paradigmas que todavía siguen bastante rígidos, pero que de a poco se van desarticulando, gracias a que hay activistas, personas que nos visibilizamos y a través de la educación tratamos primero de expandirnos desde nosotras, desde nuestra conciencia y conocimiento, para ofrecerle algo a la sociedad, y desde allí tratamos de que a las personas trans se nos respete por lo que somos.

Para mí en esta etapa de mi vida es muy importante ayudar a las personas, a las mujeres, porque he tenido en mi familia hechos de violencia que de a poco fui superando.

Considero que las personas trans debemos formar alianza con otras identidades femeninas, porque si bien el patriarcado nos afecta a todas, especialmente nos afecta a las personas trans, que estamos en el último escalón de las personas más vulneradas. Estas alianzas son muy importantes porque nos ayudan a entendernos entre nosotras, a entender a la mujer, a la trans y a la que no se considera mujer ni trans.

Las personas trans son marginadas o son famosas, pero no hay como una visibilidad plena de nosotras. Es muy fuerte lo que está pasando. Si bien Resistencia es una ciudad bastante progre, hay algunas estructuras muy fuertes todavía, que estamos desarticulando a través del activismo. Pienso que estamos en una etapa de grandes cambios donde es necesario visibilizarnos, buscar alianzas, practicar la sororidad no solamente con las mujeres y con las trans sino con todos, para tratar de salir adelante de esta situación horrible que estamos pasando. Al ver que una se anima a denunciar la violencia, los crímenes disciplinadores, la que está cohibida o con miedo también va a salir a denunciar. Aunque le moleste al patriarcado, al macho golpeador que comete los crímenes disciplinadores.