Producción: Natalí Risso

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Construir las bases

Por Pablo Dragún (*) y Daniela Rozenbaum (**)

En un 2022 desafiante, transformar la recuperación en crecimiento es uno de los ejes prioritarios de la agenda productiva. Una agenda que presenta múltiples desafíos y dilemas para las industrias de todos los sectores.

El año pasado marcó un punto de inflexión para la actividad industrial: el primero con crecimiento luego de tres años de contracción. Las cifras del Índice de Producción Industrial del CEU-UIA relevaron un crecimiento del 15,4 por ciento para la producción. Una suba que tuvo como punta de partida los niveles muy bajos registrados luego de la crisis macroeconómica de 2018-2019 y de la pandemia en 2020. La comparativa con los niveles de prepandemia muestra un incremento de la producción de 7 por ciento.

En los primeros meses de 2022, este proceso enfrenta dilemas y desafíos importantes. Uno de ellos, el aumento generalizado de costos. La dinámica de la pandemia y el actual conflicto bélico en Ucrania presentan tensiones en las cadenas de suministro y de logística internacional –que se agravan con la escasez de containers–. Los costos del transporte a escala global se multiplicaron en dólares y alcanzaron valores superiores a los de la prepandemia.

La inversión es otra de las dimensiones claves para potenciar en función de los desafíos y dilemas de Argentina. Un dato para tomar en cuenta es que la motivación de las inversiones registradas durante este período fue la oportunidad de corto plazo, en tanto que estrategia de cobertura. Actualmente, la inversión se ubica en niveles bajos en términos históricos e internacionales –alrededor del 17 por ciento, lejos de la media de 25 por ciento–.

Otro factor a tener en cuenta es que el aumento de la producción se trasladó sólo parcialmente al mercado de trabajo. El empleo industrial registró un incremento de 2,5 por ciento interanual (+27 mil trabajadores) durante el 2021. Pero si se compara con el 2019, la cantidad de asalariados en la industria apenas se incrementó en un 0,3 por ciento (+3,6 mil trabajadores). Tomando una perspectiva histórica reciente, el empleo se encuentra un 12,1 por ciento por debajo del máximo de 2013: 153,5 mil puestos menos. Inversión productiva y generación de empleo son dos pilares fundamentales para que la recuperación cobre fisonomía de crecimiento.

“Propuestas UIA para un desarrollo productivo federal, sustentable e inclusivo” es el documento que la Unión Industrial Argentina presentó a fines de marzo y que aborda de manera integral cuestiones como la inversión y la generación de empleo. El trabajo se articula alrededor de tres dimensiones: un conjunto de iniciativas parlamentarias para impulsar la inversión, el empleo, el entramado industrial y las exportaciones en el corto plazo; el desarrollo federal basado en las economías regionales y la infraestructura económica –transporte, logística, energía, agua y telecomunicaciones–; y más de cien medidas para impulsar la productividad y la competitividad en términos estructurales.

En materia de competitividad y productividad, la agenda condensa desafíos que hacen al potencial del sector en relación al mercado interno y a las exportaciones. Debemos transitar un largo camino para alcanzar a aquellos países que se encuentran en la cima tecnológica. Contamos con numerosos activos para seguir avanzando en lo que refiere a Industria 4.0: un amplio entramado industrial, un sistema educativo de alta calidad y un sólido sistema científico y tecnológico nacional. Se trata de pilares clave para promover la adopción y la creación de tecnologías aplicadas al proceso productivo.

Muchos de los desafíos que el país está encarando encuentran en la industria un aporte para construir las bases de un proceso que transforme la recuperación en un crecimiento sustentable y sostenible en el tiempo

(*) Director del Centro de Estudios UIA.

(**) Gerenta de Estudios Económicos del Centro de Estudios UIA.

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El impulso de la metalurgia

Por Sebastián Kossacoff (***) y Tomás Canosa (****)

La actividad metalúrgica fue el año pasado uno de los motores de la actividad industrial y creció por encima de las proyecciones más optimistas. En los primeros meses de este 2022 el sector continúa con una tendencia positiva, creciendo en torno al 2 por ciento interanual, según el relevamiento mensual que se realiza desde ADIMRA. Sin embargo, son varios los interrogantes que se presentan al momento de analizar si la producción metalúrgica volverá a ocupar un rol central dentro del desempeño industrial de nuestro país. Repasemos algunas claves.

El acceso al financiamiento a tasas competitivas es una herramienta indispensable para que el sector continúe creciendo y desarrollándose. Por un lado, las empresas necesitan líneas competitivas tanto para atender sus necesidades de capital de trabajo como para llevar adelante nuevas inversiones que permitan incrementar su capacidad productiva. Por el otro, la experiencia demuestra que contar con instrumentos de financiación específicos para la adquisición de maquinarias y equipos producidos localmente tiene un impacto directo en el desempeño sectorial. Un ejemplo claro de ello es lo ocurrido el mes pasado en Expoagro donde se batieron récord en términos de operaciones comerciales en el sector de maquinaria agrícola.

El análisis que se realiza mensualmente desde ADIMRA sobre financiamiento PyME refleja que el crédito a PyMEs alcanzó el 53 por ciento del financiamiento total en pesos a empresas. De esta forma, el stock de crédito PyME en términos reales se mantiene 18 por ciento por encima del promedio de 2021 y 39 por ciento superior al de 2020. Si bien en el acuerdo con el FMI se apunta a lograr una tasa de interés real positiva, es clave que las empresas puedan acceder a tasas que sean compatibles con la producción y se cuenten con líneas y programas específicos. El nivel de acceso al crédito en Argentina es menor al de otros países de la región que tienen economías más pequeñas y por eso todavía es mucho lo que falta. En este escenario, es clave modernizar y potenciar nuestro mercado de capitales, avanzar con la articulación tanto con bancos públicos y privados, como los nuevos actores del ecosistema Fintech, que en algunos casos son capaces de llegar a segmentos donde los bancos tradicionales no lo consiguen.

El acceso a las divisas para financiar la adquisición de bienes intermedios que no se fabrican en el país es otra de las claves que influenciará en el desempeño del sector en 2022. Dado que uno de los pilares del acuerdo con el FMI apunta a fortalecer las reservas, la clave y el desafío pasa por la capacidad para robustecerlas y al mismo tiempo impulsar una política que quirúrgicamente evite que, por ejemplo, se demoren proyectos de inversión claves para los cuales se requieren importar insumos. En un contexto de administración como el actual, se requiere que cada dólar utilizado tenga el máximo impacto posible para nuestro desarrollo productivo, por lo que deben evitarse incentivos que terminen indirectamente favoreciendo la adquisición desde el exterior de bienes de capital terminados cuya fabricación nacional es posible si se cuentan con los insumos requeridos

La historia económica de las últimas décadas refleja la importancia de la política sectorial, pero para ello es condición necesaria contar con una macroeconomía estable donde se eviten bruscos saltos cambiarios y períodos de elevada inflación. Recientemente, un estudio de la UBA publicado por el economista Lucas Terranova, refleja cómo evolucionó la productividad de la industria en general y del sector de maquinaria y equipos en particular en los últimos 70 años. A pesar del incremento agregado que experimentó la productividad en las últimas siete décadas y los exitosos casos que cuenta el sector metalúrgico, como puede ser, por ejemplo, el de una empresa que logró multiplicar por 10 la productividad al hacer las termocuplas (dispositivos que se utilizan en las cocinas y calefones), todavía hay un largo camino por recorrer.

Los desafíos por delante vinculados al crecimiento de la industria son múltiples y complejos. Es por ello que se requiere una moderna e inteligente vinculación entre el sector público, el productivo, el sistema científico-tecnológico y la sociedad civil para trazar una agenda colectiva que permita mitigar las múltiples urgencias de corto plazo (variaciones en las tasas de interés, acceso a energía, etc.) que afrontamos sin perder la oportunidad de concentrarse en aquellas transformaciones de mediano plazo que permitirán mejorar genuinamente la competitividad de un sector que siempre será protagonista en todo proceso de desarrollo socioeconómico equitativo y sustentable.

(***) Economista- Director Ejecutivo ADIMRA)

(****) Economista- Director Estudios Económicos ADIMRA)